domingo, 7 de diciembre de 2014

LA OPOSICIÓN FELIZ


Diosdado Cabello el pasado 16 de octubre, declaró que la oposición andaba “amargada” por el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU. Desde luego que en aquella ocasión como en tantas, el personaje no hacía otra cosa que desatar su usual vomitada contra todo un sector de la sociedad al que calificaba con cinismo monumental, de “vendepatria”.

Pero ya conocemos al personaje y aunque resulte imposible acostumbrarse a su permanente agresión rabiosa, esas representaciones teatrales hace rato que no pueden sorprender a nadie, más bien, me causa siempre algo de gracia -y no me crean perverso- cuando irrumpe contra la “derecha”, justamente él…

Lo que sí es sorprendente es ver a la oposición oficialista refugiada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) adoptando el mismo calificativo y aplicándolo con fruición, con regodeo, ellos también contra todo un sector de la sociedad al que califican, también con gran insolencia, de “oposición amargada”.

Y lo realmente sorprendente es constatar que esta feliz sintonía entre Diosdado y la MUD comienza a mostrarse públicamente, sin ningún problema de que se establezca la inevitable asociación, incluso alternándose en la ofensiva contra el enemigo común que tanto los irrita ¿será esto un efecto de tantas reuniones a la sombra, pactando continuaciones y transiciones? (como tanto se afirma por allí) ¿o será una estrategia acordada para delimitar exactamente los objetivos políticos, electorales, ¿militares? a ser combatidos/neutralizados en un futuro próximo?

Aunque pudiese tratarse también de un desliz muy humano: el efecto de tantos encuentros y tantas horas pasadas juntos en lugares secretos, debajo de la mesa, tiende a crear identificaciones, vibraciones cada vez más armónicas, un reconocimiento del uno en el otro… afinidades crecientes que bien pudieran ser, el preámbulo de cierta promiscuidad que podría marcar el pacto inaugural de una política post-madurista de defensa del poder y del botín a como dé lugar.

En otras palabras, el futuro feliz que ellos quisieran poder preservar, ya nos lo comenzaron a anunciar a nosotros, los “opositores amargados”.

Hace tiempo que la MUD abandonó las formas, para exhibirse sin desparpajos como la asociación oficial de empresas políticas del statu quo, asociación con fines tan múltiples como inconfesables, a la que la lengua se le ha soltado en derroche de sinceridad política que debería agradecerse, al minimizar la especulación e incertidumbre sobre sus verdaderas intenciones.

Definir la persecución política como una “distracción”, incluso como un “circo”, la ausencia notoria de los partidos del huevo frito ahogado en salsa rojita (o sea PJ y AD) al lado de María Corina Machado, el torneo de insultos intelectualoides contra los “feroces destructores” de ferias de libros, la transformación del neoprócer Chúo Torrealba en un almapenante en busca de la marcha perdida, los cacerolazos fallidos, la restitución del arzobispo Aveledo con ampliación de su poder terrenal a oficiador extramuros, etc, etc, son todos actos erráticos y desorientados de esta asociación de empresas partidistas electorales, que se ha ido quedando sin calle ni tarima, sin su Globovisión ni otros medios, sólo las encuestas quedan: una legión de zombis ya parecen… [1]

Y sin embargo, andan muy felices porque viene el 2015, año bendito porque al fin volverá a ser electoral: lo único para lo cual han quedado tras un largo proceso de miniaturización.

Pero no cabe duda que son una oposición feliz, una oposición tan pero tan contenta que no ha logrado, ni de carambola, capitalizar descontento alguno, a pesar de la caída en barrena de la popularidad de Maduro, lo cual es cosa lógica que no amerita mayor explicación, porque los “felices” de todo tiempo y lugar no sólo huyen de los jamás contentos, sino también de su extensa carga negativa, ya que por todos es sabido que nosotros los descontentos nos hemos mostrado impacientes, cortoplacistas, desenfocados, distraídos, violentos, desdeñando impíamente los “tiempos perfectos de Dios” ¡y para rematar ahora también somos unos amargados! ¿a quién puede interesar algo así?

Desde luego la explicación profunda es otra, y obedece a un inesperado despertar que ocurrió en los albores del año, el cual se manifestó en forma inoportuna, inconveniente y contraria a cálculos, pactos, contratos y otras formas de entendimiento entre oligarquías gobernantes, factores de poder y partidos comensalistas del reparto rentista.

Se trató de algo que ha podido significar el rescate popular del espacio público, y eventualmente de la política y su posible renovación, algo que, aunque resultó ser momentáneo, más bien fugaz, fue una bocanada de aire fresco, y eso fue algo que ellos no pueden perdonar, algo que todavía les asusta, les disgusta, les duele.

Aunque después volvimos, a punta de plomo y sangre, a la sana anomia que tanto complace a los perros pastores de la MUD, eso que presenciamos a partir de febrero y en los meses subsiguientes, fue algo que los puso en serios aprietos pues implicaba nada más y nada menos que su peor pesadilla: la reactivación del habitante como ciudadano, el relanzamiento de la política desde su escenario estelar, y sobre todo, ¡el pasarles por encima de una buena vez!

Ese susto quedó y ya nada puede serenarlos, la paranoia llegó para quedarse, y por más que griten ¡allá viene el laboratorio! Ya nada será como antes.

Porque ellos algo si saben: saben que cuando los ciudadanos vuelvan a hablar de sus vidas en la plaza, a debatir sus problemas y apremios en asambleas libérrimas, de pura calle realengas, comenzará la reconquista de la libertad, la cual solo podrá “encenderse” cuando se adquiera conciencia que la actual micropolítica nunca podrá regenerarse “desde dentro”, y menos, desde una sociedad de cómplices…

Por cierto, esa era la idea central, la idea brillante, liberadora, de “La Salida”.

Conciudadanos, la verdadera Política volverá, cuando logremos una verdadera unidad entre nuevos liderazgos y una sociedad reactivada, en donde la resistencia irá quedando como el último reducto, pero a su vez como la máxima expresión posible de ciudadanía.

Así que toda esta “amargura “es la que amenaza la felicidad de la oposición, a la que sólo le queda apelar al chantaje hueco de una unidad en la que ni ellos mismos creen. Por lo tanto, de lo que hay que dividirse es precisamente de ellos.

No podemos sumarnos a los que nos han restado siempre…

¡Amarguémonos todos de una buena vez!

[1] PJ: Primero Justicia, partido “progresista-humanista”, AD: Acción Democrática, partido “socialdemócrata”, fundador de la democracia venezolana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario