viernes, 10 de agosto de 2018

¡Apunten a Maduro! (El Minotauro Militar, Parte 4)



Hace cinco meses escribí un artículo que se llamaba “El negocio de la conspiración en Venezuela”, donde se describe la degeneración de la conspiración a negocio, incluso mostrándola como una tendencia histórica en la política venezolana y las fuerzas armadas.

Lo que jamás me hubiese imaginado es que derivase en operación de eliminación del objetivo máximo tan rápidamente, y saltándose de una todos los hitos de menor rentabilidad.

Por si acaso, estoy hablando del rocambolesco “atentado aéreo” contra Nicolás Maduro.

Resulta obvio que ha surgido una urgencia motivada por muchos intereses, y que esa guerra de todos los frentes en todos los frentes (PSUV vs Somos Venezuela, Luisa Ortega, PDVSA, Rafael Ramírez, Los Rodríguez vs Diosdado Cabello, los bolichicos, los bancos, los “sobrinos”, Freddy Bernal, apagones inoportunos, apagones de venganza, etc.) pareciera que necesita apurar un conflicto final de resolución y salida, de esta etapa signada por “Maduro el malo”.

El supuesto comunicado oficial de autoría y reivindicación del atentado por parte de los “soldados de franela”, el que leyó Patricia Poleo para mayor precisión, es un comunicado de militares para militares, que acaban de ejecutar una acción frente a la guardia nacional y todo el alto mando militar en tribuna de honor, si algunos creen que hay algo de civil en esto, se los diré inmediatamente: los “civiles en acción”, sobre todo los jóvenes, solo están para ser usados, expuestos, encarcelados y sacrificados dentro de esta trama.

A esta Fuerza Armada hay que infiltrarla, y es un trabajo de años que deberá ser paciente, discreto, precavido, porque su objetivo debe ser la conspiración para preparar un golpe de estado, un golpe de extirpación y terapia radical, contra todo el Estado chavista y todo el Estado rentista. Una operación mucho más compleja que solo sacar del poder a Maduro.

Una operación que al momento de su aplicación decisiva requerirá de coordinación civil-militar, coordinación internacional, un plan para la ejecución y otro muy completo para las horas posteriores, los días posteriores, y también para los años posteriores, porque del golpe deberá pasarse a una situación de pleno orden público e interno, lo cual se llevará su tiempo, y de allí embocar una transición no solo de gobierno y de régimen, sino de Estado, todo en medio de una emergencia humanitaria que atender y con “fuerzas armadas leales” [1] que, de no defenderse al momento y más bien replegarse “a la carrera” tal como lo hicieron los soldaditos de la Avenida Bolívar al desatarse el pandemonio, pues eso representaría un serio contratiempo, créanme que eso sería lo peor, pues podría representar la inauguración de un ciclo de violencia, de terrorismo y de conflicto civil, que nos podría llevar décadas erradicar, tal como pasó en Colombia y otros países.

Esto no es poca cosa, esto, si se quiere hacer en serio y no como pantomima o negocio, es algo que -faltaría más- requiere derrocar a quien detente el poder, un paso indispensable pero no el único, a no ser que lo que se busque es hacer ese solo “trabajo sucio” y entregar el poder debidamente descabezado, directamente a quienes ya lo tienen, o sea al mismo chavismo militar. En otras palabras estamos hablando de un “autogolpe”.

Para muestra un botón: el comunicado leído por Patricia Poleo es chavismo militar puro, chavismo de virtud originaria y constitucional, y si se me pide una definición más clara es “Chavismo del Samán”, ese comunicado lo hubiese podido redactar perfectamente el “general samánico” (también “shamánico”): Raúl Isaías Baduel.

Recordemos que Maduro fue ungido por Chávez, Maduro no fue escogido ni electo, fue impuesto, y fue aceptado en acto de fe y compromiso revolucionario, en cuanto ejecutor temporal de una transición que debe generar caos, descontento y aplicar medidas atroces y de alto costo, para lograr sus objetivos de crisis/ruptura histórica que deberán lograrse en un plazo que no debe ir más allá del año 2021. Cumplida esta tarea y el sacrificio que implica, Maduro se irá cargando con sus logros y culpas revolucionarias.

El que venga después de Maduro, sea quien sea, será aclamado como el que habrá superado la época del desastre y el horror, será la vuelta del legado, será la vuelta de Chávez, del chavismo originario y “democrático”, y bastará con que se supere cierta situación de desabastecimiento esencial, de supervivencia en la población más pobre, y que a la clase media precarizada se le devuelva una mínima “calidad de vida”, para lograr el entusiasmo legitimador, incluso en esa clase media “desafecta” que hasta hace no mucho, se pudo comprar fácilmente con unos dólares preferenciales para negocios, cupos en internet y viajes al exterior, es más, cargar “la carpetica” y llevarla al banco fueron símbolo/ritual de status ¡el bendito status! ¡algún simbolito de status tendrán que proveer!

¿A quién le importaría un final como este? Pues no le importaría a nadie comenzando por los países que se supone nos deberían ayudar. Solo le importaría a esa minoría siempre destinada a ser minoría en la historia, la de los que piden realmente libertad.

Ante esto, Colombia siempre estará dispuesta y más que dispuesta preparada, para atender esas necesidades transicionales, no solo como negocio sino sobre todo para liberarse también de la carga de inmigrantes y refugiados, y eso podría suceder sea quien sea el que se encuentre en el poder.

EE.UU. se contentará como siempre se ha contentado en los últimos 30 años, con estabilidad (palabra mágica), menos presión inmigratoria, un ligero, ligerísimo aumento en la incautación de drogas (el tráfico es otra cosa), y algunos tratados para salvar la cara. Estamos hablando de la nación cuyo presidente visitó La Habana hace 2 años, reconoció a Raúl Castro, reabrió las relaciones y suprimió “el bloqueo” A CAMBIO DE NADA IMPORTANTE.

¿Y la amenaza geopolítica para EE.UU.? pues para ellos, la amenaza geopolítica inmediata y en acto es la que con un descomunal dispendio construyeron en medio oriente, sobre todo en el triángulo contencioso Irán/Arabia/Israel, amenaza y urgencia geopolítica es arreglar que Siria e Irak no queden bajo la órbita del chiismo, amenaza en el sentido verdadero de la palabra es armamento nuclear en Corea e Irán, y sobre todo, la amenaza mayor es China convirtiéndose en potencia, no solo comercial.

En todo caso amenaza regional es México, él solito comandado por López Obrador puede crear todo tipo de problemas, en la frontera, en “El Norte” -esa franja que se extiende desde California hasta Texas- y lo puede hacer por el Caribe y por el Pacífico, y puede bajar hasta Centroamérica, hasta llegar a Panamá, estamos hablando del propio patio trasero. El que se encuentra “pegado de ellos”.

¿Que decidirá Trump? Pues no se trata de Trump, sea este Trump o el Trump 2.0 que logre reelegirse, porque este tipo de decisiones desde hace 60 años, al fin y al cabo las tomará el único que verdaderamente decide sobre esta materia en los EE.UU.: el complejo industrial-militar.

Bueno, volviendo al tema de Venezuela y sus libertadores, o sea al tema microscópico, se debe constatar que el negocio de la conspiración ya vemos por cual vía se decidió, y se decidió exactamente por la que lo cambiaría todo para no cambiar nada: quitar a Maduro solamente.

¿Quién se suma al negocio de la conspiración? de entrada la sociedad boliburguesa de la cual una de sus expresiones de mayor éxito, los bolichicos, se encuentra bajo persecución justo desde hace unos días (que casualidad). Esos desde luego serían los primeros interesados en sacar a Maduro para poder volver a “la normalidad”, y por ejemplo hacer ciertas cosas de “deber patrio”, como recuperar a PDVSA para lo que debe servir, que ya sabemos todos cuál es su verdadera utilidad.

¿El plan de sacar a Maduro por vía expedita tendrá éxito? el resultado por ahora no importa, porque los atentados aunque fallen, crearán presión de opinión pública, presión de decisión sobre el chavismo en general, crearán y consolidarán equipos y escuadrones recolectores de dinero que transformarán la falsa conspiración y la falsa transición, en pingüe actividad lucrativa y modo de vida para muchos grupos en Miami y Bogotá, en Lima y Madrid, y lo más importante, los atentados y sus operaciones conexas permitirán infiltrar, controlar y desplazar a la verdadera resistencia, sobre todo esa que cree que la guerra contra un Estado como el chavista, es un juego de roles que puede resolverse con un jaque al rey.

¿Y cómo queda el “gobierno de Maduro” ante todo esto? pues queda muy bien déjenme decirlo: se puede hacer pasar por víctima, puede justificar todo su discurso, podrá justificar, incluso mediante actos (leyes) constituyentes, todas sus acciones de represión y terror, podrá purgar a placer, y sobre todo se le ha servido en bandeja de plata lo que más ansían: la guerra YA, su máxima necesidad. Y si hubiese de pasar lo impensable, o sea un atentado exitoso, pues ya pudimos constatar que tanto “Delcy Eloína” como Diosdado Cabello como Tareck El Aissami y “el criticón” de Freddy Bernal, se encontraban a buen resguardo (recuerden, se trata de sacar solo a Maduro, de cambiar “lo que pide la gente a nivel mundial”).

Esto es lo que se llama un negocio redondo, y es tan pero tan conveniente, que con respecto a los atentados, prescindir de su uso debería considerarse una torpeza imperdonable, en todos los bandos (a no ser que surjan negocios aún mejores).

De hecho, estos sublevados magnicidas temen tanto ser descubiertos, que usan ¡WHATSAPP! para comunicarse con Patricia Poleo y anunciarle con meses de anticipación, y con una exactitud que solo puede provenir de una asociación con el chavismo militar, que “viene el atentado y contamos con Usted”.

Le temen tanto a cualquier represalia, sea del “G2 cubano” como de la inteligencia de cualquier otro país, que a sus reuniones conspirativas del más alto nivel invitan nada más y nada menos que a ¡JAIME BAYLY! experto internacional en discreción, contención y sobriedad a la hora de abrir la boca, desde luego que lo hacen precisamente por eso, porque la función escogida para el comunicador peruano, era la de aclarar quiénes son los autores del atentado, y Bayly la cumplió con énfasis y esmero, al proporcionar el perfil organizacional más exacto e inequívoco posible, eso sí sin dar nombres, lo cual al final no hace falta porque todos los que han hecho vida más o menos (micro)política en Miami y Bogotá saben quiénes son, y estos a su vez necesitaban demostrar que habían “cumplido con su parte”.

Y aquí la nota doliente: estos grupos como “los soldados de franelas” u “operación fénix”, de los cuales no tendría cómo dudar de sus buenas intenciones y su buena voluntad de querer liberar verdaderamente a Venezuela, ¿sabrán en que se han metido? ¿estarán conscientes? ¿o forman parte de la trama?

La verdad es que no sé qué pensar de grupos insurrectos del siglo XXI que aparentemente ignoran cosas tan básicas, como que todo dispositivo que utilice frecuencias de radio en forma continua y bidireccional es ubicable, llámese tablet, celular o drone, especialmente al penetrar perímetros de seguridad. ¿Estarán conscientes de que los drones pudieron sobrevolar sobre el objetivo porque las contramedidas electrónicas, por alguna razón no fueron aplicadas debidamente? ¿y que eso precisamente debería dar lugar a una mínima reflexión sobre qué es lo que estaban realmente haciendo, y sobre todo ¿para quién? Una meditación indispensable sobre quiénes colaboran, quiénes facilitan, ¿quiénes son realmente los aliados de su movimiento?

¿Cómo fue posible que apresaran tan rápido a los involucrados? porque sabían quiénes son, sus caras, y sabían dónde estaban, o estarían, y lo demás es fantasía de comic.

Con una insurgencia infantil por no decir descerebrada y una resistencia que no logra controlar sus urgencias de exhibición, la lucha se convierte en un macabro juego de challenge tan inútil como mortal, para los que cometen la increíble imprudencia de la inocencia.

De todos modos ninguno de los “atentadores” se privó del anuncio reivindicatorio lanzado a los cuatro vientos (sobre todo en las redes sociales), cosa de lo más curiosa, porque como bien dice nuestro amigo Luis De Lion en un tuit: “reivindicar un atentado fallido, es algo que no aparece en el manual de ningún guerrero”.

Desde luego aquí lo que importó a la hora de hacer los debidos anuncios, lo más rápido posible y usando personalidades de altísima sintonía (y al margen de los “caídos en acción” que como siempre no importan nada) era impedir que los financistas o inversionistas del atentado se confundieran, en medio de una eventual marea de grupos y próceres reivindicando la autoría o su participación (competición que no tendría nada de raro que fuese promovida por el mismo Estado, metiendo ruido o cizaña de guerrilla comunicacional). En fin, había que “picar adelante” para que el financista supiese exactamente que sus contratistas cumplieron, y el dinero se tradujo en acciones concretas.

El negocio de la conspiración es así.

Todo es muy trágico.


[1] Conjunto de grupos armados, sean milicia o sean paramilitares, que se encuentran al servicio del Estado chavista, esto comprende grupos terroristas como Hezbolá o ETA, guerrillas como las FARC/ELN, grupos paramilitares de los carteles del narcotráfico nacional e internacional, grupos de delincuencia organizada a la orden de mafias de todo tipo, grupos de hamponato organizado a la orden de pranes, y finalmente “colectivos”, “grupos zamoramos” y “frentes bolivarianos de liberación”.

El Minotauro militar, Parte 1

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