En el actual conflicto el diálogo no sólo es imposible, sino que sólo podría derivar en una farsa cruel, en encubrimiento de la atrocidad, y lo que es peor, sería una entrega, una traición: esto mientras no sea removido el poder opresor y sumiso a Cuba, con el cual no puede haber interlocución alguna.
Una vez superada esta siniestra etapa de odio y destrucción, el diálogo deberá reinaugurarse -si es que alguna vez ha existido- y para que sea válido y socialmente sustentable, deberá partir de la base, deberá activarse desde abajo.
Las distintas visiones del país deberán desembocar en un proyecto de inspiración y construcción verdaderamente colectiva: sería un gravísimo error dejarle una vez más a las pseudo élites que en desgracia nos han tocado en las últimas décadas, la dirección y conducción de este proceso.
Con los medios tecnológicos actuales las verdaderas vanguardias existentes en el cuerpo social, podrían ser ubicadas y activadas en cada rincón del país, e incorporadas a una comunicación permanente, una comunicación esencialmente libre e interactiva. Las organizaciones sociales y políticas que comprendan esto a cabalidad y capten todo ese potencial, serán las primeras en haberse encaminado hacia lo que será la política en el siglo XXI, y serán las primeras en construir nuevas formas de poder, finalmente republicanas y democráticas, superando el impasse histórico de una representatividad patológicamente incautada por consensos entre el estado rentista y los poderes fácticos.
Parafraseando a Rómulo Betancourt: este país de todos deberemos hacerlo todos, sólo de esa forma será viable.
Enfrentemos primero la tarea de LA LIBERTAD, sin ella la Justicia, y la Paz, y la Vida misma, no valen nada.
Dejen la Paz al final, venciendo al mismo final…
@FBoccanera
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