Amigos visitantes y seguidores de este apartado rincón del
espacio-tiempo cibernético, donde el objetivo principal no es informar, sino
poner a pensar para evitar la atrofia de facultades mentales básicas para la
supervivencia.
Hoy les voy a hablar de los fascismos, en plural, y al
hacerlo estaré englobando tanto al fascismo italiano como el nazismo alemán,
estos movimientos tienen sus diferencias que las señalaré, pero constituyen eso
que se ha dado en llamar el fascismo, de hecho la forma correcta de clasificar
al nazismo es como nazifascismo.
Benito Mussolini, que se llamaba Benito en honor a Benito
Juárez, estadista de la revolución mexicana, Mussolini trató de construir un Estado,
un Estado convincente y contundente, en una nación que con mucha dificultad
lograba darse uno a partir de su unificación hacia solo 60 años atrás, aunque
habían transcurrido 400 años desde que Maquiavelo concibiera la necesidad de un
Estado sólido y fuerte para regir la suerte de todos los italianos, y la fórmula
que encuentra el fascismo, es la fórmula bolchevique, de superponer el partido
al Estado cerrando toda posibilidad para la democracia, que para los fascistas
no solo era una mala palabra, era el mal.
Esto significa que los italianos al fin se volverían una
sola nación no mediante la aceptación racional de un Estado unificador, algo
que no lograba excitar ninguna verdadera pasión nacional, sino a través de la adoración
a un partido capaz de proporcionar emociones fuertes, emociones plenas, incluyendo
las emociones bajas, inciviles, vulgares, que gustan tanto al pueblo, por lo
tanto la relación de los italianos con su nación no sería de afecto o estima
por sus instituciones, sino pasión desenfrenada por un partido demiurgo, y por
su chamán o mesías, aunque Mussolini tenía su título: “Il Duce”, “Duce” significa ductor, conductor.
El Estado no excitaba a nadie, pero el partido si, esa es la
clave pasional que Mussolini logra encontrar, y una vez más, no es un invento
de él, es una clave humana ancestral, que indica que el proceso de
materialización de un ideal cosmológico, se debe activar a través de su
encarnación en una persona, capaz de transmutarlo. El cristianismo antes de
Cristo era un judaísmo sectario buscando un Mesías, mientras tanto se
contentaban con profetas, pero lo buscaban, lo esperaban, porque sin cuerpo y
sangre no hay buena nueva ni redención.
Los italianos en cambio no andaban buscando ni siquiera eso,
en la Italia decepcionada, frustrada y engañada por falsas promesas, que sale
de la primera guerra mundial. Sin embargo aparece Mussolini, y de inmediato
aplica el único lenguaje capaz, en esa Italia tensamente deprimida, de espantar
al enemigo y sacudir a los amigos: el lenguaje de la violencia.
Quería hacerles esta descripción porque no se pueden
entender los fascismos sin su componente emocional, pasional, irracional, más
allá de la ideología que elijamos estamparle a esos movimientos, que promueven
como no, ideas, ideales, programas, planes y proyectos, pero que sobre todo son
magos capaces de excitar a escala nacional un sentimiento de masa que algunos
llaman primitivo, mientras que otros, con mayor precisión, lo clasifican como
propio del animal humano, y de su animalidad social, y también de su animalidad
política.
Cualquier intento de definición de los fascismos debe tomar
en cuenta este componente irracional, de fervor colectivo, y la definición
también debe incluir el otro componente irracional, la violencia, si hay algo
que caracteriza a los fascismos es la violencia pero no porque hay que usarla
porque no hay más remedio, en los fascismos la violencia es expresión de
virtud, por lo tanto si produce goce, regocijo, no está mal, la índole violenta
debe formar parte del ser fascista, que debe ser un guerrero.
Los fascismos activan un circuito emotivo en donde el líder
y la masa se necesitan mutuamente, y se identifican mutuamente, y refuerzan
este circuito psíquico más allá de la mera demagogia populista, porque más que
de un enamoramiento, un enamoramiento pasional, se debe hablar de un trance, de
un Estado hipnótico masivo, donde el líder puede llevar a la masa a su
autodestrucción, sin que la razón pueda hacer algo al respecto. En ese sentido
ese “con hambre y desempleo con Chávez me resteo”, “Con Chávez todo, sin Chávez
nada”, o ese “ahora tenemos patria”, son lemas tan fascistas como comunistas, porque
en eso no hay contradicción y ya me explicaré, pero vayamos de entrada a una
definición, para comenzar con un marco preciso.
El fascismo es absolutismo de Estado, que gobierna en forma
totalitaria a una sociedad, que debe ser militarizada tanto en sus estructuras
como en su cultura, y esta militarización por su naturaleza abarca también la
glorificación de la fuerza, la valentía, la disciplina, la disposición al
sacrificio, el espíritu de cuerpo, de un solo cuerpo colectivo sustituyendo
totalmente a todo individualismo y todo egoísmo.
Y esta militarización se extiende a la modalidad política y
económica de gobierno que aplica una doctrina, el corporativismo, transformado
por el fascismo en método para organizar, disciplinar y jerarquizar a la
sociedad en divisiones y brigadas, a las que se asignan tareas específicas para
construir una civilización de combate, y este combate debe darse en el
individuo y en la sociedad, donde el ser fascista y la sociedad fascista deben
derrotar al yo burgués y a la sociedad burguesa, y la nación entera debe
prepararse para un plan de conquista, sin límite de tiempo, de lo que debe ser
un espacio vital que le toca por historia, pero que debe reconquistarse a
través del mérito de la guerra.
Y ahora vayamos al punto importante, la otra naturaleza de
los fascismos que es la naturaleza socialista, el fascismo italiano y el
nazismo alemán fueron socialistas, a pesar de que hay ciertas semejanzas con la
derecha, sobre todo con la derecha de aquella época, la de hoy en día es otra
cosa, bien, vayamos con orden describiendo las características más notables del
fascismo…
Comencemos por el anticomunismo, los fascismos al igual que
la derecha son antiliberales, pero ojo, también el comunismo es antiliberal,
pero además el fascismo se declara “anticomunista”, aunque eso no impidió el
pacto germano-soviético de 1939, que se firmó una semana antes del estallido de
la segunda guerra mundial, ni impidió que dos investigadores italianos
descubrieran recientemente en los Archivos Nacionales de Washington, en las
minutas del Gabinete de Guerra Británico, y en los diarios de diplomáticos
italianos de la época, que al parecer la Unión Soviética y las potencias del
eje, Alemania, Italia y Japón, estuviesen, por detrás de esa escenografía que los
mostraba como visiones antagónicas del mundo, estuviesen dialogando para
conformar un bloque euroasiático para destruir al enemigo común: la sociedad liberal-burguesa
de Occidente.
Además, se sabe que Mussolini trató con Stalin, en la
intimidad, Mussolini confesaba que su modelo no era Adolf Hitler sino Josef
Stalin, y se sabe también que esa admiración también la compartía Hitler, de
hecho al ser entrevistado por Hermann Rauschning para el libro “Hitler me dijo”
declara: "Hay más cosas que nos unen al bolchevismo de las que nos separan
de él. Hay, sobre todo, sentimiento genuino y revolucionario, que está vivo en cualquier
parte de Rusia excepto donde hay Marxistas judíos. Siempre he tenido en cuenta
esta circunstancia y he dado órdenes de que los ex comunistas deben ser
admitidos en el partido de inmediato. El pequeño burgués socialdemócrata y el
jefe sindical nunca harán un nacionalsocialista, pero los comunistas siempre".
Bueno, la historia nos dice que los fascismos eran anticomunistas,
y esto es cierto a nivel público, y oficial, así que acatemos lo público y
notorio, además, no hay duda que el anticomunismo de los fascismos fue una
clave “simpática” que facilitó el ascenso al poder, pero no fue la única, y la
complejidad, aun hoy en día polémica, que rodea la llegada al poder tanto de
Mussolini como de Hitler, no es algo que abordaré en este video, así que sigamos
con otra característica, muy importante, de los fascismos…
El otro desprecio fuerte de los fascismos, el desprecio
realmente intenso, es hacia al liberalismo, y todo lo que representa el cosmos liberal,
por lo tanto, hay desprecio hacia el individualismo, la burguesía, y por
supuesto, hacia la democracia liberal y sus instituciones, para los fascistas
“liberalismo”, “individualismo”, “burguesía” y “democracia” eran malas palabras,
las usaban para burlarse, como si fuesen una descalificación.
Y en lo que concierne el rechazo hacia la “democracia” y su
diversidad política, hay desde luego una semejanza con todas las dictaduras,
incluyendo las de derecha, que practican la persecución sistemática de la
disidencia política, aunque en algunas dictaduras de derecha hay que decir que se
toleraba cierta variedad política, siempre y cuando fuese inofensiva o aliada.
Desde luego hay otras coincidencias con las dictaduras, con los autoritarismos,
incluyendo los de derecha, por ejemplo, el énfasis en imponer el orden público
y el orden interno, el orden político, pero siempre hay que recordar que esto
también pasó con
muchas dictaduras de izquierda, lo que pasa es que las dictaduras de izquierda siempre
tienden al totalitarismo, o enfilan hacia el totalitarismo, tal como pasó con
los fascismos.
Y aquí habría que recalcar algo, porque
efectivamente hay semejanza entre dictadura de derecha y régimen fascista, y es
aquí donde se debe subrayar, resaltar, una diferencia esencial, y es que los
regímenes de derecha no pueden ser totalitarios, porque se asientan sobre una
hegemonía cultural preexistente, la tradicional, y la conservan, no pretenden
transformarla, más bien intentan consolidarla y defenderla, más bien, lo que no
desean es actividad política contraria a ese cosmos, cuidado, eso no significa
que sean apolíticos o antipolíticos, pero no voy a meterme en ese tema.
Las
dictaduras de derecha consideran que la conservación se logra desactivando la política
conflictiva, el “pluralismo agonista”, y como ven en eso subversión, un
atentado contra el orden público e interno, lo combaten, por eso les viene bien
el individualismo, incluso el individualismo liberal, de dejar hacer, dejar
pasar: que cada quien se ocupe de su vida, sus asuntos, y forme su profesión, su
empresa, su hogar, su familia, sin meterse en política, de todos modos, una
dictadura de derecha no renuncia a las manifestaciones colectivas pero en ellas
el programa político además de la exaltación nacionalista, es la tradición, las
costumbres, la conservación.
Por eso los
regímenes de derecha no tienen problemas con cierta sociedad civil mientras no
haga oposición política, es lo que expliqué en un video anterior cuando
describía la diferencia entre dictadura y tiranía, en un dictadura de derecha
uno no pertenece al Estado, obedece al Estado, pero no pertenece al Estado como
es en el caso del fascismo y de otros socialismos totalitarios, en donde el
individuo debe disolverse en un colectivo, que debe depender del Estado, hasta
para pensar.
Hay
dictaduras de derecha que hasta prescindieron del partido de masas, o mejor
dicho, no lo pusieron como centro o base del régimen, lo usaron para crear una
confederación clientelar, muchas veces convertida en confederación mafiosa, por
cierto, ese un rasgo particular del chavismo, o de Chávez, que parece un rasgo
de derecha, si, el de haber usado al partido como un accesorio clientelar, pero
sin nunca convertirlo en el núcleo central del poder, MBR200, MVR quinta
república, el PSUV… pero esta es una particularidad superficial porque Chávez siempre
tuvo su partido, el partido militar, la base de su poder. Y ese partido militar
será tutor y socio del Deep State de la futura tiranía de emperador invisible,
que se constituirá en Venezuela cuando se vaya Maduro, disculpen este “off
topic”.
Bien, y para finalizar las semejanzas con la derecha, ahora
en forma general, tanto los fascismos como la derecha, apelan a una
espiritualidad superior, para el fascismo era la voluntad de recuperar la
fortaleza del imperio romano cuando era único e invicto, para el nazifascismo
hay toda una construcción cosmológica de dominio mundial del Tercer Reich, en
la derecha, esa espiritualidad es religiosa y también hay una construcción
cosmológica que es la civilización, que engloba las construcciones de la
tradición, las costumbres y el orden.
Y dicho esto, hay que decir que la principal crítica de los
fascismos contra el marxismo está en el rechazo del materialismo científico, que
realmente se extiende hacia toda la tradición racionalista, los fascistas,
especialmente Mussolini, critican que la historia solo pueda explicarse objetivamente,
mediante un proceso dialéctico ligado al modo de producción y las relaciones y
estructuras que determina. A Mussolini le fabricaron una imagen teatral de
payaso, cuando en realidad, y basta leerlo, era un intelectual muy bien
amueblado, esa idea de que el fascismo era un mazacote es propaganda. Bien,
sigamos, y vayamos, ahora sí, a la cuestión del socialismo fascista.
“El fascismo es la forma nacional del socialismo” lo afirma
categóricamente el filósofo español Gabriel Albiac, pero lo decía también
Mussolini, el socialista Mussolini que antes de ser “Il Duce” llego a ser el
director del órgano de prensa del partido socialista italiano, el diario “Avanti”,
y Mussolini es un socialista terco, tan terco que cuando lo derrocan en 1943 y
forma nuevo gobierno en el norte de Italia, en ese pedazo de país constituyó la
“república social italiana”, y Hitler, líder del partido nacional socialista
alemán, nacional socialista, que siempre se declaró, al igual que el partido
fascista, un movimiento revolucionario, Hitler en la entrevista que ya cité
antes, declaró: “mi socialismo consiste en considerar que la revolución no puede
estar nunca terminada, somos movimiento, somos la revolución perpetua”.
Y en la obra de gobierno, los fascismos son prácticamente idénticos
al socialismo reformista, no comunista, que ya les describí en un video
anterior, salvo, en la supresión de la democracia, por lo tanto, no hay
abolición de la propiedad privada, ni abolición de la economía privada, pero si
hay formas de capitalismo de Estado socialista que planifican, controlan y
dirigen la economía, que controlan la inversión, controlan el mercado, regulan
al mercado pero no lo suprimen, así como no se suprime la inversión privada.
Y vuelvo a citar a Hitler tomado siempre del mismo libro: “déjenlos
poseer tierras o fábricas tanto como les plazca. El factor decisivo es que el Estado,
a través del Partido, es supremo sobre ellos independientemente de si son
propietarios o trabajadores. Todo eso no es esencial, nuestro socialismo va
mucho más profundo. Establece una relación del individuo para el Estado, la
comunidad nacional. ¿Por qué vamos a complicarnos socializando bancos y fábricas?
Socializamos a los seres humanos”.
Y los fascismos también son ejemplarmente socialistas en
sostener un Estado social, de bienestar, un Estado asistencial en salud y
educación, con su previsión social, su sistema de pensiones, eso si, la
educación es totalitaria, ideologizada y adoctrinante, en grado sofocante. Tanto
Mussolini como Hitler inicialmente se montan sobre la hegemonía cultural
imperante, no desmontan de inmediato la tradición, Mussolini no abolió la
monarquía y pactó con la iglesia católica, recuerden que el fascismo no
promueve la lucha de clases, no promueve ninguna lucha social, son socialistas
no marxistas PERO ese respeto inicial de la tradición cambió prontamente,
porque Mussolini desea crear el hombre nuevo fascista, el “hombre colectivo”, y
Hitler es incluso más ambicioso y desea lograr “el superhombre”, restableciendo
la raza superior, la raza aria. Ambos, necesitan crear una sociedad guerrera
con una raza de guerreros, todo debe estar dispuesto para la guerra, tanto la
nacional como la internacional.
Ahora bien este fuerte acento racista y antisemita, de base más
mitológica que ideológica, es una de las diferencias entre fascismo italiano y
nazismo alemán, cuando uno consulta las tesis ideológicas del fascismo italiano
en 1932, o sea, un año antes de la llegada de los nazis al poder, uno encuentra
racismo, de todos modos incomparable con el racismo nazi, pero no hay nada
contra los judíos, aunque luego Mussolini también adoptaría las mismas leyes raciales
del nazismo en 1938, sin aplicar una política de exterminio, sino más bien la
de obligar a los judíos a emigrar a países neutrales, y esto ocurre, 16 años después de su llegada al
poder, y este es un indicio, al cual se le han dado varias interpretaciones.
Aunque y
desde luego, el que diga que las leyes raciales de Mussolini fuesen ligeras, se
equivoca feamente, por lo tanto la participación del fascismo italiano en una política
de terror social, la cual por estar dirigida solamente hacia los judíos, no
deja de ser terror de Estado, es un hecho, y quienes opinan que Mussolini por
algo se tardó 16 años en aplicar leyes raciales, yo creo que ignoran que tanto
en el socialismo fascista italiano como en el socialismo comunista soviético,
hubo gradualidades, a distintas velocidades, pero hubo transitoriedad, recuerden
que eso está previsto por el marxismo, cuando pone al comunismo como objetivo
final, de una larga ruta intermedia de transición, que es el socialismo.
Y hablando de gradualidad, de Estado
transitorio, que Mussolini se abstuviera de abolir la monarquía, puede verse
como algo que entra dentro de esta lógica, ¿Por qué Mussolini no se va de una a
la república? Primero, porque justamente vino de la monarquía la cesión de
legitimidad que será resolutiva y decisiva para el fascismo, y sobre esa cesión
de legitimidad Mussolini construye su transición, de hecho el fascismo por un
tiempo, de alguna forma juega con una simulación de la dictadura romana, necesaria
para un momento excepcional, para evitar el caos, de todos modos, la capacidad
del rey Vittorio Emanuele III de interferir, era nula de facto, por correlación
de fuerzas, y por su propia decisión personal: el rey nunca fue un obstáculo
para Mussolini.
Pero
sigamos, el fascismo, que llegó al poder 11 años antes que Hitler, se
caracteriza sobre todo por la adopción de una doctrina político-económica que
se llama corporativismo, cuyo objetivo es suprimir los conflictos entre el
capital y el trabajo imponiendo un control inflexible por parte del Estado. Por
lo tanto, hay sindicatos pero uno solo para cada categoría profesional, y lo
mismo pasa con las organizaciones empresariales, hay una por cada sector
productivo, en el fascismo, al igual que en el socialismo reformista, las clases
sociales deben colaborar a favor del colectivo nacional, de la armonía social,
solo que el pacto social no se establece por consenso sino por una imposición
dirigida por el Estado, en modo militar.
Por
cierto el corporativismo, deriva de una concepción católica que se comenzó a
teorizar y difundir a partir de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII
en 1891, en donde se aborda la cuestión social, y se enfrenta una crítica social
creciente tanto del liberalismo como del comunismo, esta encíclica será la base
de la “doctrina social de la iglesia” de la cual derivará el socialismo
cristiano y la democracia cristiana, pero también esta encíclica relanza la
idea del corporativismo, que no es una novedad, tiene su pasado sobre todo
medieval.
Y este
corporativismo propuesto por la iglesia en esa época, planteaba un modelo de
pacto social, para mediar entre una clase trabajadora a riesgo de caer seducida
por el comunismo, y una clase empresarial, liberal, que aún aplicaba un régimen
de explotación típico de la revolución industrial, con pocas o muy pocas
mejoras. Por lo tanto esta encíclica está en la base tanto del pacto social consensuado
del socialismo democrático, como del pacto social hegemónico del socialismo
fascista, el pacto del fascismo es la resolución de un Estado que lo debe
contener todo, por eso digo que el fascismo ejecuta socialismo reformista, pero
lo hace en el modo totalitario, propio del socialismo comunista.
Señores,
el corporativismo fue adoptado por igual, tanto por el catolicismo como el
fascismo, ambos, iglesia católica y fascismo, eran en ese momento
anticomunistas y antiliberales, y por lo tanto no se puede negar que ambos
compartían un componente socialista determinado por las circunstancias de esa época,
y esta es la clave política importante de los acuerdos que se dieron entre el Vaticano
y los Estados fascistas.
Ahora
bien, superado este punto vayamos a lo que fue la ejecutoria de gobierno del
régimen nazi fascista, hay corporativismo, pero lo que realmente distingue su
ejecución es que estuvo obsesivamente enfocada en crear una economía de guerra,
en forma integral, urgente, sin transición gradual, y totalmente orientada
hacia el rearme acelerado, esta es otra diferencia con el fascismo italiano que
si tuvo su orientación bélica, sobre todo para reactivar el colonialismo romano
en África, pero esta no es la nota dominante, fue importante pero no dominante,
de hecho la preparación que mostró Italia cuando entró a la segunda guerra
mundial, es ridícula, si se compara con Alemania.
En la Alemania
nazi toda la política económica, salarial, laboral, industrial está dirigida
hacia la guerra, las demandas sociales pasan a segundo plano, se prohíbe el
despido, pero se prohíbe la huelga, desde luego en una economía de guerra la
industria es crucial y Hitler la fortalece, pero siempre controlándola
férreamente, y orientándola hacia un proceso de concentración industrial que desde
luego favoreció a las grandes empresas, a la gran industria alemana le
fue bien, muy bien, pero no tenía libertad.
Ahora bien, hagamos un resumen, cuáles son los rasgos en
común de los fascismos: primero, Estado social de distribución de la riqueza
mediante distribución de bienestar, con las fallas clásicas del socialismo,
segundo, intervencionismo no solo económico pero en todos los ámbitos, por lo
tanto, atrofia estatal totalitaria, tres, corporativismo como instrumento de
pacto social y para militarizar a la sociedad.
Y hay algo que es típico de ciertos fascismos y socialismos:
es el “nacionalsindicalismo”, la instrumentación de los sindicatos, más allá del
pacto social, para crear un aparato clientelar, de mafias y pandillas dedicadas
a la extorsión, la rapiña, la delación, y el control social, en otras palabras,
dedicadas al gansterismo político, son como los colectivos chavistas pero
bastante más serios, digo esto solo para que se hagan una idea.
Por cierto al nacionalsindicalismo en España se le denomina falangismo
y está relacionado con los “sindicatos verticales” del franquismo, y en Argentina,
gracias al fascismo peronista hay tradición al respecto: son los “navajeros
peronistas” de una época y actualmente los “piqueteros”, el matón Luis D'Elía es
un típico representante moderno, actualizado, del nacionalsindicalismo fascista
del peronismo argentino.
Bueno, vayamos aterrizando, el fascismo es socialismo porque
es de izquierda, el fascista habla como socialista, camina como socialista, piensa
como socialista, huele a socialista por donde pase… el fascista es socialista
porque pertenece a la hermandad de los que rechazan al mundo y desean cambiarlo
profundamente. Señores, la derecha no rechaza al mundo, no lo desprecia, desea
conservar todo lo que tiene de bueno, y mejorar lo que se puede y deba mejorar,
pero no rechaza ni desprecia al mundo ni quiere desecharlo como lo desea la izquierda
de los socialismos tanto comunistas como fascistas.
Y es que al fin y al cabo, los
regímenes soviéticos, y de sus países satélites, comenzando por el castrista de
Cuba, y el régimen chino, incluyendo el comunismo versátil después de Mao, son
regímenes fascistas, el uso que hacían o que hacen del miedo, de la violencia y
de la propaganda y la supresión de toda libertad colectiva e individual hasta
lo más íntimo del ser humano, es fascismo, y aquí lo que habría que entender es
que el término que engloba tanto al socialismo fascista como al socialismo
comunista es totalitarismo.
Y llegado a este punto, en donde
solo se puede hablar de tiranías, las supuestas diferencias entre estos
monstruos, quedan para la discusión académica, la cual respeto, pero en
términos de lo que debemos estar claros, nosotros los ciudadanos, es que los
totalitarismos no pueden ser de derecha, porque los totalitarismos pretenden
cambiar profundamente a las sociedades y al hombre, y crear un nuevo cosmos,
por lo tanto, son lo más opuesto al conservadurismo que uno se pueda imaginar.
Y esto se puede resumir en forma aún más simple, en boca de
los fascistas y de los comunistas siempre está presente la palabra “revolución”,
palabra que nunca, nunca encontrarán en el vocabulario de la derecha.
Así que muy buen trabajo hizo la izquierda al meternos esa
estafa de que el fascismo es de derecha, y tuvo tal éxito que hasta el día de
hoy, lo común, lo usual, es asociar al fascismo con la derecha.
Ahora bien dicho esto, de todos modos hay que tratar el tema
de las objeciones, de que el fascismo no es socialismo porque no es
internacionalista y la objeción de Hannah Arendt y sus fieles, de que el
fascismo no fue totalitario.
Antes que nada tengo la impresión de que quienes razonan
así, razonan como socialistas, creo que se han dejado atrapar por una diatriba
entre socialistas, que siempre son interminables, y que tiene su larga historia
sobre todo a partir de la “Tercera Internacional Socialista”, la “Comintern”,
otra historia de pasión, intriga y suspenso, que les comenté en el video
anterior, y que una vez más no les voy a contar por razones de tiempo.
Se dice que el fascismo no es socialismo porque
supuestamente es nacionalista, o sea, no es internacionalista, pero el
nacionalismo fascista nunca significó aislacionismo ni autarquía política, el
fascismo tiene una concepción internacionalista bélica, diferente del
internacionalismo neutral o pacifista del socialismo, pero es una posición
internacionalista, ligada al “futuro y desarrollo de la humanidad” al igual que
en el socialismo, y esa posición Mussolini la expresa, con la contundencia que
lo caracterizaba, en su posición con respecto a la paz entre las naciones, y lo
voy a citar directamente: “En primer lugar, el fascismo, en lo que respecta en
general, al futuro y al desarrollo de la humanidad […] no cree en la
posibilidad o utilidad de la paz perpetua. Por lo tanto, rechaza el pacifismo
que esconde una renuncia a la lucha y la cobardía frente al sacrificio. Solo la
guerra lleva todas las energías humanas al máximo de la tensión y otorga un
sello de nobleza a los pueblos que tienen la virtud de enfrentarla”.
Y cómo negar ese internacionalismo fascista bélico cuando
Italia y Alemania, se unen en un “pacto de acero” para ir a esa guerra
internacional que, tanto para Mussolini como Hitler, era un proceso virtuoso
que otorgaba energía, fuerza y nobleza a la humanidad.
Mas bien el internacionalismo bélico del fascismo es menos
hipócrita del internacionalismo neutral y pacifista del socialismo comunista,
porque al fin y al cabo el socialismo comunista también fomentaba la guerra, la
guerra civil contra el Estado burgués dentro de cada nación ¿es que acaso la
propuesta de revolución comunista no es una guerra? ¿Preguntemos a cualquier
pueblo del mundo que haya tenido que sufrir las consecuencias del
internacionalismo pacifista del socialismo comunista, si lo que vivieron no fue
una guerra? pero el socialista comunista siempre habla de paz, usan la palabra
paz a cada rato, esa es hipocresía de propaganda…
Además yo no sé cómo se puede negar el hecho de que el
fascismo prende a nivel internacional, y se manifiesta en el surgimiento de
partidos fascistas en muchísimos países, y frente a esos movimientos, se
manifiesta una voluntad organizadora por parte del fascismo italiano, el cual
creó en 1933 los “comités de acción por la universalidad de roma”, para crear
una suerte de internacional fascista, y un año después esto se materializó en
el “congreso fascista internacional de Montreux”, Suiza, en el cual
participaron 13 organizaciones fascistas europeas, de Francia, España, Irlanda,
Portugal, Dinamarca, Holanda, etc, pero aquí lo importante, es que más allá de
esa expresión, de esa intención meditada de organización internacional, fue la
internacionalización espontánea que se manifestó en la existencia de partidos
fascistas en muchos países, y algunos de ellos fueron exitosos, y llegaron al
poder, y la mayoría de ellos fueron colaboracionistas tanto del fascismo italiano
como del nazifascismo:
En Austria, el partido “Frente Patriótico”, llegó al poder,
pero como eran nacionalistas se opusieron a la anexión alemana y los
liquidaron, recuerden que Hitler era austríaco.
En Bélgica, estaba el partido de León Degrelle, un verdadero
fascista internacional.
En Grecia el fascismo llegó al poder con el general Metaxas.
En Noruega, estaba el partido “Unión Nacional” de Quisling,
que colaboró con la invasión nazi.
En Portugal, el dictador António de Oliveira Salazar, creo
el “Estado Nuevo” que es fascista, y que duró 42 años hasta la revolución de
los claveles de 1974.
En España está, la “Falange Española” de Primo de Rivera,
que luego fue agrupada por el franquismo en el “Movimiento Nacional”.
Y en el Reino Unido, estaba la “Unión Británica de Fascistas”,
la de Mosley, en Francia estaba el “Partido Popular” que elaboró doctrina
fascista, y fue colaborador de la ocupación nazi, y en el régimen de Vichy,
participaron varios partidos y movimientos colaboracionistas, y en Yugoslavia
estaba el partido de Ante Pavelic, colaborador del fascismo y de los nazis.
Y esta proliferación fascista internacional también ocurrió
en suelo americano, donde de paso se produce uno de sus triunfos más
resonantes, en América tenemos el “Movimiento Nacionalsocialista” de Chile, la “Falange
Socialista Boliviana”, la “Falange Cubana”, “Acción Integralista” en Brasil, la
“Unión Canadiense de Fascistas”, la “Legión de Plata” en los Estados Unidos,
las “Camisas Doradas” en México, y como guinda en la torta, hay que poner al
peronismo, del cual no se puede negar su fascismo, además fue un protector sistemático
de fascistas y nazis, el peronismo es esencialmente fascista, y eso nadie lo
puede negar, pero para no alargar mucho este video, y porque necesito avanzar
hacia los temas de las agendas globalistas, voy a posponer momentáneamente el
tema del peronismo, al cual le dedicaré un video especial.
Bueno ahora vayamos con la objeción de Hannah Arendt de que
el fascismo italiano no fue totalitario, pues bien, Arendt en su obra magna “los
orígenes del totalitarismo”, considera que el fascismo italiano no fue
totalitarismo, por una serie de particularidades: no eliminó la monarquía,
pactó con la iglesia católica, pero sobre todo, no aplicó el terror ni el
exterminio de masas, y este es un veredicto al que se han opuesto verdaderos
estudiosos, estudiosos sistemáticos y profundos del fascismo como Emilio
Gentile, uno de los historiadores más importantes de este fenómeno, al cual voy
a citar varias veces cuando me vean leyendo.
Gentile, afirma y sustenta que Arendt con respecto al
fascismo italiano demuestra tener un escaso conocimiento y cierto menosprecio
de su importancia “produciendo malentendidos históricos y confusiones teóricas”,
y esto porque Arendt excluye toda una elaboración teórica del concepto de totalitarismo,
que hubo desde los años 20 hasta los años 50, que incluye a intelectuales de la
talla de Luigi Sturzo, Jacques Maritain y Raymond Aron, que nunca excluyeron al
fascismo italiano del totalitarismo.
Además Arendt limita “la esencia del totalitarismo al terror
y al exterminio masivo”, y esta definición tan limitada, adicionalmente es
objetada por otros estudiosos, como ven no se trata del solo Gentile. Por si
fuera poco, Arendt clasifica prácticamente, al fascismo como una dictadura
tradicional, lo que lleva a Gentile a sentenciar que “de hecho Arendt muestra
poco conocimiento histórico, político, institucional, social y cultural del
régimen fascista, al que dedica pocas consideraciones marginales, basadas en
datos históricos exiguos, aproximados, de segunda o tercera mano, es decir,
tomados de citas de citas, incluso sobre cuestiones de grave importancia”. El
link a estos comentarios de Emilio Gentile lo encontrarán más abajo, en el
texto descriptivo de este video, y el mismo Emilio Gentile está en varios
videos de YouTube, búsquenlo es muy interesante escucharlo.
Bueno, tengo poco que agregar a esto, a lo largo de mis
videos creo haber suministrado suficiente información y argumentación sobre el
fenómeno totalitario, y sobre los fascismos como totalitarismos íntegros,
completos.
Solo recordaré algo que parece anecdótico pero no lo es, y
es que durante el fascismo todo debía ser hacerse en modo fascista, desde la
forma de vestir hasta la forma de hablar, el fascismo, impuso la eliminación del
idioma italiano, de un pronombre personal, el “Lei”, que no solo significa
“ella”, porque también se aplica cuando no se debe tutear a alguien, pues bien,
el fascismo obliga a sustituir ese pronombre personal “Lei” por “Voi”, que es
más directo, más personal, más igualitario, porque usar el “Lei” significaba
hablar, y pensar, como un burgués.
Es impresionante como el fascismo cuidaba cada detalle para
borrar “lo burgués” del modo de ser italiano, y me van a disculpar, pero eso es
totalitarismo puro y duro, hay que recordar siempre la fórmula esencial de
Mussolini: “todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”
es la nación devenida en Estado, donde el individualismo, que para los
fascistas siempre es individualismo burgués, se convierte en algo que atenta
contra el fascismo, por lo tanto contra el Estado, ergo, la nación.
Y ahora concluyo citando a Giovanni Gentile, no es familia
del historiador, Giovanni Gentile, es el filósofo oficial de la ideología
fascista, “para el fascista, todo está en el Estado, y nada humano o espiritual
existe, mucho menos tiene valor, fuera del Estado. En este sentido, el fascismo
es totalitario”. El fascismo esencialmente es absolutismo de Estado pero no por
la gracia de Dios sino por la gracia de una “ley superior […] voluntad objetiva
que trasciende al individuo particular” y aquí estaba leyendo nuevamente a
Gentile, cuando describe al fascismo también, como una concepción “religiosa”.
Bueno, me extendí mucho describiendo a los fascismos porque
considero indispensable que se comprendan claramente. No solo porque el
fascismo hoy en día es la descalificación más popular, la que usan por igual las
tropas del comunismo versátil, y la “gente de bien”, la “gente correcta” que
apoya al globalismo, pero no es eso, hay una razón, realmente grave, y es que
los verdaderos fascistas, y nazistas, son ellos, eso lo van a entender en algún
momento, si me seguirán con los videos.
Bueno amigos, es todo por hoy, esta vez me tardé en aparecer
porque me mandé un video triple, que no podía dividirlo en partes, pero nos volveremos
a ver pronto, muy pronto… reflexionen procesen bien este video y cuídense, hasta
luego.