domingo, 21 de diciembre de 2014

Manifiesto del Solsticio de 2014


Faltan pocas horas para que termine el día más oscuro,
del año más oscuro,
en la Venezuela más oscura.

Ya el país no es de nadie
ni siquiera, de quienes creen ser sus dueños
es más, el país se fue…
Al quedarse primero sin caminos,
y luego sin nadie queriendo pisarlos.

El país se fue…
hasta el lado oscuro de la luna
a esperar la convulsión de su muerte
o de su renacimiento.

En el hueco dejado, 
moran los fantasmas
los peores fantasmas,
los que ya no morirán
pero no por bendición…
No morirán,
porque ya están muertos.

Fantasmas de fantasmas
que creen vivir, pero solo son sombra
de su propia sombra
sombras de sombras.

Abajo en el valle
en el valle de las sombras muertas
donde algunas vez hubo cielo
sólo queda lo que nada sirve,
y sus quejidos,
quejidos cada vez más recios, en su debilidad.

Quejidos que están allí para detener
para parar,
para evitar que algo se mueva, que algo hable.
Son para los inmóviles
los paralíticos
para los aterrados…

Aun así, este año algo hizo ruido,
en la estación ya lejana, de febrero...

Algo salió,
a gritarle a la sordera
a asustar a los asustados
a matar a los muertos…

Fueron 43 y les decían de varias formas,
jóvenes, estudiantes, muchachos, héroes
Nadie sabe de donde salieron,
Ninguna sayona los advirtió
Ninguna llorona los predijo,
se rumora que llegaron y se fueron rápido
porque traían algo raro, llamado “Vida”
que aquí no podía durar…

¡Qué va!

Yo sé que regresaran.

Lo sé,
porque yo sé dónde están, y no soy el único
los he visto, los han visto,
todo el tiempo desde entonces…
están en muchos
están en miles
están en mí…

llegado el momento, saldrán de nosotros
rompiendo las mortajas que nos envuelven
porque ellos se quedaron
en la parte viva que aún nos queda.

Están en lo inmortal

Y están en lo que vence, una y otra vez

Año tras Año
Siglo tras Siglo
Milenio tras Milenio…

Así como la luz siempre comienza a volver,
justo en lo más oscuro,
del día más oscuro.

¡Bienvenido Solsticio del 2014!
Tu oscuridad, tu silencio,
es de amanecer.



domingo, 7 de diciembre de 2014

LA OPOSICIÓN FELIZ


Diosdado Cabello el pasado 16 de octubre, declaró que la oposición andaba “amargada” por el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU. Desde luego que en aquella ocasión como en tantas, el personaje no hacía otra cosa que desatar su usual vomitada contra todo un sector de la sociedad al que calificaba con cinismo monumental, de “vendepatria”.

Pero ya conocemos al personaje y aunque resulte imposible acostumbrarse a su permanente agresión rabiosa, esas representaciones teatrales hace rato que no pueden sorprender a nadie, más bien, me causa siempre algo de gracia -y no me crean perverso- cuando irrumpe contra la “derecha”, justamente él…

Lo que sí es sorprendente es ver a la oposición oficialista refugiada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) adoptando el mismo calificativo y aplicándolo con fruición, con regodeo, ellos también contra todo un sector de la sociedad al que califican, también con gran insolencia, de “oposición amargada”.

Y lo realmente sorprendente es constatar que esta feliz sintonía entre Diosdado y la MUD comienza a mostrarse públicamente, sin ningún problema de que se establezca la inevitable asociación, incluso alternándose en la ofensiva contra el enemigo común que tanto los irrita ¿será esto un efecto de tantas reuniones a la sombra, pactando continuaciones y transiciones? (como tanto se afirma por allí) ¿o será una estrategia acordada para delimitar exactamente los objetivos políticos, electorales, ¿militares? a ser combatidos/neutralizados en un futuro próximo?

Aunque pudiese tratarse también de un desliz muy humano: el efecto de tantos encuentros y tantas horas pasadas juntos en lugares secretos, debajo de la mesa, tiende a crear identificaciones, vibraciones cada vez más armónicas, un reconocimiento del uno en el otro… afinidades crecientes que bien pudieran ser, el preámbulo de cierta promiscuidad que podría marcar el pacto inaugural de una política post-madurista de defensa del poder y del botín a como dé lugar.

En otras palabras, el futuro feliz que ellos quisieran poder preservar, ya nos lo comenzaron a anunciar a nosotros, los “opositores amargados”.

Hace tiempo que la MUD abandonó las formas, para exhibirse sin desparpajos como la asociación oficial de empresas políticas del statu quo, asociación con fines tan múltiples como inconfesables, a la que la lengua se le ha soltado en derroche de sinceridad política que debería agradecerse, al minimizar la especulación e incertidumbre sobre sus verdaderas intenciones.

Definir la persecución política como una “distracción”, incluso como un “circo”, la ausencia notoria de los partidos del huevo frito ahogado en salsa rojita (o sea PJ y AD) al lado de María Corina Machado, el torneo de insultos intelectualoides contra los “feroces destructores” de ferias de libros, la transformación del neoprócer Chúo Torrealba en un almapenante en busca de la marcha perdida, los cacerolazos fallidos, la restitución del arzobispo Aveledo con ampliación de su poder terrenal a oficiador extramuros, etc, etc, son todos actos erráticos y desorientados de esta asociación de empresas partidistas electorales, que se ha ido quedando sin calle ni tarima, sin su Globovisión ni otros medios, sólo las encuestas quedan: una legión de zombis ya parecen… [1]

Y sin embargo, andan muy felices porque viene el 2015, año bendito porque al fin volverá a ser electoral: lo único para lo cual han quedado tras un largo proceso de miniaturización.

Pero no cabe duda que son una oposición feliz, una oposición tan pero tan contenta que no ha logrado, ni de carambola, capitalizar descontento alguno, a pesar de la caída en barrena de la popularidad de Maduro, lo cual es cosa lógica que no amerita mayor explicación, porque los “felices” de todo tiempo y lugar no sólo huyen de los jamás contentos, sino también de su extensa carga negativa, ya que por todos es sabido que nosotros los descontentos nos hemos mostrado impacientes, cortoplacistas, desenfocados, distraídos, violentos, desdeñando impíamente los “tiempos perfectos de Dios” ¡y para rematar ahora también somos unos amargados! ¿a quién puede interesar algo así?

Desde luego la explicación profunda es otra, y obedece a un inesperado despertar que ocurrió en los albores del año, el cual se manifestó en forma inoportuna, inconveniente y contraria a cálculos, pactos, contratos y otras formas de entendimiento entre oligarquías gobernantes, factores de poder y partidos comensalistas del reparto rentista.

Se trató de algo que ha podido significar el rescate popular del espacio público, y eventualmente de la política y su posible renovación, algo que, aunque resultó ser momentáneo, más bien fugaz, fue una bocanada de aire fresco, y eso fue algo que ellos no pueden perdonar, algo que todavía les asusta, les disgusta, les duele.

Aunque después volvimos, a punta de plomo y sangre, a la sana anomia que tanto complace a los perros pastores de la MUD, eso que presenciamos a partir de febrero y en los meses subsiguientes, fue algo que los puso en serios aprietos pues implicaba nada más y nada menos que su peor pesadilla: la reactivación del habitante como ciudadano, el relanzamiento de la política desde su escenario estelar, y sobre todo, ¡el pasarles por encima de una buena vez!

Ese susto quedó y ya nada puede serenarlos, la paranoia llegó para quedarse, y por más que griten ¡allá viene el laboratorio! Ya nada será como antes.

Porque ellos algo si saben: saben que cuando los ciudadanos vuelvan a hablar de sus vidas en la plaza, a debatir sus problemas y apremios en asambleas libérrimas, de pura calle realengas, comenzará la reconquista de la libertad, la cual solo podrá “encenderse” cuando se adquiera conciencia que la actual micropolítica nunca podrá regenerarse “desde dentro”, y menos, desde una sociedad de cómplices…

Por cierto, esa era la idea central, la idea brillante, liberadora, de “La Salida”.

Conciudadanos, la verdadera Política volverá, cuando logremos una verdadera unidad entre nuevos liderazgos y una sociedad reactivada, en donde la resistencia irá quedando como el último reducto, pero a su vez como la máxima expresión posible de ciudadanía.

Así que toda esta “amargura “es la que amenaza la felicidad de la oposición, a la que sólo le queda apelar al chantaje hueco de una unidad en la que ni ellos mismos creen. Por lo tanto, de lo que hay que dividirse es precisamente de ellos.

No podemos sumarnos a los que nos han restado siempre…

¡Amarguémonos todos de una buena vez!

[1] PJ: Primero Justicia, partido “progresista-humanista”, AD: Acción Democrática, partido “socialdemócrata”, fundador de la democracia venezolana.

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Qué Significa Tener Historia?



(Artículo publicado originalmente el 18 de noviembre de 2014, en La Cabilla, con motivo del sexagésimo sexto aniversario del golpe militar contra Rómulo Gallegos)

Muchas veces me ha tocado escuchar la frase esa que dice que “AD es un partido con historia”, y después de oída nunca me canso de recalcar, y con cierto orgullo, que esa historia adeca se funde íntimamente con la historia de Venezuela, incluso desde mucho antes de la fundación formal del partido, hace 73 años.

Siempre me he preguntado qué significa tener historia, y en especial, que implica, o más aún, que ventaja otorga, eso de tener historia, sobre todo porque nunca hay que olvidar, que la historia es también una carga: toda participación genera una responsabilidad.

La situación en la que nos encontramos los venezolanos hoy en día, es el resultado de un proceso que comenzó hace mucho tiempo, donde la actual fase chavista, no es más que su expresión degenerada, y muy probablemente, la fase terminal.

A partir de los años ochenta del siglo veinte, la permeabilidad social que el advenimiento de la era petrolera había impulsado casi sin interrupción ya desde los tiempos del gomecismo, comenzó a obturarse irremediablemente, y eso conllevó a una pérdida colectiva de la esperanza, una pérdida gradual pero indetenible, que muy pronto se asoció, con “la democracia”.

La inflexión en el reparto rentista, el fin de la fiesta que había comenzado en 1974, fue la causa “material” del empantanamiento de la movilidad social, y se podía remediar atacando las deformaciones propias del mismo rentismo, tanto en su expresión política partitocrática, como ajustando, reformando administrativamente, un petroestado elefantiásico que cada vez más, se servía sobre todo a sí mismo.

La crisis que se agudizó a finales de los ochenta, era una crisis política y administrativa, de liderazgos y de modelo, terminó sin embargo, cargándole los platos rotos a la democracia, como si esa forma de gobierno en sí, tuviese algún “defecto intrínseco”, que determinara su inevitable decadencia y corrupción con el pasar del tiempo, una forma de gobierno perecedera pues.

Son muchas las responsabilidades que en este episodio histórico cabe señalar, en esta pérdida de lo único que no debíamos permitirnos perder, bajo ningún concepto, porque la pérdida de la democracia es la pérdida de la libertad desde luego, pero también de la ley, de la justicia, y al final, de la paz, por lo tanto, es también la pérdida de la república.

Se puede atribuir sin lugar a dudas, mucha responsabilidad a enteros estamentos de la sociedad civil, intelectuales, académicos, comunicacionales, gremiales, a nuestras élites, en fin, con responsabilidad decreciente, se podría llegar hasta el mismísimo pueblo, concluyendo con aquella frasecita pseudo moralizante que nos sentencia con un “culpables somos todos…” oración que tanto dice y nada dice.

Pero la máxima responsabilidad indudablemente ha de recaer sobre los partidos, al consentir que la democracia terminara siendo solamente, la cobertura nominal de un sistema consensual que sólo podría definirse como de oligarquía partitocrática, con una expresión que fue binomial, determinada por los partidos fundadores hasta 1988, y que hoy prevalece bajo una modalidad de régimen de partido hegemónico y partidos comensales, una oligarquía estatal de todos modos.

La historia acarrea responsabilidades, no hay duda.

Y Acción Democrática como el partido que precisamente insurgió en 1945, contra las oligarquías enquistadas en el poder desde la revolución liberal restauradora, el partido que inauguró la democracia en 1947, y fue su primer caído, un día como hoy de hace 66 años, es con mucho, el partido responsable: por ser el partido pionero, además de fundador, por ser el partido que protagonizó la revolución que tocaba hacer en el siglo veinte, el partido que llego a ser el partido capilar, el partido estructural de la democracia venezolana.

Partido que con Rómulo Betancourt al frente, es el único que enfrentó en lucha real de cerebro y sangre, tanto la amenaza castrense del militarismo providencial, como la amenaza castrista del foquismo comunista, lo castrense y lo castrista, la conjunción maligna que nos tiene atados actualmente, porque eso fue lo que hizo el partido, desde 1948 contra los militares, y desde 1959, contra los comunistas, hasta que él mismo decayó en la enfermedad rentista y populista sin remedio, a partir de 1974, y contribuyó con la aniquilación de la república, a partir de 1993.

Por eso siempre digo que soy Adeco de la AD que hizo historia, y no vergüenza.

El partido que lleva la democracia en su nombre…

A todo eso obliga la historia, porque toda gloria es carga también, aunque en el caso de AD, se podría afirmar que “AD, carga la historia”.

Porque la implicación última de tener historia, es que esta debe pasar a formar parte de la sustancia misma, hasta transmutarse en su determinante, su destino, y por lo tanto, su deber.

El deber de hacer historia.

Es su esencia. De hecho, también está en su nombre.

Porque la historia no es otra cosa que ACCIÓN.

P.S.: AD ya no existe, solo queda un ideal, ese que acompaña al verdadero Adeco, hasta que se muere.

domingo, 9 de noviembre de 2014

LOS CRISTALES SIGUEN FRÁGILES



La noche de los cristales rotos ocurrió por primera vez, en uno de los momentos más oscuros de la historia, de hecho, fue una verdadera noche de la historia.

Fue noche de tinieblas sin piedad, entre las cosas y entre los hombres, y sólo fue hace setenta y seis cortos -cortísimos- años, años cortos de cercanía, tan cercanos, que aún podrían alcanzarnos…

Porque hay tantas cosas que todavía siguen siendo de cristal.

Y sigue habiendo tanto deseo, 

de noches golpeándolo todo, 

un deseo que acecha en muchas, demasiadas almas.

Almas que solo buscan caídas, porque hace rato cayeron ellas, 
y entonces quieren a todos cayendo, abajo, debajo…

Sólo así asciende la bajeza.

Nos creen de cristal, y tienen razón…

Porque son de cristal, las conciencias. En muchas sociedades que se han quedado sin memoria y sin lección.

Porque son de cristal instituciones que a la hora de la verdad, actúan sin equilibrio ni justeza, y cuando al fin deciden, lo hacen con calculada lentitud e insuficiencia.

Porque es de cristal, la moral de enteros estamentos políticos e ideológicos
(para no hablar de los mediáticos) 

Que le siguen negando toda verdad, al judaísmo y al Estado de Israel.

Porque es de cristal, y de un cristal agrietado sin remedio, la fe de creyentes que callan y omiten condenar la barbarie, en nombre de Dios.

Es de cristal todo acuerdo que se logra, sin verdadero propósito de paz, sólo para ganar tiempo, y echar a andar la molienda de la verdad, 

una y otra vez…

Es de cristal toda tregua también, incluso la más humanitaria, porque es tregua de fieras sedientas de sangre, y no de hombres justos, clamando por el fin de la venganza.

Será por tanto de cristal, toda edificación que se siga intentando erigir, sobre pantanos de odio.

Seguirá siendo de cristal cualquier “nunca más”, que se vuelva susurro, entre gritos invocando muerte.

Y es, y seguirá siendo de cristal desde luego, toda promesa de un mundo mejor.

La friable promesa de un mundo mejor: siempre la más fuerte al surgir un nuevo sol, y la primera en quebrarse, a pleno sol…

Y a pesar de que se nos repita tanto que ya es de día.
La noche siempre puede volver,
mientras vientos de tormenta, se empeñen en soplar sobre cada luz,
y sean los menos, los que enciendan y aviven la esperanza

La noche volverá, no lo duden,
rompiendo cristales y vidas.
Pero sólo mientras sigamos siendo frágiles,
y nos permitamos el olvido.

@FBoccanera

martes, 30 de septiembre de 2014

LA REBICHA



En estos días se puede observar sobre todo en las redes sociales, y también escuchar en algunos medios de comunicación, una nueva campaña política que ha surgido para promocionar la asamblea constituyente. Algunos abogados y juristas de innegable prestigio, y preparación, la exponen casi como una salida ideal, casi como si aquí tuviésemos república, instituciones, democracia, incluso olvidando lo que fue nuestra última malhadada experiencia al respecto.

Un partido en particular, Voluntad Popular, la ha convertido en su propuesta principal, y ha activado en el país una campaña para promover el “Poder Constituyente”, como un “cambio urgente, profundo e incluyente, que promueva un nuevo pacto social y el reencuentro entre los venezolanos…”, bonitas palabras sin duda, que hacen pensar que para esta agrupación, la asamblea nacional constituyente debería ser el eje de la gran estrategia opositora.

De verdad lo lamento por Voluntad Popular, organización que cuando promovió “La Salida” a principios de año, estaba impulsando con máximo acierto la reactivación democrática de la ciudadanía mediante asambleas públicas, o sea, estaba promoviendo el renacimiento de la política desde la matriz donde siempre debería gestarse: la sociedad civil, y en el escenario ideal: la calle.

Lástima, porque “La Salida” parecía justamente, la salida del callejón exclusivamente electoral, de ese callejón mediático, mercadotécnico y demoscópico donde medra entre comandos de campaña y “búnkeres”, una clase política secuestrada por cogollos sempiternos e intocables, servida por una corte tecnocrática de asesores de mercadeo, electorales, “encuestólogos”, y los ya infaltables “barriólogos” (una burbuja blindada donde todos son inamovibles e insustituibles, un conjunto que es la definición viviente de la verdadera antipolítica, de los verdaderos laboratorios).

“La Salida” tuvo la virtud de reconectar a la gente con cierto liderazgo político que parecía haber comprendido que, luego de la última decepción electoral, había que hacer algo en el plano del activismo político más allá de la pobrísima estrategia de pedir paciencia y esperar el “tiempo perfecto de Dios” hasta unas próximas elecciones, que llegarían luego de un período de dos años, prácticamente una travesía en el desierto, más aún en medio de un descontento creciente que ya comenzaba a prospectarse como indetenible y de preocupante pronóstico.

Pero por alguna razón y a pesar de todo lo que estamos viviendo, especialmente a partir del mes de febrero, precisamente con acontecimientos en donde “La Salida” tuvo un rol sobresaliente en lograr esa ruptura de la inercia y de la anomia ciudadana, hete aquí que uno de sus principales adalides, vuelve sobre sus pasos y se reconecta con la vía electoral como eje central de su activismo, una maniobra a contrapelo de todo lo que se había logrado, el anticlímax para una ciudadanía que más bien pedía más participación y presencia en el espacio público, que después de tanto tiempo parecía poder ser recuperado.

Voluntad Popular al proponer la constituyente, además se reconecta fatalmente con otro doloroso precedente de derrota máxima, casi humillante, como lo fue el proceso constituyente de 1999, una paliza política que también se gestó a partir de una aplastante derrota electoral ¡vaya modo de enfriar los ánimos!

Es como si a Obama se le volaran los tapones, y propusiera que hay que volver a Vietnam e internarse de nuevo en la jungla, porque ahora la cosa ha cambiado y sus estrategas le dicen que esta vez habrá menos Viet Cong, no estará Giap, y en la ruta Ho Chi Minh han visto letreros de Coca Cola…

Solo para refrescar lo que fue nuestro Vietnam constituyente del 99, habría que recordar que la asamblea que resultó elegida en la ocasión fue tan democrática y representativa que, a pesar de que la oposición aportó el 77% de los candidatos, y por ellos votó un tercio del electorado, ésta sólo obtuvo el 5% de los puestos, o sea ¡6 representantes de 131!, algo que debería constituir una marca mundial, posiblemente histórica, de incongruencia representativa.

Por cierto, y en vista de ese antecedente tan entusiasmante, no estaría de más que en las promociones de esta nueva constituyente, nos explicarán de una vez como evitaremos que con este Consejo Nacional Electoral (CNE) que nadie garantiza más imparcial que el de 1999 (¿alguien se atreve a afirmar eso?) vayamos a obtener un resultado muy distinto, y no vengan con eso de que lo resolveremos mediante la elección de un “nuevo árbitro” en la próxima asamblea nacional, cuando precisamente en los pasados comicios legislativos, nuestro excelso árbitro dio muestras de haber refinado su habilidad para lo equitativo, para lo justo, para lo ecuánime, al manipular la conformación de los circuitos electorales gracias a lo cual, a la oposición que obtuvo más del 50% de la votación, sólo le asignaron el 40% de los escaños.

En realidad la explicación que deberían dar, si de verdad se quisiese obrar sin tratarnos como imbéciles, estaría en responder a lo siguiente: ¿cómo es posible que en las actuales circunstancias de mengua absoluta del imperio de la ley, en donde leyes fundamentales, comenzando por la mismísima constitución, han sido violadas descarada y sistemáticamente, como es posible que sin separación de poderes y sin instituciones dignas de tal nombre, en otras palabras, en circunstancias de cese de facto de la república, el CNE sin embargo conserva, no se sabe por cual razón científica (¿o sobrenatural?) su aureola de organismo confiable, cuando el autoritarismo que nos oprime con un régimen que hace rato dejó de ser democrático, depende de él para prolongar su estadía en el poder, o sea, su impunidad?

Desde luego, esta oposición que funda todas sus esperanzas de conquista del poder en la vía electoral ¿qué otra cosa puede decir? si ella misma se metió en ese callejón: no puede desdecirse, pero no porque su debilidad extrema la confina, sino porque es oposición oficial de un estado rentista, oposición tanto o más populista que el régimen del que se considera alternativa, en otras palabras, es una oposición comensalista, dicho de otro modo, aspira al reparto. (Y a mantenerlo y prolongarlo, de llegar hipotéticamente a hacerse con el poder).

Bueno, las explicaciones ya no sé si uno debería insistir tanto en pedirlas, después de las no menos de tres, que dio nuestro “líder máximo” Henrique Capriles, primero para denunciar fraude el mismo 14 de abril de 2013, para luego recular tres días después, y por último, en los días del diálogo inolvidable, y sin que se le cayera la cara de la vergüenza, reconocer la legitimidad de Nicolás Maduro.

Mejor no expliquen nada.

Pero lo peor de lo que ocurrió en el 99, fue esa farsa de deliberación en una asamblea que a pesar de la buena impresión inicial que hizo tanto en tirios como en troyanos, sus actos finales terminaron en tono fúnebre, al mostrarse inexorablemente controlada por una voluntad única, que astutamente dejó que hubiera discusión -incluso discusión plural- las primeras semanas, para luego arrasar con su aplanadora en las sesiones conclusivas.

Al final de esta triste historia, que uno de verdad no quisiera tener que recordar, la constitución sólo contó con la aprobación del 72% de una participación que no llegó a su vez al 45%, en otras palabras, nuestra “carta magna” no fue tan magnamente consagrada por el pueblo, al ser esmirriadamente aprobada por poco menos de un tercio de la población electoral.

De hecho, tras un parto tan poco halagüeño, a esa neonata de tan poco peso, alumbrada a los trompicones, en trabajo forzado por culpa de una tragedia natural espantosa, su padre muy acertadamente la bautizó como “la bicha”. [1]

Volvamos al presente.

Si de verdad queremos volver al presente, y afrontarlo en el campo de la realidad, lo más importante de todo lo que se debe recalcar con respecto a este tema, es algo que debería resultar más que obvio: y es que una constitución debe hacerse y debe nacer, en libertad. No puede deliberarse bajo amenaza, no puede nacer bajo la opresión, menos aún en un país ominosamente dominado por intereses extranjeros. Porque es importante que su gestación se haga en un ambiente plural, su “ADN” ha de ser el más variado, el producto de muchos aportes todos hechos sin miedo y sin coacción, sin el chantaje de un ambiente crispado por la polarización y la disolución recíproca de las esperanzas, sin poderes subterráneos, sin factores ocultos actuando en la sombra, pugnando con mayor o menor sigilo por mantener sus prerrogativas, sus privilegios, la impunidad.

Es por esta razón que una asamblea constituyente debería darse siempre dentro de un indispensable período de libre deliberación nacional, un período cívicamente estelar en donde la sociedad civil en rol verdaderamente protagónico, podría hacer sus planteamientos más sentidos, debatir, tomar decisiones y promover sus aspiraciones (y aspirantes) sin interferencias electoralistas por parte de la clase política, y otros factores.

Además, durante este período y aprovechando el clima deliberativo, imperativamente se debería redactar y aprobar mediante la más amplia consulta nacional, un estatuto electoral irreprochable, un estatuto ad hoc, que obligue a un nuevo registro electoral, que obligue a que el mismo se haga contra un nuevo registro civil, un registro real, profundamente revisado y depurado de las casi infinitas distorsiones a las que ha sido sometido, un estatuto con circunscripciones justas, con disposiciones que garanticen una representación ciudadana abierta, ni corporativa ni politizada, en fin, un estatuto electoral constituyente, que preanuncie una verdadera rectificación y el renacer y la refundación de la república democrática, y no el horror ahíto de trampas incalificables, que hemos permitido que nos apliquen en cada elección.

¿Se podría lograr algo así en las actuales circunstancias?

Si de verdad se piensa utilizar el proceso constituyente como instrumento (legítimo) para acceder al poder, entonces debe mostrarse todo el diseño, el proyecto, y aunque nadie pudiese rebatir desde lo estrictamente constitucional ese recorrido, algo así como el propio “espíritu de la constitución” debería poder objetar que su reemplazo por una nueva, no debería mediatizarse como eventual instrumento para acceder al poder, mediante una especie de “revolución institucional” donde lo constituyente se convierte, en lo “destituyente”.

Más que todo porque no habría en realidad nada de novedoso, en obrar de esta forma, comenzando por nuestra tradición histórica de constituciones hechas desde y para el poder, donde todo nos indica una vez más que eso de que la constitución “sirve para todo” ha sido lo usual, casi que la forma venezolanista de “constituirnos y reconstituirnos”. De hecho, 26 constituciones en 203 años nos hablan de que esos “libritos” más bien son “libretos”, libretos del poder…

Entonces por favor muestren el libreto completo, y de ser posible, a los productores y los directores (y si al proyecto lo llamaran “la destituyente”, todo estaría más claro).

Por cierto, el libreto debería incluir un story-board sobre la secuencia seguramente épica, en donde se describirá cómo el actual poder, se dejará desalojar por una estrategia cantada de antemano que hasta el más zopenco podría anticipar, por un proceder exquisitamente institucional que ha de ser heroicamente recorrido pasando por instituciones supinamente controladas, férreamente sometidas, profundamente desfiguradas, por ese mismo poder.

Igual este servidor seguirá pensando –admito que con incorregible ingenuidad- que así como idealmente las constituciones no deberían ser los libretos del poder, tampoco las constituciones que reemplazan a esos libretos deberían ser, las constituciones de los vencedores, en otras palabras, tampoco deben servir para encubrir el relevo de una oligarquía por otra, y menos como producto de negociaciones bajo cuerda, como tantas que han venido sucediendo en este año de descontento, protestas, sangre y “diálogos” públicos y secretos a más no poder.

La propuesta de una constituyente realmente civil es ideal para ser planteada e incorporada a un eventual diseño de transición, pero de transición no sólo para reestablecer república y democracia, sino una transición de transformación verdadera, sin vuelta atrás, hacia una nueva forma de Estado que reemplace este petroestado que nos ha regido, casi sin alteración en su devenir rentista, desde el gomecismo.

Desde luego esto implica, por su esencia revolucionaria, que la asamblea y la constitución resultantes de tal período, sólo podrían darse una vez que se haya podido desalojar al actual régimen, y se haya podido pacificar y estabilizar el país, y devuelto el mismo a una normalidad mínima.

Transición revolucionaria que como proyecto y propuesta, también se podría procesar en forma “instituyente”, si acuerdos de verdadera alianza nacional y unidad superior así lo llegasen a estipular. De todos modos la transición siempre se podrá invocar desde derechos naturales, aquellos que son tan sagrados que preceden a cualquier constitución. Dicho esto me toca advertir que todo esto se trata de una fantasía prácticamente irrealizable, dada la desesperante y trágica miniaturización de nuestra clase política en su casi totalidad.

Mientras tanto, la promoción y activación a destiempo de una constituyente, con todo lo que esto podría implicar en términos de imperdonable distracción, de empantanarse en procesos interminables, plagados de irregularidades “sobrevenidas”, de “firmazos, reafirmazos y re-reafirmazos” -con o sin biometría- un torneo de dimes y diretes, de versados y leguleyos, de “Hernánes Escarrá” de lado y lado, con la escenografía dantesca de un país al borde del desahucio material y moral, para luego ser blindadamente derrotados, con viejas y nuevas artimañas, y así recaer en un nuevo ciclo de decepción y depresión, todo esto, todo este circo de sanguijuelas succionando la poca sangre que queda, debería verse como una colosal ingenuidad, o como colaboracionismo malamente encubierto. Como me gustaría creer lo primero…

¿Una REBICHA?

¡NO GRACIAS!

[1] Chávez en una de sus ocurrencias donde con gusto se abandonaba a lo soez con desparpajo, un día bautizó a la constitución de 1999 -sobre todo aludiendo a la que venía en formato de bolsillo- como la “bicha”, esta palabra más allá de su significado convencional, en Venezuela alude a mujeres de dudosa reputación, no necesariamente a las “profesionales” sino más bien a las “vocacionales”.


lunes, 22 de septiembre de 2014

Música Equinoccial, hacia la oscuridad...


Acaba de comenzar el equinoccio.
El camino hacia la oscuridad, 
el único camino donde puede nacer la luz...

 QUINTORIGO
"NERO VIVO"

Vacila el sol,
no es el momento
nubes y hollín

y ahora llueve,
y llueve sobre la herrumbe

y quizá este amanecer sin sol
prevé de todos modos
la llegada del día
y yo esperare, lo esperaré

Ningún sol,
en un momento
de lucidez

la supervivencia
no concede ingenuidad...

y quizá este amanecer sin sol...
prevé de todos modos, la llegada del día
y yo lo esperare ¡lo esperaré!

para luego huir
sobre las nubes
volar hasta los limites
hasta los límites...

Ningún sol,
al negro vivo,
nubes y hollín

y quizá este amanecer sin sol
prevé de todos modos,
la llegada del día
y yo lo esperare ¡lo esperaré!

para luego huir
sobre las nubes
en cielos límpidos
hasta los límites…

para luego huir
sobre las nubes
en cielos límpidos
hasta los límites…

dejo solo…
imágenes,
imágenes, imágenes, imágenes…

amanecer sin sol
y si quizá este amanecer sin sol
y quizá este amanecer sin sol
y si solo fuera este amanecer sin sol…
.................................................................

Bienvenidos al equinoccio,
cuando la luz comienza su retirada
se va
muere.
Porque debe volver...

domingo, 27 de julio de 2014

LA TORRE DE DAVID: NUESTRA TORRE DE BABEL


La historia es la misma, no es que se parece, es la misma, la torre como símbolo de alianza, y de construcción y de destino común, y su saboteo por parte de un poder supuestamente “superior” pero temeroso de cualquier altura que al erguirse, pudiese terminar con enfrentarlo cara a cara.

Las torres son esfuerzos ingentes, y si son para aparentar, más aún, y si son para señalar un camino inequívoco hacia la verticalidad triunfante de una ambición que sólo admite el ascenso, ni hablar… y eso fue lo que un tal David Brillembourg se había metido en la cabeza, cuando tuvo su visión.

Visión… la del David de nuestra torre era una visión, y no una alucinación, 

no como la que después vendría…

Porque el Señor David, el de la torre, era inversionista, ambicioso, quizás codicioso, y muy echón como la criollez nuestra lo exige, pero ese Señor tenía un proyecto,  de construcción, de avance… no como la venganza que vendría después que sólo concebía, primero y antes que nada, la destrucción, para después seguir en, otras destrucciones…

Hoy en día se sabe que en ese odio que vino después, no había nada después de la destrucción inicial: sólo algo lo suficientemente desproporcionado que permitiese el cambio de poder…

Y algo lo suficientemente enfermo, que perpetuase ese poder sin oposición posible.

No había nada… y que el heredero escogido fuese este individuo de apellido Maduro, es la demostración trágica, patética, salvaje, de que realmente nada estaba previsto, en ninguna mente, en ninguna mente sana…

La original Torre de Babel, simbolizó muchos siglos antes de Cristo, un proyecto de unión para los pueblos, de ambición hasta tocar el cielo, pero también un episodio ominoso de celo divino ante los posibles logros de una humanidad dispuesta a retar al destino… el relato bíblico habla de un Dios inseguro confundiendo las lenguas, y dando al traste con la primera edificación representativa de una posible gran civilización.

Aquí, en la desdichada Venezuela del siglo XXI no nos fue mejor, jodidos al igual que los originales, con dioses temerosos de sus criaturas, con dioses ahogando sus miedos con un odio tan profundo y arrasador como un diluvio…

Algún día de algún siglo futuro, se nos relatará que también a este país nuestro, alguien llegó para enredar y dividir, para impedir la unión, para inocular la abominación de que somos un país que no sólo no puede entenderse, sino que no debe entenderse…

Con respecto a la torre nuestra, se contará que en tiempos distintos participaron dos países, con dos lenguas, dos visiones: primero, un país con un futuro que no podía ser, y luego, un país despojado de futuro… 

pero ambos, parecidos hasta la hermandad, hasta el sino…

Ambos creyéndose lo que nunca fueron, y ambos creyendo en lo que nunca sería posible.

Ambos, desalojados al fin y al cabo por una realidad que de tanto que la han dejado hacer, le ha cogido gusto a lo más fácil: demoler, como buscando desesperada que alguien se fije en sus desmanes y la enfrente, la detenga, es la huérfana que agrede buscando que le paren…

Que la paren…

Mientras tanto, si es verdad que la esterilidad que nos mantiene secuestrados se va por la cobardía indecible, infinita, imperdonable, de tumbarla, de destruir algo que era puro orgullo y futuro arrojándose sin pudor hacia el cielo…

Entonces, y con la tristeza de lo irreparable, la historia de nuestra “Torre de David” se habrá vuelto una parábola perfecta del país.

Es todo.

@FBoccanera

viernes, 13 de junio de 2014

Hace 78 años, un hombre común escogió lo más fuera de lo común: su destino


Ese día en Hamburgo muchos habrán dicho que seguro lo obligaron a asistir…

Pero estoy seguro de que no fue así,

Él ya sabía qué hacer, o al menos sabía que algo pasaría.

Porque el obrero Landmesser, August, de los astilleros Blohm und Voss, ante el régimen que le aseguró un empleo

(Pero le negó su humanidad, al casarse con el ser amado)

esa mañana se perdió, 

se perdió para su “patria”, se perdió para el esfuerzo bélico, se perdió para la gran nación alemana.

Y cometiendo lo imperdonable -lo imperdonable para siempre- se volvió desobediente, y se lanzó el acto prohibido de alcanzar una dimensión imprudente

hasta el punto que hizo lo  impensable frente al poder

Se volvió distinto.

Sus brazos cruzados fueron el dique infranqueable que osó levantar.

El gesto superó al poder (siempre es así) y el Señor Landmesser sufriría y pagaría, pero sólo en términos que ya no guardaban sentido, porque la alquimia que ya era, y que su actitud fragua en aleación indestructible, ya había logrado la transmutación

a lo Eterno.

La foto, testimonia el momento.

Ningún ruido, ninguna multitud, ni la presencia del Führer: lo único que estaba pasando en ese pequeño momento de una mañana de junio en Hamburgo, lo único que realmente aconteció, era August Landmesser,

escogiendo su destino.


sábado, 26 de abril de 2014

Los otros enemigos de la DEMOCRACIA: El Estado de Partidos, el Consenso...


Se habla mucho de los enemigos de la Democracia, y el más insidioso, "reina" en muchos países supuestamente más civilizados, caso patético de las falsas democracias española e italiana...

Nosotros tenemos el problema adicional de un estado rentista que promueve el ecosistema político ideal para la preservación y eternización de formas degeneradas de Democracia.

Si aquí hubiesen genuinas ganas de debatir, y no de exhibición mercadotécnica, electorera, politiquera... estas deberían ser las tesis a debatir, previas incluso a cualquier propuesta supuestamente ideólogica:


Una vez recuperada la libertad, urgente será evitar que en el estado se enquisten "nuevos" partidos sistémicos, con sus "nuevas" oligarquías.

La representación se perdió hace décadas desde la instauración de la partitocracia, y sólo podrá recuperarse con una nueva sociedad política.

Una nueva sociedad política que realmente intermedie entre sociedad civil y estado, e instaure libertad política y representación.

Una nueva sociedad política generando partidos que se deban y respondan ante la sociedad civil, y no la dejen huérfana de defensa frente al estado.

Cuando al estado lo colonizan los partidos, desaparece la intermediación política que debería ser la base y el canal de la representación.

La partitocracia absorbe a la sociedad política, generando un sistema oligárquico de consensos entre poderes, estructuralmente corrupto.

La partitocracia al degenerar en una oligarquía consensual entre poderes corruptos, anula la separación de poderes: suprime la República.

La partitocracia al imponer sus consensos, suprime la dialéctica del conflicto público, lo dialógico, lo instituyente: suprime la Democracia.

Para imponer sus consensos, la partitocracia sataniza el conflicto y limita la libertad política al solo acto de votar: suprime la Política.

De una partitocracia bipolar, pasamos a un régimen de partido hegemónico: cambió el régimen, pero el estado oligárquico quedó intacto. 

Cuidado con "transiciones" que sólo sirvan al final, para blindar oligarquías...

@FBoccanera

viernes, 25 de abril de 2014

LA CALLE, de Alberto Garrido



Y en la calle
codo a codo
Somos mucho más que dos

Mario Benedetti

No hay vida sin calle. Si la política se petrifica, la calle parece desaparecer escondida por el moho de la muerte. En ese momento, la calle deja de ser calle para simular un cementerio.

Cuando la calle cobra vida, se vuelve osada, irreverente, creadora, inesperada, cerril, ilimitada. La calle florida de gente no tiene rivales. Cada vez que la historia trae una primavera la calle muestra su valentía: el corazón multiplicado por las luces de sus sueños. La calle, bravía, es indómita, atrevida, independiente. No acepta dueños. Le esconde sus secretos a los burócratas, que siempre quieren convertirla en repetido callejón, simple papel para negociar cada uno de los pétalos que arroja a su paso abundante.

En tiempos de oscuridad, la calle es la luciérnaga necesaria para orientar al caminante, el faro milagroso que aparece ante la impotente mirada de cada navegante extraviado. La calle es la ventana que se abre para que penetre el calor del sol.

La calle en marcha carga un fruto maduro: la humanidad compartida, con un sentimiento único, con una sola mirada, con un solo canto. En ese momento la calle se convierte en poesía, en libertad, en el arte de la imaginación política. La calle sólo admite, como compañera final, a la libertad.

Cuando la calle es destruida por el ataque de sus enemigos, o aturdida por el paso redoblado de seres extraños, resiste piedra por piedra, porque el rápido sendero de la historia le ha enseñado que siempre, pase lo que pase, en calle volverá a convertirse. La calle, cuando es calle de verdad, no le teme a los prepotentes. La calle es orgullo, primo del honor, mas no tolera a la soberbia, hermana de la barbarie. La calle rechaza intimidaciones, porque sus cañones son muy potentes: los carga la solidaridad con balas de dignidad.

De la solidaridad en la calle nace la justicia social. En la calle se dan cita madres, padres y niños, ancianos y jóvenes. Cuando la calle enciende sus deseos, solamente queda espacio para los pasos de la gente. El derecho a la calle es, en política, el más importante de los derechos humanos.

La calle no tiene el poder de fuego del Estado. Pero es el principal estado de poder. Solamente los que sienten que la calle es su enemiga le disparan a matar. Necesitan desmovilizarla, descuartizarla, acabarla como calle. Porque la calle en movimiento siempre es subversiva.

La calle practica otra filosofía. Su lógica no es aristotélica ni matemática. La calle en movimiento es la pasión, que vence cualquier barrera de metal. La calle construye argumentos irrebatibles. La calle es esa muchacha que abraza a la multitud para susurrarle al oído que la razón de la fuerza no podrá vencer jamás a la fuerza de la pasión, aunque los fantasmas del tiempo a veces pretendan crear una ilusión contraria.

Cuando la calle se transforma en río no va a morir a la mar. Construye su propio cauce y elige su dirección. Entonces arrastra todo lo que se le atraviesa para limpiar su camino y así volver a ser una calle libre, donde cada uno puede elegir su propio rumbo, el rumbo de todos.


(Publicado el 8 de julio de 2003 en el diario “El Universal”)

martes, 22 de abril de 2014

VOTAR POR “ESPACIOS”: EL VOTO MALIGNO...

La discusión sobre unas elecciones convocadas luego de sendos DERROCAMIENTOS, no es sobre votar o “espacios”, es sobre como DESCONOCERLAS.

Los derechos de la gente, no volverán con una elección. No se trata de “curar la fractura”, sino insurgir contra el atropello que la causó.

La lucha contra la dictadura es por LIBERTAD, DEMOCRACIA, DERECHOS: los de todos los venezolanos, no solo los de su establecimiento político.

Es la defensa del voto y no la defensa de “espacios” ¡LA SOBERANÍA POPULAR FUE DESCONOCIDA! No es cuestión de un cargo y su “reemplazo”.

Por lo tanto la lucha es por la soberanía contenida en el voto y no por vacíos de poder, el voto como expresión sagrada no como instrumento.

El voto como la expresión sagrada del derecho a decidir, en LIBERTAD, no como trámite coaccionado para “remediar” un ABUSO DICTATORIAL.

Si el principio no es de defensa del voto de la gente, sino del espacio de poder (y del reparto): EL VOTO QUEDARÁ TOTALMENTE DESVIRTUADO.

La gente elige alcalde, el régimen lo derroca, la gente reelegirá nuevo alcalde, el régimen lo derrocará también… ¡ESTO ES CONTRA LA GENTE!

Con los alcaldes derrocados, LA GENTE perdió su DERECHO A ELEGIR, mientras los políticos pierden su “espacio”, nosotros perdemos LA LIBERTAD.

Por lo tanto la primera acción es DESCONOCER el derrocamiento de los alcaldes, no por los “espacios”, sino por ¡LA ABOLICIÓN DE LA DEMOCRACIA!

Desconocer el derrocamiento de los alcaldes significa ¡DESOBEDIENCIA CIVIL hasta reconquistar LIBERTAD Y DEMOCRACIA! ¡EL ESPACIO PARA TODOS!

En todo caso se defiende al depositario de la elección popular, de la expresión popular, al alcalde derrocado, no al cargo, o su “espacio”.

Aún si el derrocado pidiese votar de nuevo, prevalece la VOLUNTAD SOBERANA del elector, de defender su ELECCIÓN ORIGINAL ¡NO LA IMPOSICIÓN!

Existe un VOTO BENIGNO, expresión de LIBERTAD, que reafirma DEMOCRACIA: en esa medida es SAGRADO y puede ponerse en la base de la SOBERANÍA.

Existe un VOTO MALIGNO, acto SUMISO, que sólo reafirma al PODER y sus repartos, LEGITIMA LA IMPOSICIÓN, y levanta fachadas para la TIRANÍA.

LA LIBERTAD sólo podremos RECONQUISTARLA: no regresará sola, por hastío de los opresores, y paciencia nuestra...

@FBoccanera

martes, 25 de marzo de 2014

La Pesadilla de cierta Oposición (y del Poder)

La oposición oficialista y sus cortesanos, aquella que niega la dictadura y la dominación cubana, y nos pide darle seis años más de “paz y diálogo” a la opresión para consolidarse aún más, porque no otra cosa puede ofrecer desde su espantosa limitación histórica, ha venido dando muestras ocasionales de cierto temor, aunque sin exponerlo abiertamente (precisamente porque es algo que realmente teme).

La verdad es que la oposición, sí se ha dividido: por una parte tenemos a una oposición prácticamente institucional, que reconoce a Maduro como presidente legítimo, no considera relevante el asunto de su nacionalidad, desdeña la colonización cubana en el poder, el avance totalitario a todas luces, y además, le reconoce validez e idoneidad a instituciones como el CNE, hasta el punto de contar con ella para basar enteramente su eventual proyecto de conquista del poder por la vía electoral, porque al fin y al cabo para esta oposición del establishment, el de Maduro tan sólo es un “mal gobierno”.

Una oposición comensalista, que se ha mostrado muy insistente en condenar la “protesta violenta” y proponer debate y diálogo con la tiranía, sin importar que con eso arrastraría a toda una colectividad hacia una trampa tenebrosa… certeza esta que no parece incomodarla (le incomodan las guarimbas, pero esto no, y asesores que viven calculando porcentajes y timings, ese “cálculo” de preservación de la dignidad y de respeto hacia quienes representan, se abstienen de hacerlo).

Una oposición que no sabe cómo dejar de ser cogollera y mediática, una oposición de redacción, sala de conferencia y comando, que aun sufriendo por la privación de su vida televisiva de sol a sol, se mantiene hostil y contraria a la calle, a la protesta, y a cualquier forma de movilización ciudadana que no sea la de procesiones estandarizadas y rutinizadas, campañas electorales y elecciones del sistema.

Pero existe otra oposición política que se ha comenzado a diferenciar, la de líderes perseguidos como los de Voluntad Popular y María Corina Machado, y otros de proscripción pendiente como Antonio Ledezma y Alberto Franceschi, que llevan un buen tiempo hablando con claridad, o han comenzado por fin a hacerlo, una oposición que no subestima la inteligencia de la gente, que no menosprecia el drama que vive, que no reduce sus exigencias a una categoría mercadotécnica de “calidad de vida” (o peor aun, de puro estómago) y sobre todo, que se ha tomado el trabajo de explicar la importancia absoluta de la libertad, como el criterio imperativo para validar la lucha política y ciudadana contra el régimen madurista.

Esta oposición disidente, en trámite de ser declarada “enemiga del pueblo” (o sea, del estado), ha logrado sintonía con todo un sector de la sociedad en creciente y heroica insurgencia: con la resistencia a la opresión que se ha manifestado en el movimiento estudiantil y vecinal a nivel nacional, y con la desobediencia civil que se ha manifestado con el pronunciamiento cívico del Táchira y Mérida.

Ahora bien: ¿Cuál es la pesadilla?

La pesadilla es esta: si las protestas de todo tipo y modalidad no cesaran, y llegásemos al cabo de un tiempo a una situación de ingobernabilidad creciente, y de conflicto abierto e irreversible de una buena porción de la sociedad con el régimen, en esas circunstancias, una verdadera alternativa de poder pudiera aflorar o terminar de surgir, incluso súbitamente, e imponerse con velocidad de fuego e intensidad viral. Para lograr eso le bastaría con descifrar el mar de fondo y encontrar las palabras que aún esperan por brotar del inconsciente colectivo; la proclama inspiradora que logre captar y proyectar el desafío de los alzados.

Esto no es fantasía, esto podría pasar, sería desde luego un evento excepcional, pero no tendría nada de misterioso o rocambolesco: mucha gente, demasiada gente no se siente comprendida ni apoyada, mucho menos representada, incluso se siente abandonada… estos no son sentimientos “tibios” o antojos temporales, y la persistencia ya de siete semanas, de esta sublevación muy próxima a la rebelión, lo demuestra. Por lo tanto, una oposición de laboratorio, negada a la acción, de discurso agotado y retórica extenuada, podría verse rebasada, incluso quedar totalmente superada, por su “electorado”…

Esta es la pesadilla de la oposición oficialista, y su corte de beatas.

Y desde luego también lo es, para el centro del poder en La Habana y su consulado madurista.

¿Inverosímil? Ellos saben que no es así. Saben incluso que esto ya ha estado a punto de ocurrir, y sólo por una insuficiencia coyuntural se han salvado. Por eso la campaña apaciguadora, de criminalización de guarimbas y barricadas, y de llamado al debate y al diálogo que ya comenzaron, se intensificará notablemente.

Además, existe una posibilidad aún peor.

Porque si se llegara en algún momento a un estado de conmoción interna insostenible, al “estado de necesidad” en pocas palabras, el poder alterno que podría salir a poner orden, y salvar lo poco que queda de estado (y de república), podría ser otro, muy distinto…

Otra pesadilla, y esta con fantasmas.

domingo, 16 de marzo de 2014

Rómulo Betancourt sobre Fidel Castro: Un Perfil Moral

"Estaríamos horas si nos ponemos a hablar de cómo la llamada revolución cubana fue dirigida por un grupo de pistoleros que se iniciaron no leyendo libros de teoría marxista, no haciendo proselitismo político, no organizando partidos políticos, sino como jefes de bandas de secuestradores, bandas de universitarios secuestradores. El sr. Fidel Castro es el personaje a quien describe Rómulo Gallegos como Justo Rigores en su novela cubana "La brizna de paja en el viento". Justo Rigores era un señor, Fidel Castro, y tal como se lo describió a Gallegos su entonces adversador Raúl Roa, profesor universitario, era jefe de un bonche universitario, de gentes que estaban entre un filo de cuchillos entre el Robin Hood de la leyenda inglesa, perseguidor de los ricos en favor de los pobres, y el atacador callejero. En una calle muy central de La Habana, Fidel Castro y sus amigos abatieron a balazos a otro líder universitario llamado Manolo Castro, otro día secuestraron para quitarle un millón de dólares a Julio Lobo, el zar del azúcar. Ahora, esos métodos fueron trasladados a Venezuela por los agentes del quintacolumnismo castrista de nuestro país..."

Rómulo Betancourt
19-05-1978
en el programa "Buenos Días" de Sofía Ímber y Carlos Rangel

http://cic1.ucab.edu.ve/cic/sofiadigital/paginas/archivodigital.html

@FBoccanera

sábado, 15 de marzo de 2014

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL FASCISMO NEOTROPICAL


Advertencia a modo de prólogo:
Un chavista es un fascista de corazón, pero el que defiende el "legado de Chávez" es un fascista íntegro... el fascista de corazón siempre estará con Chávez, el defensor de su "legado" sólo lo usará para sus propósitos.
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La Insoportable Levedad del Fascismo Neotropical

“Suponer que la violencia política sembrada en estos días es espontánea, es ignorar que somos la reserva de petróleo más grande del mundo” 
Nicmer Evans

Somos un país petrolero (de "reservas"), ergo, las protestas nunca son expontáneas, sólo pueden ser violencia política “sembrada”.

Este ahora es el nuevo mantra preferido de algunos eximios fantoches que presumen de analistas.

Aun así, me parece genial que lo afirmen, pues nada evidencia mejor como la esencia verdaderamente fascista, ha penetrado en ciertos individuos que se presumen “intelectuales”.

Desde luego, para el fascismo no existen “protestas expontáneas” (¡faltaría más!) para ellos la “violencia política” siempre es inducida: el chavismo inexorablemente, sigue juzgando según su condición, a cada rato, es que no pueden dejar de hacerlo…

Comenzando con el fatum golpista que acecha desde su génesis para zanjar el inevitable final, en este régimen todo apunta hacia una degeneración totalitaria irreversible, que ya se ha logrado plenamente en el imaginario y en el discurso de sus “jerarcas”.

Hasta permear en la doctrina que sus parloteadores intelectuales e ideológicos difunden, en donde, enajenados del menor temor al ridículo público, se entregan acríticamente a todos los automatismos caros al fascismo: amor por el conspiracionismo, negacionismo militante, el reduccionismo de fórmulas, la linealidad historiográfica, confundir cronología con historia, el esquematismo corporativista, la compulsión al panfleto, las plantillas sociológicas, etc, etc, etc.

El vasto universo que se extiende más allá de sus cráneos, y que comprende sus elucubraciones, sus conjuras, más otras multiplicadas por millones de otras posibilidades, en otras palabras, lo fascinante de la verdadera complejidad, no sólo del poder, de la política, ¡del mundo!, ni los roza…

El totalitarismo empieza en mentes cuyo punto focal esclerosado soló brinca entre escenografías prefabricadas y estáticas, impidiendo toda visión periférica, toda excursión fuera de la instrucción inicial, toda colorimetría que no sea el blanco y negro, y la sustituye por decorados que se rotan según conveniencia sólo discursiva, nunca dialéctica, es como si se tratase de una carencia crónica, de una tara…

Pobre "política” venezolana, saltinbanqueando entre progresismo y fascismo, almapenando extraviada, entre parloteos de fantoches.

@FBoccanera