jueves, 31 de octubre de 2019

Sin Gramsci solo seremos accidentes



Hace 15 años estudiaba los “Cuadernos de la cárcel” de Antonio Gramsci y me sentía arqueólogo, hoy en día parece estar en boca de todos.

Gramsci con la hegemonía cultural no propone una tesis, es una constatación histórica, incluso a partir de su situación personal.

El fascismo fue un triunfo de hegemonía. Creer que solo se impuso mediante uso de violencia y miedo, es un enorme error.

Del “revival” de Gramsci algo debe quedar claro: si el poder no logra la hegemonía cultural, no es poder, es accidente temporal.

Si no proponemos el cambio de hegemonía cultural de izquierda por otra hegemonía, que no puede ser solo “de derecha”, estamos destinados a ser accidentales.

Educación, cultura, medios, los militares: el que se proponga la neutralidad ideológica en estos asuntos, es un tonto útil.

He llegado al punto de considerar indispensable el estudio de Antonio Gramsci, para elaborar la única hoja de ruta posible en la guerra contra toda forma de izquierda globalista: construcción ideológica, plan político y plan de poder.

Se habla del rescate de “Occidente”, ese rescate debe ser una operación de restitución de nuestra civilización, que debe ser TOTAL, debe abarcarlo “todo”, y esta operación solo podrá ser democrática si logra la hegemonía cultural, el sistema inmune contra infecciones y cánceres.

Si en algo la izquierda nos lleva una gran ventaja, es en la completa asimilación de Gramsci y en una clarísima convicción que otorga a la hegemonía cultural, no solo el título de instrumento príncipe del poder: ellos saben que esa hegemonía ES EL PODER.

Gramsci como “mega-influencer” actualísimo: le tocó escribir sobre cuadernos escolares, aislado en su celda, discutiendo con obtusos compañeros. Algunas veces pienso que se trata de un proceso indispensable.

miércoles, 23 de octubre de 2019

El Foro de Sao Paulo: ¿qué es?



Como consecuencia de las convulsiones que se están presentando en países como Ecuador, Chile, Bolivia, el clero mediático de (de)formación de opinión pública, menciona con frecuencia al Foro de Sao Paulo (FSP) como factor importante, incluso como el factor fundamental.

Mucho se habla del “Foro de Sao Paulo”, pero ¿qué es?, ¿qué hace? ¿cómo actúa? consulte ante todo con su analisiado o “influencer” de confianza.

Una pista: no es una “organización política”.

El FSP no es una “internacional socialista”, su función es análoga a lo que fue la Logia P2, una logia masónica degenerada que conectaba poderes civiles y militares del Estado italiano con poderes privados, legales y criminales (banca, empresas, mafia) nacionales e internacionales.

El FSP es por lo tanto un sistema de poder, que coordina poderes, recluta operadores, organiza operaciones y lo más importante: se ocupa de encontrar y canalizar financiamiento. Lo de “organización política” es una fachada. Para la P2 la fachada era de “logia masónica”.

El FSP al igual que la P2 ofrece un servicio muy importante: organiza y canaliza financiamiento para operaciones de desestabilización y minado del ordenamiento político establecido, que siempre incluyen la alteración terrorista del orden público: “la estrategia de la tensión”.

La Logia P2 tenía un plan nacional para cambiar al Estado italiano y sus instituciones, cambiar su orientación y reemplazar la clase política, se llamaba “Plan de Renacimiento Democrático”. El FSP tiene sus planes para cada nación y el plan hemisférico “Patria Grande”.

Volviendo al servicio de financiamiento ofrecido por la logia P2, el mismo podía pescar recursos de cualquier fuente legal o ilegal, nacional o internacional, y empaquetar estas operaciones incluso con apariencia legal, lo mismo hace el Foro de Sao Paulo.

El Foro de Sao Paulo es un sistema de poder (como la Mafia o las altas finanzas) cuyo objetivo es colonizar Estados mediante el uso de clases políticas convertidas en casta (lumpen) que son subalternas al sistema. La consecuencia es siempre la misma: la privatización del Estado.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Sobre Caos, Complejidad y Ecuador


Artículo dedicado al amigo Rafael Mena, venezolano residente en Ecuador.

Estimado @RafaelMena1970, el caos desde hace mucho mucho tiempo, es un instrumento del poder y lo usa tanto el poder establecido como el poder aspirante, y tiene muchas variantes.

Desde hace un tiempo, al caos promovido por el comunismo versátil se le llama de muchas formas, p.ej. "Caracazo", cuando lo promueve el globalismo capitalista, la opinión pública internacional (de izquierda) lo llama "Primaveras".

Y no es solo el caos de revueltas en la calle, el poder aplica también la estrategia de la tensión: promueve guerrillas, terrorismo, pandillas, y los deja actuar a conveniencia. El caos también se puede manifestar como crisis financieras, en fin, la lista es larga.

Además, cuando el poder se asocia con crimen organizado, o sea, mafia, lavado, narcotráfico, altas finanzas, etc., mejor ni te digo lo que puede hacer y deshacer, a la sombra de Estados que no necesariamente son del “tercer mundo”.

Existe también un caos predeterminado, por diseño geopolítico. Cuando los ingleses diseñaron Irak, diseñaron un país con árabes, chiitas, kurdos y turcomanos, un país destinado a la división y al caos, o sea, la “colonia perfecta”.

En vista del dominio del armamentismo como industria de primer orden, indispensable para la “innovación tecnológica”, en EE.UU., Rusia, China, Francia, etc., no hace falta tener mucha imaginación, para completar el cuadro.

Cuadro al que se le debe agregar que un país con recursos naturales, sean renovables o mineros, es más conveniente en la medida que sea inestable, corrupto, quebrado y con población sumida en la precariedad.

Latinoamérica, por un diseño que sería largo explicar aquí, esta predestinada a ser vulnerable al caos, en los EE.UU. esa fragmentación no se pudo lograr, otra historia que sería largo explicar. Homogeneidad y heterogeneidad cultural, exigen tratamientos coloniales opuestos.

Por último, es importante estar claros que en las dos “agendas” de dominación, comunismo versátil y globalismo capitalista, la izquierda aporta la clase política, en el globalismo es una izquierda “indefinida”, “arcoíris”, capaz de defender cualquier cosa menos a los trabajadores y en el comunismo versátil es una izquierda de modelo “chavista”, “antifascista”, igualmente difícil de definir con claridad. [1]

Estas dos "agendas" pueden actuar en líneas paralelas (facciones del partido demócrata USA) o convergentes (España, PSOE + PODEMOS), pero en el caso latinoamericano pueden chocar, en Ecuador chocan: Rafael Correa es comunista versátil, Lenín Moreno es un socialista globalista.

En Venezuela el chavismo es comunismo versátil, la “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD) es izquierda globalizada. Por una especificidad rentista “pelean” por pactar un consenso de repartición. La administración Trump (soberanista conservadora) está consciente de esta limitación (lo explico aquí). [2]

Espero haberte dado una idea sobre “complejidad”. 

[1] Aquí la definición no es fácil, la izquierda globalista tiene sus modelos: partido demócrata USA (facción Clinton-Obama), el PSOE, el PD italiano, los partidos pertenecientes a la “internacional socialista”, etc. Se trata de un centroizquierda que ha entrado en comunión perfecta con el capitalismo transnacional de las grandes finanzas y los grandes capitales, y sus bancos, empresas, corporaciones, comisiones, convenciones y organismos multilaterales como la Unión Europea.

La izquierda del comunismo versátil es igualmente difícil de definir, porque en ella convergen el castrismo, su variante rentista denominada chavismo, el lulismo, el sandinismo, el kirchnerismo, etc., con expresiones en los EE.UU. en la facción claramente socialista del Partido Demócrata (Sanders, Ocasio-Cortez), y en Europa con partidos como PODEMOS en España y DIE LINKE en Alemania.