viernes, 8 de noviembre de 2019

La insania de votar por el PP



El próximo domingo tendremos elecciones en España, y una sola cosa me preocupa, la votación por el Partido Popular (PP).

Para ahuyentar toda posibilidad de votar por el PP bastaría pronunciar una sola palabra: RAJOY, y si esto no surte efecto, solo se puede pensar en insania.

Si José Luis Rodríguez Zapatero fue el tumor primario, Mariano Rajoy fue la metástasis.

El PP no tiene remedio, la prueba está en que se ha negado a hacer lo urgente, lo imprescindible: un exorcismo, y si el demonio no suelta, purga.

(Si, soy infantil al pensar que un partido de corporativismo prebendario pueda hacer algo así)

Se dice que el enemigo es la izquierda, sin duda alguna es un enemigo, en todas sus vertientes: socialista (PSOE), comunista (PODEMOS) y los separatistas.

Es un enemigo, pero no es EL enemigo, el enemigo es el actual Estado español, afectado por un cáncer que no ha dejado de avanzar desde que Zapatero, el verdadero chavista español, llegó al poder.

España es buen ejemplo, de nación donde el sistema de partidos colonizó al Estado, operación promovida por poderes que buscan privatizarlo. Los partidos españoles: el nivel intermedio, meros ejecutores, todos se han vuelto empresas de "gatekeeping", espero que VOX no termine igual.

Pero un Estado como este que se ha desviado hasta volverse criminógeno, no puede existir sin una complicidad que debe establecerse a toda escala, hasta llegar a la fractalidad. El “cómplice necesario” ha resultado ser el PP (aunque a partir de Rajoy comparte la autoría material), pero esto no es suficiente, necesaria es la existencia de una sociedad de cómplices, que permee hasta abajo, hasta la base, y esto por una razón: de todos modos necesitan votos.

La utilidad del PP en este sistema finalmente atado y bien atado, consiste en que lo perfecciona al proveer la simetría bilateral que autoriza la calificación democrática, en sus términos más “correctos”.

Si España fuese un país medianamente “normal” (algunos dirían un país razonablemente “sano”) bastaría la construcción de una alianza de “las derechas” entre el PP, Ciudadanos y VOX. En Italia, un país que calificar de normal sería un buen chiste, se ha logrado con La Lega, Fratelli d'Italia y Forza Italia, pero hablamos del país de Maquiavelo (que de todos modos logró una confluencia tan inverosímil como la de Cavour con Garibaldi para unificarse como nación).

Lamentablemente, me temo que una alianza de las derechas en el sistema atado y bien atado, terminaría siendo de asimilación al sistema, porque éste cuenta con una estructura antifrágil (que crece en el caos), una estructura que se ha dividido en subestructuras que aspiran a la autonomía. Imponerse sobre esta arquitectura corporativa a un paso, o ya constituida en una federación de mafias, difícilmente se podría lograr sin potenciar todos los conflictos ya existentes, y los durmientes.

La razón de ser de la asimilación al sistema es la muerte de toda alternativa, ya pasó con Ciudadanos. Es la maldición del consenso, y de su siamés el electoralismo, que han descubierto que el llamado a elecciones se puede hacer con desenvoltura, es más, debería hacerse con cierta frecuencia para poder vaciar de sentido cualquier cambio que pueda producirse, es el agotamiento por repetición.

En algún momento, en algún lugar, quizás por accidente, la derecha hará “clic” y superando cierto temor natural, descubrirá que la única alternativa posible debe ser antisistema, el temor obedece a que esto implica conflicto, guerra. Por cierto, los que si quieren cambiar el sistema, fragmentándolo, ya asimilaron este designio, se han preparado, y solo esperan el momento.

Por lo tanto ese “clic” cuando ocurra, pudiese ser tardío.

Aquí la mayor irresponsabilidad de todas las dirigencias consiste en no hacernos ver que el conflicto ya se desató, que ese conflicto en estos días al fin logró la baja de Franco, proceso de resurrección del mal que comenzó con el destructor Zapatero, él desempolvó la guerra civil, y ahora Sánchez la desenterró para sancionar el fin de toda paz, y todo esto nos agarra mal, porque Rajoy nos entregó.

En estas circunstancias ¿es posible cambiar el sistema desde adentro? La experiencia no solo española, la de muchas partes, indica que la entrada al sistema implica casi siempre adaptación y neutralización, hasta llegar a la esterilización, algunos dicen que esta fatalidad se gestó desde la misma transición.

¿A VOX podría pasarle lo de Ciudadanos? El partido de Albert Rivera nació con un diseño listo para abrazar debates, negociaciones y concordatos, una arquitectura civilizada, alejada de “bajezas”, como debe ser “la derecha educada”, esa que siempre se cuadra de primera, en la fila de los tontos útiles que demonizan todo conflicto.

Lo único que podría alterar este determinismo de régimen consensual, de civilidad y corrección como fachadas para encubrir la barbarie moderna, es un milagro: que el solo partido VOX obtuviese la mayoría, eso lo cambiaría todo, se trataría de un mandato ineludible, pero estamos hablando de una fantasía que es posible que nunca llegue a realizarse, dadas las característica del ecosistema político, y del electorado que ha logrado moldear.

Una vez más ¿Se puede cambiar al sistema desde adentro? Esta pregunta la debe responder VOX, y la debería responder todo el que vote por VOX, la apelación es colectiva y es a no engañarse.

No engañarse, y no engañar, si VOX no hace esto estaremos jodidos.

Aunque ganemos.

2 comentarios:

  1. Siempre había pensado que con instituciones fuertes, la democracia podría funcionar pero últimamente tengo la sensación de que si el país no dispone de una generación de políticos de gran capacidad, de gran cualificación, todo se va por el caño.
    Antes me parecía odioso Schumpeter pero ahora creo que tenía razón cuando insinuaba que el electorado es incapaz de establecer juicios razonables sobre política. Después de lo que pasó en Chile con los Chicago Boys y en Singapur con Lee Kuan Yew. Ya se que esto está tan solo a un paso de pensar que lo que 'el pueblo' necesita es ingenieros capaces de adoptar las decisiones técnicas correctas pero bueno... es solo una consideración.

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  2. La democracia solo puede funcionar si se establece la hegemonía cultural, esto plantea un problema previo, que es el que a menudo se soslaya.

    Si Schumpeter dijo eso, entonces me tocará sacarlo de toda lista, es demasiado ingenuo. Todo electorado es un diseño ideológico.

    Nada más infantil que creer que los técnicos pueden tomar decisiones correctas en política. Creer eso es positivismo, la ideología que desprecia la política y cree que la ciencia debe tomar su lugar. Esta doctrina ha debido quedar relegada al siglo XIX, pero cierto liberalismo adolescente y “tonto utilista” la relanza al creer que la política debe ser “políticas públicas”, los políticos deben ser “buenos gerentes” y el gobierno lo que debe promover es “calidad de vida”. Detrás de esta obra de idiotización profunda sospecho que hay un plan secreto de la izquierda, no le encuentro otra explicación.

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