Mis reflexiones ante el 19 de abril
(19A) de 2017, expuestas con la mayor simpleza posible.
El universo opositor acudirá a las manifestaciones del 19A
con dos agendas distintas, la de la clase política y la de la gente, para
ponerlo simple: la oposición saldrá dividida.
(aunque una de sus divisiones, no es oposición)
¿El régimen afrontará el 19A igual de dividido? aquí lo
importante no es su división política sino militar ¿existe la posibilidad de
fractura en el seno de la Fuerza Armada?
Para el régimen, el 19A será una operación militar y lo está
anunciando en términos militares inequívocos desde hace días, de esto no se
puede tener la menor duda e incluyan en esto el despliegue agitatorio de los
últimos días, más distractivo que intimidatorio, el cual no preanuncia
necesariamente un baño de sangre, a no ser que el estado de conmoción interior
y la suspensión de garantías constitucionales hayan sido prefijados como objetivos
tácticos de la jornada.
La eventual caída de Maduro, se las dejo como juego de mesa anti-educativo
para niños entre 3 y 5 años, Maduro no tiene importancia, es un mascarón de
proa.
La caída de Maduro en las actuales circunstancias no sería otra
cosa que un relevo en el mando civil operado por el poder militar, si Maduro
cae sin fractura de la Fuerza Armada no estará ocurriendo otra cosa que un
reacomodo por cirugía, y no por terremoto. El que se fue no hace falta,
cantarán algunos.
En el supuesto negado de la caída de Maduro con fractura de
la Fuerza Armada, se abrirían las compuertas que darán paso a un conflicto
civil, cuya inestabilidad podría durar años, desde luego, ningún militar se
lanzará por allí, desde luego, la comunidad de tutores y garantes internacionales
no permitirá eso, pues todos absolutamente todos desean la estabilidad para el
país negocio, para el país lavadora.
Se pretende con el 19A forzar o incluso hacer caer a un
régimen militar que es un conjunto militar/miliciano/delincuencial/terrorista
que va más allá de los cuarteles, porque no se trata de la Fuerza Armada, sino
de varias "fuerzas armadas". La pretensión contará con "fuerzas
de liberación" en la calle, fuerzas desorganizadas, desarmadas y
divididas, renunciando escrupulosamente a cualquier efecto sorpresa en el
espacio/tiempo. Sun Tzu no podría calificar esto de suicidio, porque la meada
de risa no le dejaría.
Si la pretensión del 19A es “presionar”, sepan que a este
régimen militar solo se le podría presionar rompiendo su monopolio de ganancia
sobre el caos, misión imposible mientras el promotor del caos sea el mismo
Estado.
De todos modos, la verdadera presión que se busca, la única
que cabe en los cálculos de la clase política, es pura y simple táctica de
pre-negociación, tutelada internacionalmente, la cual procederá en tiempos y
ritmos diplomáticos.
Dejo a la conciencia individual de cada uno, el participar
de esta escenificación, este servidor en particular no arriesgaría ni un
milímetro cúbico de sangre por nada de esto.
Si de verdad se quiere hacer algo, se debe abandonar el
impulso irresistible de la idiotez colectiva.
Lo que hace falta es un pacto contra el poder y sus
asociados, que sea:
·
Insurreccional
·
Clandestino
·
Impredecible
·
Atemporal
·
Antifrágil
Esto requiere seriedad, requiere discreción, requiere
tiempo, y un verdadero esfuerzo de comunicación, coordinación y sincronización,
hacia la resistencia organizada.
Esto requiere una junta, que coordine entre la resistencia,
la desobediencia ciudadana, poderes alternos civiles y militares activos. Una
junta que oriente y coordine una política interior, hacia lo civil y militar, y
una política exterior de alianzas que superen lo circunstancial, y rompan
cierto determinismo histórico.
Esto se puede hacer, y se llama conspiración.
Artículo publicado originalmente en la antigua página de “La
Cabilla” (lacabilla.com) el 18 de abril de 2017.
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