jueves, 5 de diciembre de 2019

Trump nos abandonó, él nos mintió, no era verdad (La Farsa, episodio 9)



El pasado 2 de diciembre, el Secretario de Estado Mike Pompeo aclaró ante el auditorio de la Universidad de Louisville, en Kentucky, que su país no planea una intervención militar en Venezuela.

“Hemos aprendido por la historia que los riesgos de usar la fuerza militar son significativos, por lo que hemos trabajado para privar a Maduro y a sus compinches de los ingresos del petróleo que deberían ser para el pueblo venezolano”

La reacción de muchos venezolanos no se hizo esperar.

“Trump se hartó, nos abandonó, no habrá intervención”, esto significa que Donald Trump “no es confiable”, no es “amigo”, algunos afirman que “se cansó de nosotros” otros dirán que es un traidor, ahora bien ¿a quién interesa esta situación? Sin duda a los que promovieron en medios y redes sociales la hipótesis de una intervención armada, hay que decir que algunos lo hicieron de buena fe, ingenuamente, movidos por una esperanza legítima, pero otros lo hicieron con una intención siniestra, para frustrar, agotar, romper, moler y así poder volver a amasar, y aquí pueden poner tanto a chavistas como opositores, incluyendo chavistas disfrazados de opositores y viceversa.

Cierto es que la administración Trump con su “todas las opciones están sobre la mesa” se ocupó de ventilar la hipótesis de fuerza para generar presión ¿dónde? en el imaginario colectivo y en los operadores políticos sin duda, pero siempre se trató de retórica, y para llegar a esta conclusión bastaba con estudiar al personaje Donald Trump como tal, su oferta programática, su política exterior, su no dependencia de operaciones de policía internacional o de “operaciones de prestigio”, porque su adhesión electoral no depende de eso.

Bastaba también con estudiar la historia de las intervenciones de EE.UU. en el continente, sobre todo durante la guerra fría, para entender que factores como fuerzas armadas y “son of a bitch” anticomunistas son especies extintas, en fin, bastaba con entender que una intervención armada era forzosamente una operación a gran escala, que no se podía emprender sin cooperación regional y anuencia internacional, y que situaciones delicadas en el vecindario impiden e impedirán por un buen tiempo, que se pueda obtener siquiera algún consenso previo, con o sin TIAR.

¿Vieron lo que está pasando en Colombia? ¿podía el gobierno de Iván Duque comprometerse y desplegarse en una operación semejante sin asegurar antes su retaguardia, comenzando por la misma Bogotá? Sabiendo que el “Estado FARC” no solo es Estado paralelo en Colombia, sino que es también una organización binacional, trinacional, multinacional, sin fronteras, recuerden que el Foro de Sao Paulo tiene como tríada fundadora a Fidel Castro, Luiz Inácio Lula da Silva y las FARC.

¿Podía el gobierno de Jair Bolsonaro armar una expedición punitiva, comprometido como está en una guerra política interna que será sin tregua, donde sus enemigos no descansarán hasta sabotear su obra de gobierno y comprometer la gobernabilidad?

Apenas ahora está iniciando la tarea de construcción de un partido, de una organización, de un ejército político y social para dar la batalla, y todo esto era predecible porque Bolsonaro llega al poder con una amplia base social pero con una plataforma política mínima y endeble, insuficiente para proporcionar “piso”.

¿Acaso no se sabe desde hace un siglo, que a los políticos suramericanos la hipótesis de una intervención armada de los EE.UU. es algo que nunca podrán tragar, mucho menos digerir, que esto sería crear un precedente que ningún latinoamericano socialistoide (80-90% de la clase política) podría admitir?

A no ser que se construyan los lazos y engranajes atemporales de una gran alianza panamericana anticomunista, una historia que de paso es de repetidos fracasos históricos, a la cual se le debe sumar una contracción en las últimas décadas, de la influencia de los EE.UU. en el mismo continente.

¿Investigar y explicar todo esto era demasiado trabajo? de ninguna manera, lo que pasa es que a muy pocos interesa informar y orientar debidamente, con responsabilidad, con respeto. Ningún manipulador o traficante de esperanza echaría a perder una operación mediáticamente rentable, desde influencers en ascenso en las redes sociales hasta medios “mainstream”. Esto fue una fiesta y seguirá siendo una fiesta porque muchos no se rendirán: importa más la reputación que el deber de rectificar y formar.

Esto del “abandono de Trump” es la última de una larga serie de operaciones de manipulación y distracción, promovidas desde un complejo aparato de formación de opinión pública en donde régimen y oposición juegan codo a codo, y la honestidad no es lo que abunda precisamente, aquí les dejo una lista que no pretende ser completa:

1. “Maduro es malo, es el traidor del legado de Chávez, con Chávez no hubiese pasado esto, saquemos a Maduro y todo resuelto”.

Esta estrategia que busca la “re-seducción” en la masa para peronizar la política venezolana hacia diversas modalidades de “chavismo democrático”, ha sido copiosamente tratada por este servidor en varios artículos precedentes.

2. “Guaidó se dejó acorralar por un entorno de malhechores, Guaidó está rodeado, cayó en una trampa, perdió el tren, está caído, lo que pasa es que le presta oído a quien no debe, Guaidó debe alejarse de mengano o zutano, ¡GUAIDÓ DEBE GOBERNAR!”.

Como si Juan Guaidó tuviese algún poder “ejecutivo”, tuviese independencia, tuviese determinación. Guaidó siempre fue un perro pastor, mejor dicho, el perro de un pastor (Leopoldo López) que a su vez es siervo de un señor feudal (Sistema de poder Cisneros), los borregos mareados somos nosotros. Mareados porque Guaidó no nos hizo caso, fue secuestrado y también es traidor, todo a la vez, es el uso del todo y lo contrario de todo para crear disociación, de hecho se trabajó mucho en la opinión pública para crear algo totalmente alejado de la realidad, ahora bien ¿a quién convenía esta permanente confusión de opinión?

3. “En la Asamblea Nacional hay diputados “nuestros” que son corruptos, esto es “algo nunca visto”, mientras no eliminemos la corrupción no se podrá hacer nada, Calderón Berti (el “admirador” de Julio Borges) debería ser candidato presidencial, pero aquí el problema es Maduro, saquémoslo como sea y santo remedio”.

La nueva cruzada mediática contra la corrupción, es como un edificio en llamas, pero el fuego en cada apartamento es culpa de alguien distinto.

Esta alharaca distractiva sobre corrupción opositora (una raya más en una manada de tigres) pueden apostar que no amainará, y no por una conjunción de pulsiones moralistas, se trata de un festín mediáticamente provechoso, muy provechoso...

Faltaría más, resurge la sempiterna discusión sobre como combatir la corrupción, confieso que es difícil sustraerse a ese debate, hacerle seguimiento es comprender muchas cosas, sobre todo acerca de las bases culturales de la corrupción, de como es metabolizada en la sociedad, hasta la tolerancia, hasta la adicción. Se comprende también que muchos posibles remedios, que atañen lo estructural, los comparto, pero también debería comprenderse que este cambio estructural nunca podrá ser “pacífico” ni “desde dentro”, porque se trata de arrasar con todo un ecosistema.

En Australia no existían los mamíferos placentarios, solo marsupiales, existía un lobo marsupial y un tigre marsupial, hasta un tigre dientes de sable marsupial.

Si no se cambia el ecosistema, los nichos ecológicos siempre serán ocupados por los mismos "modelos", una y otra vez.

Pero no, esa no es la solución, la solución es ésta: Humberto Calderón Berti, o alguien “cómo el”, en otras palabras, busquemos “políticos honestos” (no importa que después se muestren sorprendidos y escandalizados al “descubrir” que el fanguito en la suela de sus zapatos de firma, viene de un pantanal que se pierde en el horizonte, no importa, “necesitamos gente así”).

4. Los diálogos, los dichosos diálogos, “los diálogos son para ganar tiempo, no deben ocurrir o deben hacerse de otra forma, deben ser discretos, deben ser públicos, no se puede negociar lo innegociable, los diálogos deben ser sin condiciones”

O sea, diálogo no pero sí, diálogo sí pero no, mientras tanto, no se termina de tomar conciencia del hecho importante: régimen y oposición nunca han cesado de conversar, dialogar, negociar y acordar, dentro y fuera del país, lo vienen haciendo en forma ininterrumpida por lo menos desde el 2005 (aunque cualquier fecha podría valer, porque la relación rentismo-consenso es de naturaleza constituyente y no puede determinar otra cosa que un ambiente de pactos de repartición constantes).

Y lo peor, es que no se trata de una “negociación con secuestradores”, es ENTRE secuestradores: aquí lo que se está negociando es nuestra entrega a unos nuevos secuestradores.

Sin información no hay democracia

La materia prima de la democracia es la información, porque disponer de información de calidad, hecha con honestidad, incluso desde medios ideologizados o partidizados pero con honestidad, es indispensable para poder “escoger”, y es indispensable también para poder “deliberar”.

¿Saben una cosa? desinformar, deformar, emitir información tendenciosa, informar superficialmente, espasmódicamente, circunstancialmente, exponiendo fragmentos pero nunca “the big picture”, sin nunca profundizar sin nunca hilar sin nunca orientar, sin buscar la activación del pensamiento sin buscar la transmisión de conocimiento útil, impidiendo la formación de una “sabiduría”, eso también es corrupción.

Es la cobija.

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