Una vez más, el tema príncipe del poder en Venezuela se escurre de la discusión pública, sin siquiera humedecer el entendimiento.
Sobre la persecución emprendida por el Estado chavista
contra la corrupción en Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), hecho real en
cuanto a persecución, en cuanto a corrupción, y en donde no hay simulación ni
teatro en su descarnada ejecución, de todos modos se está perdiendo del foco de
la opinión pública lo más importante, y es que esta “razzia” surge como
consecuencia de la entrega de PDVSA a los militares.
¿Se trata de una “purga”? lo es en cuanto consecuencia y no
causa. La “causa número uno” es “PDVSA para los militares”, el desalojo de lo
civil por parte de lo militar en el corazón del Estado rentista, lo cual arroja
como primera consecuencia que los desalojados del feudo serán aventados
inmisericordemente, a la jauría de la permanente guerra entre mafias (civiles).
El “timing” de la operación es platealmente oportuno, ocurre
después de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, ocurre en
coincidencia con el “diálogo” en República Dominicana, donde punto importante
por parte del Estado chavista son las sanciones internacionales, un mensaje
directo a EE.UU. y la Unión Europea -en donde a la oposición graciosamente se
le hace ver como “receptora” de este pedido- y es algo que también ocurre en
sincronía con la apertura del camino electoral presidencial, en fin, todo
ocurre en medio de una coyuntura en donde se definirán todos los roles y
papeles a cumplir en los próximos años.
(Coyuntura definitoria en donde la “novedad” es el
afloramiento protagonístico de España, en plan moderador de las calenturas
opositoras, presta a actuar como factor promotor de estabilidad y
gobernabilidad, determinación ya expuesta en los firmes balbuceos de Antonio
Ledezma, y claramente remachada por la reciente visita de Adolfo Suárez, un
“transicionista” por genética).
Y no, no hay “varios grupos de poder” como machaconamente se
pregona en los medios del statu quo, hay uno solo en el poder y es la fuerza
armada, del cual las facciones civiles son mafias asociadas en tensión y
disputa permanente por la repartición de negocios y territorios, como siempre
ocurre en estos casos.
Nicolás Maduro ejecuta una tarea de ruptura y transición,
para la cual fue ungido con gran convicción por Fidel Castro y Hugo Chávez ya
moribundos, a Maduro lo prepararon debidamente para asignarle la ejecución de
un trayecto final, y su cumplimiento en forma implacable y sin piedad, en
donde, a diferencia de Chávez, no le toca (no debe) arbitrar entre facciones
(no tiene esa facultad) ni le toca misión pastoral alguna, razón por la cual la
acumulación de fricciones, hostilidad e impopularidad lo tienen sin cuidado.
Maduro pudiera continuar o no, continuar para rematar la
tarea o, no continuar y ser usado como fusible del circuito de poder, un
fusible o un cordero sacrificial muy conveniente sobre el cual hacer recaer los
pecados, y una vez regada su sangre, poder reivindicar con alivio nacional y
global, la vuelta al “legado de Chávez”, operación de infinita utilidad para
todos, para tirios y troyanos, adentro y afuera, y que acertadamente la
estudiosa Aura Palermo la define como “re-seducción”.
Peor lo haga Maduro en cuanto a penurias infligidas y mejor
lo habrá hecho al cumplir la tarea de hacer el “trabajo sucio” de “refundir el Estado
burgués” y llevarlo al comunismo en clave “bolivariana”, creando el gran
precariado nacional necesario para su conversión en Estado comunal. Su salida
del poder entonces también será una prenda final, que representará un momento
de alivio y respiro indispensable, para consagrar al chavismo y a todo el
sistema.
En cuanto a Tareck El Aissami, del cual se habla como la
cabeza de un “grupo de poder”, se debe recordar que fue el segundo ungido por
Castro y Chávez, y sin extenderme mucho en la explicación de los poderes que
están detrás de su figura (algo del cual podrán encontrar un esbozo en el
artículo “Tareck el Trumpeado”) solo basta apuntar que, a todas luces, es él el
que lleva las tareas de bajo perfil, o por lo menos de perfil menos público,
requeridas para complementar las de Maduro. Me disculpan lo simple de la
conclusión, pero esto lo encierra todo, encierra al personaje, su “filosofía” y
su designio al lado de las sombras.
El futuro Estado chavista será un Estado comunista versátil,
un Estado suigéneris y adaptado a la constelación de particularidades de
Venezuela (como país occidental, católico, minero y rentista), un Estado en
ruta a constituirse internamente como un Estado de corporaciones y comunas, que
a su vez será un frente internacional sumamente importante para esa
multinacional comunista de la cual, el Foro de Sao Paulo es su “filial
latinoamericana”. [1]
Para cada una de estas tareas, comunal, corporativista,
geopolítica, hay grupos nacionales y foráneos trabajando, que pueden ser
identificados apropiadamente como “los protectores”, “las facciones”, “las
mafias”, “los carteles”, de los cuales se pueden identificar algunos
responsables de acuerdo con su exposición pública, pero de lo que no puede
caber la menor duda, es que no disputan ni pretenden disputarle el poder a dos
factores intocables: Cuba y la fuerza armada bolivariana.
Por eso, poco se habla de Cuba y de los militares, parece algo
increíble, pero en un discurso opositor que debería apuntar permanentemente a
denunciar quienes son los verdaderos dueños del poder, se habla demasiado poco
o nada de Cuba y de militares, de paso esto explica también hasta qué punto “el
diálogo”, es poco menos que un teatro de marionetas que se escenificará para su
entrega al público en capítulos telenovelescos, una asamblea de subalternos de
un Estado privado transnacional, en donde ni "gobierno" ni
"oposición" tienen el menor poder para cambiar nada decidido en otras
instancias.
Por cierto, por los medios y redes sociales ronda desde hace
unos días, una nueva ocurrencia fruto de la impotencia opositora para
confrontar la realidad, o de la necesidad de seguir mareando a la opinión
pública, y se trata de hacer creer que existe una supuesta estrategia de "ganancia
de tiempo" por parte del Estado chavista. Una nueva fábula opositora que
pretende denunciar que la jugada del diálogo es solo “para ganar tiempo”, fábula
que no toma en cuenta el pequeño detalle de que el tiempo solo cuenta, si el
curso de acción del poder pudiese ser interferido, desviado o detenido, por
alguna fuerza contraria o divergente.
Pero nada parecido se vislumbra en el horizonte, por ahora,
y más bien al régimen le convendría estrechar la “ventana de oportunidad”
electoral, para rematar el ciclo histórico de elecciones universales y
directas, antes de pasar a la modalidad exclusiva de elecciones indirectas y
colegiadas, que impondrá bien sea por “acto constituyente”, o por prescripción
de la nueva constitución que establecerá el Estado comunal con su nueva
“geometría del poder”.
La realidad es una y es muy distinta al disfraz que algunos persisten en vendernos contra toda evidencia, de esta realidad lo más nefasto consiste en que hemos perdido quién sabe por cuánto tiempo, la capacidad para autodeterminarnos como nación, algo que ya expuse hace unos meses, en mi artículo “Aquí ya no pintamos nada”.
La realidad es una y es muy distinta al disfraz que algunos persisten en vendernos contra toda evidencia, de esta realidad lo más nefasto consiste en que hemos perdido quién sabe por cuánto tiempo, la capacidad para autodeterminarnos como nación, algo que ya expuse hace unos meses, en mi artículo “Aquí ya no pintamos nada”.
[1] Consultar al respecto: "EL GRAN TRAPO ROJO (El Comunismo Versátil)"
Artículo publicado originalmente el 4 de diciembre de
2017 en la antigua página de “La Cabilla” (lacabilla.com).
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