La grandeza del venezolano en estas fechas…
Las fechas de la celebración de lo que,
exactamente,
no somos
Y de celebración de lo que, menos que menos, queremos ser…
Porque incluso antes de ser, previo incluso a lo que quisiésemos ser,
nuestros deseos, mejor dicho, nuestros apetitos ansían
dejar de ser...
queremos ser "otros"….
Sí, "otros"… nunca “nosotros”...
Ser otros, y desde luego en otro lugar: allá arriba,
allí arriba,
“Coronando...”
Sólo nos sentimos generosos imaginando esa cumbre,
esa cumbre gloriosa, sintiendo el soplo divino del triunfo...
entonces al fin, con masturbación pública y solemne, procederíamos a derramar nuestra “abundancia”.
No importa que abundancia, no importa cómo llegó ni como vino
(y menos aún importaría que se llegase a saber que…)
Abundancia y Generosidad son opuestas.
Nimiedad…
¡Brindemos!
¡Es en la cumbre donde nos debemos ver!
¡es más! desde la cumbre hasta podríamos atrevernos,
-creyéndonos al fin con valor-
a echar esa mirada tiesamente evitada, sobre lo que no queremos saber
sería la primera vez que, realmente, escogiésemos mirar…
e ipso facto, sería la primera vez que, escogiésemos callar…
mostrando ese “silencio de perdedores” que sólo ocurre en los que al fin entienden…
¡PERO TRANQUILOS!
¡NO SE ENROLLEN!
Pues la chinita, las gaitas, la navidad, las parrandas, las hallacas, los espíritus, los san benitos, el fin de año, los cohetones, los reyes magos, la caña, las rumbas, los culos y los ratones…
Evitaran cualquier posibilidad de silencio…
Evitaran que nos sintamos perdedores…
Si a un microbio se le pudiese preguntar qué opina de todo esto,
diría que somos unos enanos…
@FBoccanera
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