domingo, 2 de agosto de 2020

Liberalismo y Neoliberalismo, o cómo fue que llevaron la libertad al mercado y la vendieron…



Cuando me propuse hacer un video sobre el liberalismo, sabía que me iba a encontrar con un gran problema, no va a ser fácil, y cuando hayan terminado de ver el video, entenderán el por qué, el liberalismo se ha vuelto complejo, no es que nunca lo haya sido, olvídense de las recetas que reducen al liberalismo en tips o pastillas, no es así, pero bueno, comencemos… 

Y comencemos retomando la vieja práctica de consultar el Diccionario de la Real Academia Española:

Liberalismo

1. Actitud que propugna la libertad y la tolerancia, en la vida de una sociedad.

2. Doctrina política que postula la libertad individual y social en lo político y la iniciativa privada en lo económico y cultural, limitando en estos terrenos la intervención del Estado y de los poderes públicos.

Bueno, a mí me satisface mucho esta definición que es muy esencial, habla de libertad individual y social, nombra la iniciativa privada, y desde luego no se olvida de limitar la intervención del Estado y sus poderes, una vez en uno de mis artículos definí al liberalismo como la doctrina que limita la libertad del Estado.

Bien, se afirma, que los Estados modernos que tienen a la república como forma de gobierno, y a la democracia como forma de Estado, se afirma que son “democracias liberales”, esto significa que ser liberal en lo político es estar de acuerdo con la república y la democracia, esta se ha vuelto una clasificación tradicional que puede funcionar, siempre y cuando no se pierdan de vista los diferentes aspectos que deben definir la posición política de una persona, y les doy un ejemplo, existen conservadores que desde luego son conservadores en lo social, y liberales en lo político, o sea, creen en la república y la democracia, pero, y aunque ustedes no lo crean, se puede ser conservador en lo social, liberal en político, pero no ser liberal en lo económico, o sea conservador social, liberal político y keynesiano en lo económico ¿cómo se le podría llamar a esta combinación?

Y existen liberales desde luego, que no son  keynesianos, no creen en la intervención del Estado en la economía, y a estos se les podría definir como liberales puros o liberales libertarios, y hay algunos liberales que no solo no desean intervención, no desean Estado, y aquí se presenta el problema de la fragmentación de los liberales en sectas, que es un problema que abordaré más adelante, porque también hay liberales que tampoco son conservadores en lo social son progresistas, se les podría llamar liberales de izquierda o socio liberales, bueno...

Un paréntesis, la definición de Keynesianismo, ya la di en el video anterior, y en otros videos, no la voy a repetir, solo les diré que los keynesianos creen en la intervención constante y reguladora del Estado sobre la economía, sobre el mercado, esto es lo esencial que se debe entender, y ahora, al grano…

Como dije antes, habría que distinguir entre lo que es liberalismo en la política y lo que es liberalismo en la economía, y es importante tratar este tema porque cierto liberalismo económico, no necesariamente es liberal en lo político, bueno, vamos por partes.

El liberalismo aúpa algo que se llama el “libre mercado”, que no necesariamente se debe asimilar con el concepto de “economía de mercado”, los keynesianos creen en la economía de mercado, pero no en el libre mercado, yo sé que muchos liberales afirman que los keynesianos son socialistas, no estoy de acuerdo, pero no me voy a ir en este momento por esa discusión, porque hay demasiados matices por resolver… en el mercantilismo mismo hay economía de mercado, orientada en transformar el comercio en un instrumento o arma política de dominación, así que para este servidor economía de mercado, con libre empresa, con promoción de la libre empresa, no es lo mismo que “libre mercado”, que es lo que propugnan los liberales. 

¿Y esto por qué?, porque para los liberales el mercado no es solamente un modo de producción sino el modo de realización de la libertad, el mercado es la libertad, y cuando no se vuelven infantilmente individualistas, el liberalismo coloca tanto en la sociedad como en el individuo (en ambos), la responsabilidad de la libertad, porque desea una distribución del poder, donde el Estado es un servicio público. Por eso afirmo que el liberalismo es la doctrina que limita la libertad del Estado.

Bueno ahora vayamos a describir, de la forma más elemental posible, lo que es liberalismo y las distintas variedades de liberalismo.

Hay un liberalismo clásico, político, que es una doctrina política que se basa en la defensa de los derechos individuales, que los reconoce como derechos naturales y afirma que estos derechos deben ser la única justificación para la existencia de una autoridad. Esta doctrina fue definida con bastante rigor por el filósofo inglés John Locke en el siglo XVII, y otro aspecto fundamental de esta doctrina es el escepticismo hacia el poder político, frente al cual se deben oponer instrumentos institucionales capaces de defender los derechos individuales, que deben ser consagrados como inalienables por la ley, para impedir el ejercicio arbitrario de la autoridad.

De allí la necesidad de que en el Estado exista la separación de los poderes públicos (ejecutivo, legislativo, judicial para que se puedan vigilar y controlar mutuamente) y para complementar esto, se expresa la necesidad de definir en forma estricta, la responsabilidad directa de cada funcionario público al ejercer su cargo, y todo esto, se podría definir en otras palabras como república y Estado de derecho, tal como los conocemos hoy en día, y esto es lo que se debería entender como liberalismo político, cuando uno afirma que cree en la república, la separación de poderes, el Estado de derecho, se podría decir que se está declarando como liberal en lo político. 

Ahora bien una vez existieron los Estados liberales, hoy en día existen los Estados democráticos, eso ya lo expliqué en un video anterior, y a los Estados democráticos de hoy en día se les conoce como democracias liberales, cosa que debería verse como una evolución natural, porque si hay alguna forma política cercana a la libertad, a la libertad despojada de privilegios, esa forma política es la democracia.

De todos modos y antes de seguir, quisiera proponer un punto de reflexión, y es que la defensa tan admirable que hace el liberalismo de los derechos, no solo individuales sino políticos, hasta consagrarlos como derechos naturales, inalienables y universales esa admirable posición debería verse reflejada en la política exterior de muchos países del primer mundo, que se distinguen en todos los casos, por ser eso que llamamos democracias liberales, y uno de los puntos fundamentales que se debería honrar, para no vaciar de sustancia lo que debería ser una democracia liberal, debería ser la condena al negacionismo, que funcionó muy bien en el caso de los negacionistas del holocausto, hasta convertir su difusión en un delito, como ocurre en países como Francia y Alemania. 

Sin embargo, el negacionismo hacia un régimen genocida como el del Partido Comunista Chino, parece que está corriendo con mejor suerte, sobre todo en esa Europa que precisamente sufrió con lágrimas y sangre, los embates del totalitarismo genocida nazi, esto me llama mucho la atención, porque el liberalismo político (dejemos a un lado el liberalismo económico, sé que ese es el único que importa), pero el liberalismo político, supuesto campeón de la defensa de los derechos y la libertad, debería ser el primer indignado hacia lo que pasa en China.

Y aquí no se trata de imponerle a China un régimen democrático, que a lo mejor es incompatible con su cultura, de todos modos, la tolerancia hacia países que pueden vivir perfectamente bajo un régimen autoritario, no debería impedirnos de exigir por lo menos, que desaparezcan métodos de dominación de naturaleza genocida, de naturaleza selectiva, como los que sigue aplicando China, por lo menos eso… en cambio me toca ver como en la Unión Europea se hace un enorme esfuerzo comunicacional para condenar a Viktor Orban en Hungría, por la defensa legítima que hace de sus fronteras, pero es mínima, muy poca la relevancia que se le otorga a lo que debería ser un escándalo mundial, que es lo que está haciendo China con sus campos de concentración. Bueno solo quería dejar esta reflexión antes de seguir…

Seguimos… hay que estar claros, muy claros de que el liberalismo es tanto una ideología política como una teoría económica, sobre todo porque la existencia de uno no implica la existencia del otro, no existe un vínculo moral de coexistencia obligada entre liberalismo político y liberalismo económico, los casos históricos de “un país dos sistemas” han sido varios, porque la historia certifica, que el liberalismo económico no conlleva la obligación moral del liberalismo político, eso lo explicaré más adelante.

De todos modos… ¿en qué consiste el liberalismo visto como un conjunto?, en lo ideológico es una doctrina que propugna que el individuo siempre debe ser defendido de la amenaza de un Estado arbitrario que pretenda controlar su libertad, más allá de lo que dispone la ley para mantener la paz y el orden, y para que esto pueda llegar a implantarse debe haber separación de poderes, Estado de derecho, limitaciones legales al poder. 

Pero el remedio definitivo a los males que pueden provenir de la autoridad, consiste en promover una neta separación entre Estado y mercado, como factores ordenadores de la sociedad, o sea como factores políticos, y por lo tanto la cuestión Capital versus Trabajo, en otras palabras, las cuestiones que atañen la relación entre empresarios y trabajadores, conflicto que no debería ocurrir en el Estado sino en la sociedad, esas cuestiones deben ser resueltas por el mercado, por lo tanto en ese asunto el Estado no debería interferir, o debería interferir lo menos posible.

Ahora bien, vamos a la teoría económica del liberalismo, el liberalismo en lo económico propone el predominio de la propiedad privada de los medios de producción y se opone a la existencia de empresas públicas, especialmente si son monopolios (casi siempre lo son), y en todo caso, se opone al fomento por parte del Estado o del gobierno, de empresas colectivistas. 

Pero en el centro de la propuesta en lo económico está el “libre mercado” y la competencia abierta ¿y qué significa todo esto? que el Estado y los gobiernos no deben dedicarse a la planificación económica centralizada, más bien deben dedicarse a desregular la economía, abatir las barreras comerciales, acabar con paternalismos, proteccionismos, y favoritismos políticos, privatizar en lo posible los servicios de forma que no existan empresas estatales, y como todo esto se trata de “zapatero a tus zapatos”, cada quien, Estado y mercado a lo suyo, por lo tanto la conducta económica de los gobiernos debe limitarse a controlar el gasto público y ejecutar presupuestos equilibrados, sin déficit, para poder minimizar la presión fiscal -la presión impositiva- y la deuda pública, en otras palabras, para minimizar la interferencia del Estado en la economía.

Ahora bien, todo esto del liberalismo que les acabo de describir generalmente se asocia, con un desarrollo ideológico y doctrinario que se dio paralelamente con el movimiento intelectual y filosófico de la ilustración, que afloró a partir del siglo XXVII, el cual en el caso del liberalismo, se asocia históricamente con la figura del filósofo escocés Adam Smith y en particular a su obra “La riqueza de las naciones”, obra que muchos consideran como el primer libro de economía moderna y otros como la obra fundacional del liberalismo.   

Pero esto si acaso fue solo el comienzo, y el pensamiento liberal se fue desarrollando con el tiempo, hasta formar todo un cuerpo ideológico y de teoría económica, que sigue desarrollándose hasta llegar a nuestros días, y este proceso ha dado lugar al surgimiento de varios tipos de liberalismo, de escuelas liberales, incluso sectas liberales, pero como este video no va a tratar sobre la historia del liberalismo, vamos a saltar de una vez a la situación actual.

Hoy en día se podría hablar de varias escuelas liberales, cuyas definiciones por cierto siempre son polémicas dentro de los mismos liberales, está por ejemplo lo que se ha dado en llamar “la escuela austríaca”, de la cual siempre se mencionan sus exponentes más notorios que son Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek, esta es una escuela compleja, muy interesante pero compleja, donde Mises y Hayek a su vez tienen sus divergencias. Por cierto hay un economista importantísimo Joseph Schumpeter, que sostuvo que los antecedentes de esta escuela deben buscarse en la Escuela de Salamanca del siglo XV, en España, bien, como no me he propuesto hacer un tratado histórico sobre el liberalismo, sino exponer la cuestión liberal en los tiempos actuales, sigo con este repaso de las escuelas, solo para mostrar la diversidad ideológica alcanzada por el archipiélago liberal, bien…

En el archipiélago ideológico del liberalismo hay varias islas, en donde están los liberales que se dicen clásicos, los austríacos con Hayek, los austríacos con Mises, los libertarios y sus tribus, están los anarco liberales, los paleo liberales, los minarquistas, todos estos grupos o movimientos tratan de distinguirse entre sí por sus diferentes  posiciones frente al Estado hasta llegar al Estado mínimo deseado por el anarquismo, los hay más a la derecha más a la izquierda, están los que rechazan cualquier asociación ideológica con estos extremos, hay posiciones nacionalistas en algunos de estos grupos, y en cuanto al individualismo, el acento varía desde el individualismo liberal tradicional hasta el individualismo extremo, de egoísmo ético, del movimiento objetivista de los seguidores de la escritora Ayn Rand.

Y siguiendo con la geografía de las islas liberales, hay algunos islotes polémicos, por ejemplo está el “ordoliberalismo” que se asocia con eso que se llama la “economía social de mercado”, que es una teoría económica alemana, donde se promueven todos los preceptos que deben dar origen a una economía liberal, pero esta de todos modos debe ser vigilada y optimizada por intervenciones precisas y limitadas del Estado, para mantener siempre un nivel de sana competencia y así evitar el surgimiento de oligopolios, monopolios, y concentraciones de poder económico que puedan desviarse hacia el poder político.

Bueno, algunos asocian este ordoliberalismo que acabo de describir con el socio liberalismo o liberalismo social, que muchos economistas teóricos del liberalismo desprecian con cierto horror, por considerar que todas estas corrientes, estos engendros no son verdadero liberalismo. La verdad es que esto tiene que ver con cierta asociación natural que en realidad existe entre progresismo y liberalismo, donde no se puede negar dogmáticamente, la existencia de un liberalismo que no es conservador, el cual considera que bien común e individualismo pueden convivir. 

Esto de alguna forma tiene que ver con el hecho de que en los Estados Unidos el término “liberal”, es un término que significa ser de izquierda, ser socialista, en fin esto tiene que ver con muchos asuntos que yo preferiría tratar más adelante, cundo aborde el tema de una nueva construcción ideológica, necesaria para que este siglo XXI no vuelva a ser un siglo de convulsiones violentas, como lo fue el siglo XX.

Bueno, y habiendo terminado ya con el tema de las variantes liberales, vamos a pasar al explosivo tema del neoliberalismo, qué es el neoliberalismo…

Bien, la definición del neoliberalismo es muy polémica, y a esta polémica contribuye mucho el hecho de que la izquierda ha manipulado el termino neoliberal, hasta convertirlo en una palabra que se debe usar para descalificar de entrada a cualquier enemigo de “derecha”, cumpliendo una función muy parecida a la que le dan al termino “fascismo”, y muchos liberales han caído en esta provocación, y por lo tanto al escuchar la palabra neoliberal se ofenden, y aquí hay que decir también, que algunos liberales explican que el uso descalificativo de la palabra neoliberal también proviene desde dentro del mismo liberalismo, de cierto sector del liberalismo, y proviene también de los keynesianos, y proviene también de la derecha, en fin, al parecer esta palabra “neoliberal” se ha convertido en una palabra “persecutoria” que puede ser disparada desde cualquier ángulo.  

Bien, pero al margen de la propaganda y salvando el hecho de que el neoliberalismo efectivamente, genera una polémica que es legítima en cuanto a su definición, de todas maneras se debe hablar de neoliberalismo, porque existió y existe como propuesta y existe como ejecución fáctica, aunque en muchos casos su aplicación no fue tal como lo denuncia la izquierda con la intención de demonizarlo. 

En 1992 apareció un libro que tenía este título: “El desafío neoliberal, el fin del tercermundismo en América Latina” y este libro muy jugoso, es una compilación de Barry Levine sobre diversos autores, autores muy prestigiosos, esta Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner, Enrique Krauze, en fin, toda una pléyade de pensadores de alto nivel, aunque algunos afirman con toda razón que ninguno de ellos es economista, lo cual es verdad, pero es que este libro no trata tanto de teoría económica, plantea al neoliberalismo en términos políticos.

Solo voy a recordar algo antes de proseguir, una cosa es renegar y otra negar, renegar del neoliberalismo es algo muy válido, bienvenida sea esa rectificación, pero negarlo, sobre todo negar su aplicación es otra cosa, dando además explicaciones que se parecen a las de muchos socialistas, que justifican el fracaso del socialismo porque lo que lo que se aplicó en tal o cual país no fue socialismo, esa es una posición que no ayuda a nadie, no ayuda a la rectificación, y en algunos casos es francamente sospechosa. Bueno, sigo…

En Venezuela, el chavismo afirma que se aplicó el neoliberalismo durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y también los hay que afirman que el gobierno siguiente de Caldera también fue neoliberal, no me voy a meter en una discusión que toca exclusivamente a los economistas, sobre eso solo puedo decir que el Estado rentista siguió intacto, e iba a seguir intacto por toda una serie de razones que no son económicas, son políticas y de estructuración del sistema de poderes. Ocurrió si, algo importante que fue la activación del proceso de descentralización, que afectó cierto balance entre poderes, y se procedió con algunas privatizaciones, la verdad es que yo no veo nada que pueda ser clasificado como neoliberalismo, mucho menos salvaje, en todo esto, pero aquí la palabra final toca a los economistas.

Lo que pasa es que no me voy a referir tanto al neoliberalismo en Suramérica, ni tampoco al neoliberalismo como teoría económica o doctrina política, sino al neoliberalismo asociado a un sistema de poder, de dominación global. Bien, vayamos al grano…

El neoliberalismo es la vuelta al protagonismo en pleno siglo XX, de ciertas ideas asociadas con el liberalismo económico y el capitalismo de libre mercado que habían sido expresadas en siglos anteriores, y su vuelta al ruedo ocurre cuando el consenso del sistema de Bretton Woods de posguerra, que había durado desde 1944 hasta más o menos 1970, pierde su validez como paradigma y de hecho comienza a colapsar, aunque en honor a la verdad, este ascenso del neoliberalismo al protagonismo fue gradual y se desarrolló por fases. 

La primera fase fue a finales de la década de 1960 cuando se comienza a vivir sobre todo en los Estados Unidos, un fenómeno económico de estancamiento con inflación que se llama “estanflación”, el cual sumado a la crisis del petróleo, al embargo petrolero de 1973, lleva a que en los EE.UU. primero se suspenda la convertibilidad directa del dólar con respecto al oro en 1971, lo que se conoció como el “Nixon Shock”, y luego eso desembocará también en otra suspensión, más de facto que formal, de los acuerdos de Bretton Woods, que era el sistema internacional que regulaba las relaciones comerciales y financieras, del orden mundial que se estableció después de la segunda guerra mundial. Esta historia del sistema Bretton Woods y su caída la contaré con más detenimiento cuando aborde el tema de las agendas de poder y el tema de los órdenes mundiales, en próximos videos. Bien, sigamos…

La segunda fase del ascenso del neoliberalismo ocurrió ya en la década de los 80, y sus representantes más notables fueron Ronald Reagan en los EE.UU. y Margaret Thatcher en el Reino Unido, a partir de ese momento es cuando se comienzan a aplicar recetas neoliberales de desregulación, y promoción de libre empresa y libre competencia, con mayor convicción y decisión, sobre todo para cortar con los procesos de crisis económica recalcitrante, pertinaz, que se venían arrastrando desde la década anterior.

Pero fue sobre todo a partir de las década de los 90 con la caída del bloque soviético, cuando el neoliberalismo toma su auge definitivo y este auge coincide con la globalización en modo “fin de la historia”, y la cuarta fase que se podría definir de degeneración posmoderna del neoliberalismo, que lo convierte en doctrina globalista de acumulación de poder por parte de la gran finanza y los grandes capitales internacionales, es un proceso siempre gradual que comienza con este siglo, proceso que ni siquiera la crisis financiera global del 2007-2008 logró detener.

De todos modos y antes proseguir con el desarrollo de este razonamiento ¿Qué es lo que plantea el neoliberalismo como doctrina económica y también política?

Bueno, el "neoliberalismo" teóricamente postula un modelo de sustitución del orden mundial basado en los acuerdos de Bretton Woods, mediante la conversión de la teoría económica liberal en un recetario único estandarizado, cuya aplicación permite sincronizar cualquier economía local con un nuevo orden mundial que debe ser homogéneamente globalizado, por lo tanto, el neoliberalismo siempre propone y sin importar el país, un paquete de medidas entrelazadas, que apunta a la aplicación de políticas públicas de reforma, orientadas a establecer un mercado competitivo libre y abierto, sin fronteras. 

El neoliberalismo siempre propone un recetario (recuerden que la mentalidad del neoliberalismo se expresa siempre con una “receta”), y este recetario propone medidas ejemplarmente liberales, que eliminan los controles de precios, desregulan los mercados, incluyendo los mercados financieros y de capitales, se deben reducir e incluso derribar las barreras comerciales y arancelarias, a las importaciones y a la inversión extranjera, y sobre todo debe haber políticas que reduzcan la intervención del Estado en la economía, en otras palabras, políticas de privatización, y de austeridad y disciplina fiscal en el gasto público, y muy importante, que el Estado proporcione verdadera seguridad jurídica sobre todo con respecto a la propiedad privada y la inversión privada.

El neoliberalismo además propuso un modelo internacional de desarrollo, estandarizado, a finales de la década de los 80, sobre todo para los países en vías de desarrollo -recuerden la crisis de la deuda latinoamericana de los 80- y esto se resume en un modelo que se llama “Consenso de Washington”, que es un modelo de fundamentalismo de mercado y competencia, que propone una receta basada en los puntos que ya describí antes, más otros puntos como reorientación y concentración de parte del gasto público hacia sectores necesitados, reforma tributaria, y política monetaria determinada por el mercado.  

Por cierto, uno de los planteamientos fundamentales del neoliberalismo está en el especial énfasis que pone en la competencia, hasta se podría afirmar que el neoliberalismo es una filosofía de la competencia, de la competencia consagrada a valor máximo, a ley divina que decide el triunfo o la derrota, el neoliberalismo es fundamentalismo de competencia, por lo tanto promueve toda denuncia de cualquier violación sustancial a la libre competencia, donde los gobiernos deben tomar medidas punitivas para restablecer el libre mercado, a propósito, en esto el neoliberalismo es idéntico al ordoliberalismo, de hecho, algunos estudiosos señalan una confluencia definitiva entre ambos, sobre todo a partir del rol dominante que adquiere Alemania en la Unión Europea. 

De todas maneras, esto de defender y promover la libre competencia me parece increíble, en vista de los daños que el globalismo, no la globalización, le ha hecho a la libre competencia al permitir el permanente dumping de China, dumping aterradoramente desleal, e inmoral, porque basado en un modelo aterrador no solo en lo económico, sino en lo social.

Ahora bien, lo que en principio propone el neoliberalismo en economía no es muy diferente del liberalismo clásico, solo que lo hace en una clave potenciadora del proceso de globalización, tal como se ha desarrollado en los últimos 40 años, lo que pasa es que el neoliberalismo, al convertirse en una doctrina fundamental de la agenda globalista, terminó por desnudarse hasta convertirse en una filosofía o ideología de poder. 

Michel Foucault, el filósofo francés abordó este tema, aunque no me voy a meter mucho con él en este momento, porque me interesa más plantearlo cuando explique el tema de la “izquierda neoliberal”, sin la cual no se puede entender la agenda globalista, agenda cuyo basamento político consiste en la confluencia natural de cierto eurocomunismo revisionista post “primavera de Praga”, con la izquierda “post muro de Berlín” y con el neoliberalismo posmoderno, para constituir una sola elite globalista.

De todas maneras para el filósofo Michel Foucault, el liberalismo, el liberalismo clásico, consiste en la separación del Estado y el mercado en reinos separados, hay cooperación entre estos reinos, pero el ámbito de uno y otro están claramente definidos, en cambio, el neoliberalismo para Foucault termina por imponer una primacía natural del mercado sobre el Estado, la cual debe terminar de imponerse de una vez por todas, porque deriva de esa especie de “iusnaturalismo” liberal que justifica la superioridad del mercado, por estar basado en leyes naturales, en otras palabras el “homo economicus”, el “hombre económico” es natural, y el Estado, los poderes públicos, los gobiernos, no deben oponerse al desarrollo de esta naturaleza “ecológica” del mercado.

Por cierto, y con respecto al homo economicus, hay algo que siento que nunca está de más aclarar, y es que al ser humano sin duda alguna se le puede manejar, orientar con “incentivos”, pero esto no puede ser reducirse de esta manera, a no ser que la intención sea la de “amaestrar” … El ser humano como ser completo, no solo económico, es complejidad y misterio con una dimensión espiritual trascendente, en donde nadie niega la utilidad instrumental del incentivo, pero no es suficiente, no debe ser suficiente y esto debe quedar establecido como imperativo categórico. 

La preservación de los valores, los principios, las creencias, es imprescindible para evitar el advenimiento del “hombre reciclable” o del “hombre desechable”, porque los incentivos no son transmisibles, los incentivos no son atemporales, circunstancias y situaciones pueden llevar a su modificación, en cambio los valores, con los valores que superan la prueba del tiempo, se puede erigir con solidez, de todos modos tangible, eso que llamamos civilización, y eso si es perfectamente transmisible, como genoma moral dentro de esa necesaria continuidad representada por la familia, la comunidad, la identidad y la pertenencia a una nación, sin las cuales, no solo se pierde lo sagrado en el sentido de la existencia, el sentido de tener un lugar en el mundo… 

Se pierde también la consistencia y la determinación que toda sociedad necesita para luchar, para defenderse y para sobrevivir. Señores la extinción no se previene con “incentivos”, porque estos pueden servir a cualquier causa, el fascismo y el nazismo también sabían incentivar, durante toda la ejecución de “la solución final” se aplicaron incentivos ¿acaso no lo saben? Por lo tanto ese discursito tonto utilista de ciertos microliberales, que obtusamente afirman que todo depende de “los incentivos”, es exactamente lo que no necesitamos para enfrentar con éxito al totalitarismo globalista, bueno, sigo…

Bien, retomando el tema del neoliberalismo, hay otro filósofo, Philip Mirowski, historiador y filosofo del pensamiento económico, que afirma que el neoliberalismo se ha convertido en una “teoría del todo”, que se basta tanto a sí misma como ocurre con ciertas teorías revolucionarias, que se creen dueñas de la verdad, y donde se plantea un cosmos económico, un cosmos materialista en donde todo debe configurarse y estructurarse según un verbo, un logos, que es el mercado libre y abierto.

Bueno, a Mirowski poco le falta para clasificar al neoliberalismo, como una doctrina totalitaria, no sé si lo habrá hecho en tiempos recientes, porque el neoliberalismo ha emprendido una deriva totalitaria innegable, al convertirse en la ideología del globalismo, y estamos hablando de una forma de totalitarismo, porque contrario a su apariencia, contrario a su disfraz, el neoliberalismo necesita un Estado fuerte, es más necesita un Estado fuerte transnacional, un Estado ubicuo, para imponer que sea el mercado como verbo, como principio, el que le de forma al Estado y sus instituciones, y rija a los gobiernos y a la misma sociedad, por lo tanto nada de “dejar hacer, dejar pasar” como pregona el liberalismo clásico, el liberalismo clásico afirma que “el mercado es la libertad”, en cambio el neoliberalismo, afirma que “el mercado es el mercado”, el mercado lo es todo, “nada fuera del mercado, todo dentro del mercado”.

Me explico mejor, cuando el liberalismo clásico afirma que el mercado es la libertad no lo afirma en forma orwelliana, porque el liberalismo clásico no pretende la lógica de empresa o comercio para el Estado, desde luego toca el tema de un Estado eficiente, y lo hace porque la eficiencia más importante comienza, cuando el Estado no se mete donde no debe estar, el liberalismo clásico pide que el Estado se limite a la “esfera pública”, exactamente, pide que el Estado no sea “privado”.

En cambio para el neoliberal, el Estado debe ser conquistado y sometido, y para cumplir con ese “nada fuera del mercado, todo dentro del mercado”, el Estado debe engranarse, al igual que la sociedad que también debe engranarse, para constituir una “megamáquina”, donde deben mandar los que han sido preseleccionados, meritocráticamente seleccionados, por el poder económico, y esto está a la vista: son los transeúntes de “las puertas giratorias”, donde salen de Goldman Sachs para ser ministros y cuando dejan de ser ministros vuelven a Goldman Sachs, o son premiados con algún puesto importante, en alguna junta directiva en algún otro lado, pero eso sí, deben hacer su peregrinaje a Davos todos los años…

Aquí hay un problema de enfoque, el neoliberal no ve el problema del Estado privado, no detecta esa perversidad, sonríe, y celebra la sumisión de los gobernantes al dictamen de la finanza y los grandes capitales, le parece que en eso consiste ser, un gobernante “responsable”, celebra incluso el giro de la izquierda a contrapelo de las cuestiones sociales verdaderas. En cambio para un verdadero liberal, lo que debería ser un verdadero liberal, que el Estado sea privado es justamente la mayor abominación, porque sabe exactamente que ese es el fin de la libertad, en todos los sentidos. 

Lo que pasa, es que el neoliberalismo al fin y al cabo elimina los conflictos de interés público-privado, y no puede haberlos, por eso debe ocurrir la privatización del Estado, incluso llega a ocurrir algo más: la privatización total de la esfera pública, que es lo que vemos cuando la salud, que es un asunto público, gracias a la pandemia se convierte en un instrumento del poder, y proporciona la base de un régimen “terapéutico” de dominación, detrás del cual hay una cienciocracia donde solo hay corporaciones privadas, haciendo y deshaciendo, y lo mismo pasa con otro tema de interés público como lo es el del “medio ambiente”, convertido en agenda ambientalista, en otras palabras, convertido en un business globalista.

Señores, lo que ha pasado en los últimos veinte años, sobre todo a partir de la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio, es que se ha embocado un callejón sin salida histórico, donde neoliberalismo y comunismo son simétricos, en el comunismo el partido es lo absoluto, en el neoliberalismo el mercado es lo absoluto, y esos mandatos son de naturaleza totalitaria posmoderna, el neoliberalismo es liberalismo posmoderno de fin de la historia y de la política. Y el comunismo versátil, es en realidad, comunismo posmoderno y relativista de fin de la conciencia de clase (salvo para las elites).
 
Y tanto es así que el modelo chino certifica la posibilidad esencialmente posmoderna de esta dualidad.

De hecho, el globalismo puede lograr lo mismo que logra el Partido Comunista Chino, mediante juiciosas dosis de Deep State donde quiera que vayas, de gobernanzas únicas como la ONU y la Unión Europea, imponiendo control social estricto mediante aplicación masiva de ciencia y tecnología informática, y aplicando finalmente, la reducción políticamente correcta de las democracias, a tiranías de emperador invisible, como ya expliqué en videos anteriores.  

Por cierto, y antes que se me olvide, ese concepto de “megamáquina” que por allí asomé, ya lo explicaré más adelante, ese concepto tiene un padre.

En fin, y recapitulando, en el liberalismo clásico, Estado y mercado cada quien a lo suyo, al César lo que es del César, pero en el neoliberalismo el César es el mercado, el mercado comanda al Estado, lo privatiza, lo convierte en corporación, e impone sobre él una lógica de empresa de servicio, a oligopolios disfrazados de libre mercado y democracia, pero además esta lógica empresarial se extiende al resto de la sociedad, hasta convertir al hombre en masa mercadológicamente optimizada, mediante la imposición de nuevas identidades privadas, y de nuevas pertenencias privadas, en donde ya no tenemos ciudadanos sino consumidores, usuarios, clientes, tarjetahabientes…

Recuerden que la teoría del mercado libre en su propuesta conceptual básica, ofrece un milagro social basado en una armonía natural entre intereses egoístas, dictada por una mano invisible, lo que pasa es que esa mano invisible fue hipotetizada en el siglo XVIII, pero ya no estamos en el siglo XVIII, estamos en un siglo donde lo invisible, lo intangible, lo desmaterializado, lo virtual, ya no constituye una mano invisible, sino un poder invisible totalmente asimétrico frente al cual todos somos no solo visibles, somos transparentes, y se trata también de un poder capaz de penetrar con igual facilidad tanto en los Estados como en cada una de nuestras casas, y de hacerlo en forma instantánea y simultánea, a todo lo largo del globo. 

La mano invisible del siglo XVIII supuestamente tenía la virtud de establecer simetrías virtuosas capaces de “controlar el todo desde el todo por parte de todos”, en cambio la mano invisible del siglo XXI es super asimétrica, y es capaz de controlar el todo, desde un rincón alquímico, un rincón informático, de información privilegiada en modo absoluto, y porque digo en modo absoluto, porque a su vez es capaz de modelar el todo a su conveniencia.

Como ven no estoy tratando tanto asuntos de teoría económica sino un asunto filosófico, ideológico, relacionado con una deriva evolutiva que solo puede degenerar en totalitarismo, y este callejón evolutivo totalitario en lo que concierne a occidente es el neoliberalismo globalista, que sin cambiar en lo más mínimo sus propuestas, ha servido de brazo ejecutor de la agenda globalista, incluso como un brazo ejecutor ciego, y esto ha terminado por contagiar al pensamiento liberal, a cierto pensamiento liberal, no necesariamente neoliberal, convirtiéndolo en un tonto útil de la globalización, de la globalización entendida no como sistema de ordenamiento económico entre países, sino como sistema de poder, como sistema de dominación.

Hay un filósofo y politólogo Estadounidense, Sheldon Wolin, que describe toda esta situación como “totalitarismo invertido”, donde un sistema en apariencia democrático realmente funciona como una dictadura hegemónica, donde el gobierno es gerenciado por élites contrapuestas a la voluntad popular, que mantienen a la opinión pública bajo control y todo esto a su vez es presentado como un modelo para todo el planeta, un modelo donde la política desaparece al volver políticamente apático al ciudadano y reducirlo a la condición de mero votante, de mero espectador de un arte escénica donde el espacio público a su vez ha sido totalmente comercializado. 

Donde los lideres no son arquitectos del sistema, son productos del sistema, son hijos meritocráticos y maleables del sistema, son el producto de una operación puramente tecnocrática de especialistas en relaciones públicas, mercadología y propaganda. Pero por sobre todas las cosas, el totalitarismo invertido de Wolin significa, que el Estado se ha vuelto un servidor de las grandes corporaciones, y esto se presenta ante la opinión pública como algo normal y virtuoso.

Bueno, aquí habría que comentar, que Wolin no hace uso del concepto de Deep State, porque cuando enuncia la teoría del totalitarismo invertido en 2008, el término Deep State no había alcanzado la notoriedad y el reconocimiento que hoy en día tiene, aunque todavía hay muchos intelectuales orgánicos del sistema invertido, que insisten en que Deep State es un término conspiracionista, porque fue popularizado por Donald Trump a partir de su irrupción en la política. Bueno, disculpen el chisme y seguimos… 

No, antes de seguir, quisiera recalcar que uno de los peores aspectos de esta degeneración globalista del neoliberalismo es que en el camino hacia la cumbre adquirió un sesgo mercantilista, al servicio no de la dominación de esas grandes naciones que aspiraban a convertirse en potencias, como ocurrió en los siglos pasados, sino mercantilismo al servicio de un orden único mundial, que debe terminar en un gobierno único mundial en apariencia multipolar, pero que no está constituido por polos sino por consorcios mercadológicos de “marca país”, o “marca continente”, en otras palabras, “megamáquinas”.

Bien 168de donde viene esta palabra “megamáquina”? A lo largo de la historia han existido grandes organizaciones estatales o imperiales, que lograron dominar a grandes masas de seres humanos, como si fueran los engranajes de una “megamáquina” social, y este concepto de megamáquina es de un sociólogo estadounidense, Lewis Mumford, que pone como ejemplos de lo que fueron megamáquinas: el aparato administrativo-militar del Imperio Romano, toda la conversión nazi de Alemania en maquinaria bélica, el aparato militar y burocrático de la Unión Soviética y desde luego, el complejo industrial-militar de los EE.UU. especialmente a partir del desarrollo de las armas nucleares.

Ahora bien, hay otro sociólogo, pero italiano que se llama Luciano Gallino, el cual afirma que en las últimas décadas se ha desarrollado un sistema económico enfocado en acumular capital y poder, mediante la maximización del valor que se puede extraer o exprimir tanto del mayor número posible de seres humanos como de los ecosistemas, y este sistema extractivo ha terminado por penetrar todos los estratos de la sociedad, hasta llegar a las personas, y por lo tanto ha logrado construir una megamáquina como la que describe Mumford, una megamáquina con un poder y una extensión sin precedentes, y a este megamáquina Gallino le ha dado el nombre de “finanzcapitalismo” o "capitalismo financiero".

Según Gallino, este “finanzcapitalismo” o "capitalismo financiero" ha terminado por generar una arquitectura de poder centrada en las finanzas, donde la teoría del “homo economicus”, del “hombre económico”, y el predominio sustancial del factor capital sobre el factor trabajo en los procesos productivos, ha terminado por proporcionarle al neoliberalismo su legitimación ideológica.

Y este capitalismo financiero de mercados abiertos es muy distinto del capitalismo industrial basado en economía, sobre todo en economía real, el capitalismo industrial se basaba en la producción de valor mediante la producción de mercancías, el capitalismo financiero se centra en la máxima extracción de valor de una empresa, por ejemplo, mediante productividad, por ejemplo, tratando de producir recurriendo lo menos posible al empleo, o aumentando al máximo el rendimiento del empleado.

Y esta lógica a partir de los años 80, se vuelve una lógica cada vez más financiera, a partir de esos años, la banca como inversor institucional principal, comienza a invertir en acciones, a invertir en los mercados, en las bolsas de valores, hasta el punto de que hoy en día en muchos países, la banca posee más del 5o% del capital de todas las compañías que cotizan en los mercados de capitales. 

¿Y esto qué significa? Significa que la banca con el pasar del tiempo se ha ido convirtiendo en un factor cada vez más influyente, de la gestiones empresariales, y es así como la banca fue adquiriendo cada vez más poder sobre los ejecutivos corporativos, hasta el punto que logra imponer un nuevo paradigma gerencial, donde lo más importante para una empresa es lograr la maximización del valor a favor de los accionistas, e incluso se va más allá, se llega al punto de que en las gerencias de las empresas, sobre todo de las grandes empresas, comienzan a dominar los ejecutivos financieros, los gerentes con formación financiera.

¿Y cómo se maximiza el valor a favor de los accionistas? mediante un proceso de lógica financiera donde el capital debe crearse principalmente, aumentando el precio de la acción en la bolsa de valores, aumentando el valor de mercado de esa empresa. Por lo tanto la empresa deja de ser conceptualmente, una organización vinculada a los intereses de la comunidad y al territorio donde opera, para convertirse en una organización de extracción de valor, cuyo desempeño debe relacionarse no con un entorno social, aquí no importa si toda empresa es también un organismo de la sociedad, lo que importa es que su desempeño debe relacionarse, comparándolo con el desempeño de las otras empresas que compiten con ella por el mercado.

Por lo tanto esta lógica financiera termina siendo una lógica de competencia pura, y la lógica de endiosar a la competencia pura es la ley divina, el imperativo supremo, del neoliberalismo, eso ya lo expliqué.

Bien ¿qué pasa con esto? pasa que al ser la evaluación del desempeño de una empresa, una exclusiva medición de su competitividad, si ese desempeño es bueno en sí mismo, y de todos modos le permite a la empresa dar ganancias, eso no importa, si el desempeño aun siendo rentable, de todos modos no es comparable con las empresas de la competencia, ese empresa deberá reestructurarse, venderse o incluso cerrarse definitivamente, para que el dinero de los inversionista rinda mejor haciendo otra cosa. 

Porque el único parámetro importante al fin y al cabo es el valor de mercado de la empresa determinado por su competitividad, donde el volumen de producción, la facturación, la nómina, la rentabilidad, son factores totalmente secundarios. Si la evaluación financiera de la empresa determina que hay que recortar los empleados o subcontratar la producción a empresas más competitivas, que lo son porque, por ejemplo, en ellas hay poca nomina fija, y mucha nomina temporal, a destajo, pues se hace, se hace eso o se cierra, o se muda la empresa a otra región o a otro país, y aquí no importa si la empresa arrojaba ganancias como tal, ni mucho menos importa si esa mudanza provoca un deterioro en las condiciones de vida, de la localidad donde operaba esa empresa, no importa si eso conduce a precarización, desempleo, aumento de la conflictividad social, eso no importa, porque en las maquilas de México, o en las fábricas asiáticas, no pasan esas cosas.

Y desde luego y está de más decirlo, todo estos procesos de reestructuración o mudanza de empresas, de venta de estas empresas o de fusión entre empresas, siempre contará con el apoyo de la banca para proveer el impulso financiero, sobre todo si la banca puede intervenir también en la gerencia de las empresas, sobre todo si la banca resulta ser poseedora o administradora de un paquete importante de acciones en esas empresas.

Por cierto, este proceso de “financiarización” de las grandes empresas industriales ha dado como resultado, la formación de monopolios y oligopolios como resultado de extensas campañas de adquisición y fusión de empresas. Esto es particularmente cierto en la industria automovilística, por ejemplo, el grupo Fiat en Italia, hoy en día grupo FCA después de su fusión con Chrysler y que ahora se está fusionando a su vez con el grupo PSA francés, o sea Peugeot, Citroën, Opel, bueno ese grupo que en otra época se conoció como grupo Fiat, terminó comprando a todos los fabricantes italianos de automóviles, con la excepción de Lamborghini que se la llevó el grupo Volkswagen, esto significa que Ferrari, Maserati, Alfa Romeo, etc. son todas empresas del grupo Fiat, y de paso ese grupo Fiat cuando se convirtió en la multinacional FCA mudó su sede corporativa a Holanda, lo cual le permite hacer elusión fiscal, pagando sus impuestos no en Italia sino en el paraíso fiscal holandés, y todo esto configura un proceso de destrucción de tejido empresarial y por lo tanto tejido social, y también tejido cultural, que en Italia se conoce como la desindustrialización, proceso que describiré con más detenimiento cuando trate el tema de la Unión Europea.

Y este proceso de desindustrialización también ocurrió en muchas partes de los EE.UU., dando como resultado verdaderas catástrofes como la que ocurrió en la ciudad del automóvil, la ciudad de Detroit, pero ha ocurrido en muchas partes de los EEUU, donde como consecuencia de esta degeneración orgánica de las industrias, de organismos sociales productores de valor a negocios globales extractores y exprimidores de valor, esto ha provocado un proceso de precarización social en la clase media y trabajadora de los EEUU, que hoy en día constituye una buena parte de la base electoral que sostiene a Donald Trump.

Bueno Señores, todo esto que les estoy describiendo con la desindustrialización, que ha ocurrido en los últimos 40 años, constituye la superación de un sistema, vamos a llamarlo “liberal”, de capitalismo basado en economía real, con aspiraciones de libre competencia y libre comercio en un ámbito de globalización, por un nuevo modelo neoliberal de competencia pura y dura, de competencia darwiniana entre los más aptos, basado en oligopolios globalistas gobernados por un superpoder financiero sin fronteras. 

Y el que no quiera darse cuenta de esto, entonces está destinado a no comprender los conflictos crecientes, que en los próximos años deberemos afrontar en muchos países, conflictos que ya están ocurriendo en los EE.UU., porque Donald Trump, empresario, libre empresario, un-no político, cometió el grave error de comprender esta lógica, entender hacia donde nos quería llevar, y la está combatiendo.

En fin, para Luciano Gallino, el capitalismo financiero es una megamáquina basada en la extracción de valor de la inversión del dinero, del dinero como el único bien que tiene importancia, mediante la manipulación financiera del capital, incluso con fines especulativos, el declive de los salarios reales, la privatización de los beneficios estatales y la explotación internacional del trabajo, en otras palabras, el capitalismo financiero es un proceso de redistribución de la riqueza-ganancia de abajo hacia arriba, en otras palabras, el capitalismo financiero es un proceso de acumulación y concentración de poder.

Y este proceso, es un proceso destructor de la civilización, y esto se puede demostrar con simpleza, con un solo ejemplo: debido a la imposición neoliberal de la competencia como la diosa única que debe regir las relaciones humanas en el ámbito laboral y productivo, debido a la elevación neoliberal de la competencia a ley divina, a ley que determina quien gana o pierde, quien vive, o sobrevive, es cada vez mayor el número de jóvenes en el mundo que se preguntan con angustia, si serán capaces de encontrar un trabajo fijo, con un sueldo decente, que les permita planificar un futuro, independizarse de los padres, desarrollar carrera, casarse, comprar una casa, y tener hijos. Señores, la imposibilidad creciente de formar y fundar un hogar, es una amenaza directa contra la civilización.

Bueno, antes de seguir para ir a una conclusión, Gallino afirma que el neoliberalismo colapsó con la crisis financiera de 2007-2008, no estoy de acuerdo con él, y no soy el único, lo que pasa es que aquí se presenta un problema óptico, que al parecer impide la percepción de la conversión del neoliberalismo, no ya como teoría económica y política, sino como doctrina estructural del poder establecido, como basamento de la gran receta globalista de estandarización y homogeneización, del mundo sin fronteras del nuevo orden global. 

Porque una cosa es el neoliberalismo político, como instrumento del poder, y otra el neoliberalismo como poder en sí, que se rescata a sí mismo, como lo hizo durante la crisis financiera, sin luego exigir una rendición de cuentas mínimamente ética, para prevenir la repetición de un evento semejante en el futuro, de hecho, el 2008 quedó como un accidente de camino, y la fiesta de la moneda-deuda sigue hasta el día de hoy, y esta conducta de irresponsabilidad institucional tanto pública como privada, ocurrió porque cesó el conflicto de interés público-privado, la tiranía del emperador invisible ya había comenzado, y esto se debe ver como una perfecta consonancia, con la deriva posmoderna que afecta no solo al liberalismo sino a todas ideologías, si es que aún se les puede llamar así. 

Y para concluir con la exposición de diversos puntos de vista sobre el neoliberalismo, está el de cierto sector de la derecha estadounidense, que incluye sectores tanto conservadores como liberales, entre los cuales se encuentra el estratega político Stephen K. Bannon, de gran influencia sobre el pensamiento y la visión de Donald Trump, bueno para este sector, el neoliberalismo, no ha disminuido al Estado sino que lo ha convertido en una super agencia al servicio de lobbies, de grandes empresas multinacionales y globales, y desde luego, al servicio de la gran finanza internacional, al dedicarse a un proceso invertido de privatización-socialización. 

O sea, privatización de las ganancias del Estado por un lado, y socialización de las pérdidas privadas por el otro, ¿qué significa esto? que si la gran finanza, los grandes bancos tienen problemas, el Estado imprime moneda en gran cantidad, como si no hubiese un mañana, auxilia al sector y convierte deuda privada en deuda pública, y esto es capaz de hacerlo a un ritmo que va más allá de toda sensatez, de toda moral, que parece no tener límites, como si ellos, o sea los que mandan sobre la megamáquina globalista, supieran que de todos modos ellos nunca pagarán los platos rotos, por cierto, en los Estados Unidos este proceso, sobre todo después de la crisis del 2007-2008 ha sido fuertemente criticado por notables exponentes del liberalismo libertario, y es lo que algunos han denominado “socialismo para la banca”, o “socialismo para los ricos”. 

Aquí lo que siempre me ha parecido curioso, es escuchar a los neoliberales hablando sobre austeridad, y a los neoliberales en variante ordoliberal germanizada, hablando de inflación… y todos hablando de desregulación, claro, eso comienza a cobrar sentido, pero un sentido siniestro, cuando se comienza a entender como es el mecanismo del Estado privado convertido en servidor de las elites, en otras apalabras en agente maximizador y preservador del valor del mercado, y de los capitales y los bienes acumulados por las elites.

Y ya para concluir voy a señalar y quizás volver a recalcar, algunos aspectos que considero que deben quedar grabados, con respecto al liberalismo y su versión posmoderna neoliberal.

El primer aspecto es el de la semejanza entre izquierda y liberalismo, si, observo semejanzas, por ejemplo, el problema de la fragmentación, izquierda y liberalismo se han fragmentado, lo que pasa es que la izquierda a la hora de las chiquitas siempre supera sus rivalidades y actúa en conjunto, en cambio, el liberalismo ha desarrollado el gusto por la fragmentación hostil, parece disfrutar con eso, y ese es el problema del tribalismo liberal, lo cual lleva al dogmatismo, incluso en los no movidos por sectarismo, también está el problema del materialismo, que un marxista sea materialista lo puedo entender, pero que un liberal sea materialista, porque es imposible despegarlo de su economicismo mecanicista a la hora de razonar sobre la sociedad, eso me parece alarmante.

Lo que pasa es que ambos, izquierdistas y liberales materialistas, tienen lo que yo llamo un “cableado total”, o sea un cableado mental sin cabos sueltos, cada cable sale de un punto y conecta con otro punto, no hay ningún cable con algún extremo al descubierto aunque sea para descargar a tierra, o servir como antena. Para ellos, si en la aplicación de la doctrina al gobierno, ocurre un desastre, no debe haber rectificación lo que siempre hace falta es profundizar, me explico, el socialismo fracasó porque eso no es socialismo, y el neoliberalismo fracasó porque no lo aplicaron a rajatabla, con una terapia de shock ¡eso no fue liberalismo! bueno… eso es tener un cableado mental total, sin conexión a tierra, sin antenas.

Hay otro aspecto, el de los liberales que se han convertido en los tontos útiles del neoliberalismo convertido en superpoder globalista, ese también es un problema de cableado, dejaron fuera del circuito lo que el liberalismo representa como defensor del Estado de derecho, la república, la democracia, la libertad… lo que pasó en Grecia es un problema de “irresponsabilidad económica”, de los griegos que son “flojos”, “vivieron más allá de sus posibilidades”, y son “corruptos”, y el análisis liberal no pasa de eso. 

Y tampoco va a pasar de eso, cuando lo mismo comience a ocurrir en Italia (prepárense), porque “los italianos son como los griegos”, y además son “mafiosos”, ni por un momento se les pasa por la cabeza las causas históricas, las causas objetivas, de un proceso de destrucción no solo industrial, sino social y cultural que tiene raíces profundas y que además fue determinado desde afuera, por una lógica impuesta desde afuera de soberanía limitada, que fue aplicada a esos países, pues no… la plantilla que debe encajar para comprenderlo todo mediante el pensamiento único, debe encajar, y si no encaja pues se hace a la fuerza, tapando todo lo que quede fuera de la plantilla.

Otra aspecto es el internacionalismo, que es característica común de las internacionales socialistas y de la nueva internacional del neoliberalismo de pensamiento único, sobre todo con respecto a cómo debe ser el mercado, Señores, una cosa es la economía de mercado, que permite construir tejido social sólido en cualquier parte, incluso en los países más remotos y en las localidades más pequeñas, porque la economía de mercado es una tejedora amorosa e incansable, y otra cosa es el mercado libre darwiniano en modalidad neoliberal, donde el tejido social depende exclusivamente de su compatibilidad mercadológica, con un modelo internacional que se vende como natural e infalible… que es tan “internacional, natural e infalible” como el modelo en el cual creen los comunistas, y la verdad es que ambos hablan idiomas parecidos, el idioma-pensamiento del neoliberal es economicista y el idioma-pensamiento del comunista, es materialista, son idiomas compatibles dirían los chinos…

Otra cosa, que yo llamo “el disimulo liberal”, Señores, nunca olviden que los ídolos del panteón neoliberal, dinero, capitales, mercados, pueden florecer sin importar el régimen político, florecieron en Chile bajo un régimen que bueno o malo era autoritario, florecen en la autocracia de elites iluminadas de Singapur, florecen en el absolutismo corrupto de Arabia Saudita, Dubái y los demás emiratos, y florecen en el totalitarismo devastador pero sonriente del Partido Comunista Chino, y la sinceración de ciertos liberales plenamente posmodernos, de querer “republica sí, pero democracia no”, es una actitud retrógrada, reaccionaria, típica de la esterilidad que caracteriza a la decadencia ideológica, a la rendición ideológica.

Porque una de las tesis fundamentales del liberalismo clásico, donde el mercado es visto como supuesto agente moralizador del capitalismo, esa tesis se desvanece en el neoliberalismo, al desechar conflictos morales como el que debería tener el capitalismo ético con respecto a China, amigos, no nos caigamos a cuentos, el emperador desnudo del mercado ha demostrado ser perfectamente compatible con el totalitarismo, y ahora se está demostrando, en clave de un poder global de pensamiento único, indispensable para vertebrar un gobierno único mundial, donde, mercados abiertos sin sistema inmune cultural y totalitarismo, se han vuelto necesariamente complementarios, para drogar y anestesiar a la libertad, marcarla con hierros tecnológicos, y llevarla al mercado y venderla… 

Bueno amigos y seguidores, es todo por hoy y como siempre, les voy a pedir que se cuiden, y activen su pensamiento, para desarrollar conocimiento y conciencia, que es la primera cosa que se debe hacer antes de emprender toda lucha, nos veremos en el próximo video, lo prometo, hasta luego.

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