En 1868, veinte años después del asalto al congreso, vuelve
José Tadeo Monagas, el Chávez del siglo XIX sobre todo por su sumisión al
resentimiento y al odio. La anomia que esto crearía, según Jorge Olavarría [1],
la resolverá temporalmente Antonio Guzmán Blanco, pero su sistema modernizador
comenzará de nuevo a decaer a partir de 1892 para provocar otra anomia, que
solo se resolverá en 1898 con la creación e irrupción de un nuevo ejército, el
ejército restaurador tachirense.
Y el camino a la libertad de 1898 a 1958 requirió 60 años y
un "incidente" importante a mitad de camino, 1928, constituido ni
siquiera por una minoría: eran cuatro gatos.
Si ha ocurrido algún "cisne negro" en nuestra
historia es “la generación del 28”, eso es lo que debería volver a ocurrir
antes que nada.
¿Qué pasará?
¿Que podría pasar hoy 23 de enero de 2019? me lo han
preguntado demasiado y en la medida de lo posible, he evadido la respuesta.
No soy vidente, me ha costado mucho sacarme el "ansia
predictiva" para poder trabajar con alguna pretensión de seriedad,
intentando aprender a distinguir entre capas de información, desinformación y
ruido, en un mundo donde hay lavado de cerebros y lavado de la realidad.
Tengo un conocimiento y una percepción, si cuadran lo
señalo, si no cuadran me aparto y me pongo a estudiar. El solo trabajo de
ponderar lo que percibo es ya bastante, transformar una percepción en evidencia
es un proceso de alto riesgo.
Aun así me arriesgaré, si me equivoco será porque lo merezco
¿no creen?
La hoja de ruta
Aquí lo primero que debería señalarse es que el papel que
jugará la Asamblea Nacional y su presidente manchuriano Juan Guaidó, ya fue
debidamente explicado y difundido en algo que llaman “la hoja de ruta”, a la
cual denomino “la hoja de ruta nicaragüense”.
Invito a mis lectores a investigar la historia del poder en
la Nicaragua liberada y reconstruida por la revolución de 1979, la ruta de
Daniel Ortega a Daniel Ortega en 22 años, con sandinismo originario y derecha
“Liberal Constitucionalista” como rellenos suculentos.
El método nicaragüense es perfecto: robó, repartió, y
permitió la alternabilidad, incluso con su “enemiga” la derecha. Incluye
revolución, transición, elecciones, dictadura, pluralidad, revueltas,
represión, urnas para votar y para muertos, un paquete completo, insuperable.
El episodio resistente
La resistencia, de llegar a sentirse traicionada una vez más
“por los políticos”, podría desatarse en furia insensata de autoasedio autodestructivo,
con planes esperpénticos de tranca y guarimba mil veces descritos al enemigo,
con mandos infiltrados hasta los tuétanos, con reservas logísticas mínimas para
su autonomía, con todas las líneas de abastecimiento vital y de comunicación en
manos del enemigo, es “la resistencia suicida” que ya describí en 2017. [2]
Resistencia cuyas acciones no obtendrán apoyo de la
“legítima Asamblea Nacional reconocida internacionalmente”, ergo, tampoco la
apoyará Mr. Pence (ni ningún otro).
(a partir del minuto 7:37 en el video cortesía de VPI TV)
Aquí no ha pasado nada
Y pudiese no pasar nada, hoy mismo o al cabo de unos días de
caos, muertes heroicas de radicales (también radicales chavistas, cuidado con
esto) y desgaste autoinfligido, quizás este sea el plan maestro, un plan de
demolición de las ilusiones que ya se está alimentando con frases criminalmente
irresponsables como “Venezuela un río crecido”, “esta vez es distinto y tú lo
sabes”, “ahora o nunca”, “dios con nosotros”, frases equivalentes a las que
sirvieron de marco épico a las matanzas de 2014 y 2017, y que siguen siendo
proferidas, por no otra cosa que ambiciones candidaturales de apetito
inextinguible.
Por último, meternos en una agenda aérea de gobiernos
paralelos, sea en el interior o en el exterior, solo sirve a élites atemporales
re-empacadas con “nuevo diseño”, que desean enchufarse o re-enchufarse, y esto
está tan claro que por respeto a la inteligencia no lo explicaré.
Lo que si explicaré del modo más sucinto posible, es el escenario
“transición comenzando hoy mismo”, pero lo haré más adelante.
La repetición del mal es lo siniestro
Dentro del drama lo verdaderamente trágico, hasta el grado
de sino maldito, es que siempre nos montamos sobre agendas que no son nuestras
ni nos convienen y con goce las reforzamos, y lo peor de lo peor, algunos
incautos intentarán meterse como cuña entre la agenda del chavismo de Estado y
del chavismo de oposición, en otras palabras, nos meterán, con o sin cálculo,
en la posición perfecta para ser aplastados.
Y aquí el papel de los medios será decisivo para llevarnos
de la mano a la trampa, basta ver cómo abordaron la insubordinación en el
comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Cotiza, evento que se
describe una vez más sin explicar lo importante, lo crucial, por ejemplo, que las
Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y la GNB son fuerzas armadas con
asignaciones teatrales que obedecen a un guion político que puede variar a
conveniencia del Estado, el FAES (los malos esta vez) son los que intervienen
en Cotiza, limpiándole la cara a la GNB (los buenos esta vez), de forma que los
periodistas del sistema puedan alimentar la leyenda de un supuesto apoyo
soterrado de los mandos superiores hacia los sublevados, una operación de
“pulitura” previa a la eventual salida de los militares a la calle para
restablecer el orden, “el hilo”, la ruta a la fiesta democrática, y por lo
tanto la ruta de vuelta “al legado”. ¡Fuera Maduro y que viva el ejército
libertador!
Mientras tanto, el control social en desarrollo en manos del
“pranato” y otras emanaciones “colectivas” del hampa organizada y del crimen
organizado, constituye la ruta de “guerra zamorana” hacia el Estado policial,
el Estado de terror, esa función no la ejercerán las fuerzas armadas, ellas deben
preservarse de esas bajezas.
La fuerza armada oficial en cambio se encargará de controlar
el orden público, p.ej. cuando algún sacudón promovido por las otras fuerzas armadas
se active a conveniencia para justificar avances, cambios o “rupturas” en el
Estado chavista, recuerden, las fuerzas armadas siempre deben aparecer como las
salvadoras.
HELP!
Ante todo esto ¿qué país con dos dedos de frente se va a
meter en esta trama post-bananera de narconación de mafias, maras, terroristas
y clase política 99% socialista?
A los Estados Unidos le basta reconocer a Guaidó y a la “AN
legítima”, y su impecable e inobjetable hoja de ruta, efectivamente, ya lo han
hecho y con eso ya los han atornillado (no por nada el régimen permitió el
triunfo de esta asamblea “opositora”).
No se van a meter en un país donde régimen y oposición
apoyan a la fuerza armada, la reconocen como poder (el poder), le garantizan
impunidad por ley y la invocan a cada rato.
No se van a meter en un país donde los políticos, todos
chavistas de conveniencia en diferentes grados, no ven la hora de pactar una
transición y una ruta electoral. (Recuerden, el futuro Estado comunal con
población totalmente dependiente del Estado, es el sueño húmedo de todo
político rentista-populista).
Además ¿qué es lo que al fin y al cabo pide EE.UU.? pues ¡Fuera
Maduro!, no pide más…
Los EE.UU. en sus "proxy-wars" contra el comunismo
especialmente durante la “guerra fría” siempre usaron militares y
lumpenburguesías, y debe decirse que salvo en Cuba y en Vietnam, el juego les
salió bien.
El problema es que Castro, Ortega y el Foro de Sao Paulo
tomaron nota, varias notas, especialmente después de Allende, y aprendieron a
trancar ese juego. Es la tranca que vivimos.
Donald Trump no se desviará de su alergia al
intervencionismo, de su America First, de salirse de los teatros para
poder actuar con menos presión, más libertad y más practicidad desde afuera, tal
como piensa hacerlo con Siria, y alimentar por los momentos sus “proxy wars”
del siglo XXI con ventas de armamento si es posible. En todo caso no hará nada
diferente mientras no sea reelecto, mientras no pueda ser un “Trump 2.0”.
No se va a meter Colombia que deberá escoger entre narcopaz
y guerra, además nunca podría movilizarse sin asegurar antes su retaguardia,
dicho de otro modo, no se moverá mientras Colombia y Venezuela sean un único
territorio, sin frontera desde hace décadas, para toda suerte de fuerzas
irregulares y terroristas.
No se va a meter Brasil, a Bolsonaro lo esperan sus “12
fatigas” en un país que es subcontinente, incluso más variado que el continente
que lo rodea. Quien le pide a Bolsonaro ocuparse de lo externo, incluso como
prioridad, no ha entendido lo que la palabra "extensión" significa en
Brasil.
Aquí no se va a meter nadie, sin Estados Unidos dando antes
la luz verde y mostrando voluntad de acción concreta en esa dirección. Entonces,
¿podría hacerse algo mediante “encargo hemisférico” a Brasil, como lo han
insinuado algunos "analistas"? El pequeño problema que le veo a las
"encargadurías", es que solo se otorgan después de concretados y
establecidos ciertos negocios, y a un volumen satisfactorio (más aún con
Trump). Los encargos, son una sociedad.
La transición YA
Ya lo he explicado en artículos anteriores pero toca
machacarlo.
Nicolás Maduro fue asignado para cumplir con una misión:
ejecutar a sangre fría la etapa "impopular" de la planificación del
Estado chavista, rumbo al Estado comunal, Estado que tendrá dos sistemas o
circuitos económicos (comunismo versátil).
Como consecuencia Maduro deberá concentrar y cargar con el
costo político, esto es crucial para poder escenificar "la vuelta del
legado de Chávez", la superación del horror, la instauración del chavismo
pacifico-democrático-constitucional con las fuerzas armadas intactas, y
posiblemente en el rol estelar de libertadoras, en otras palabras, estoy
describiendo la “re-seducción” de la cual Aura Palermo siempre nos habla.
Maduro no está para meterse en peleas de bandos o facciones,
no está para crear su propio grupo o tendencia, no está para ser popular, ni
para ser amado, y lo más importante, no puede decidir nada sobre su permanencia
o su final. Él sabe que deberá cargar su destino a cuestas sin chistar, el
fardo del revolucionario.
Una vez que cumpla su misión, será despachado, si alguna
certeza puede existir es esta.
La creación del “madurismo”, algo que no existe, de “Maduro
el traidor”, y al final del “Fuera Maduro”, son obras maestras de La Habana.
¿Quién lo decidirá? ¿lo decidirá Cuba, la Fuerza Armada, el
“Foro”, los socios internacionales del Estado? Eso no se podrá saber hasta que
ocurra, aquí lo que interesa es quién ejecutará su salida simulando
autodeterminación civil, y activará la transición.
¿Eso podría comenzar hoy?
Difícil saberlo, aunque depende de algo obvio que desde hace
dos años se ha expresado en posicionamientos “públicos y notorios” del propio
chavismo, pero aún no sabemos cuál puede ser el grado de urgencia a nivel del
Estado, solo podemos sospecharlo.
Hay chavistas impacientes, “chavistas críticos”, de
oposición y de revancha, y hay chavistas de Estado, chavistas con sangre fría
que saben que Maduro antes debe cumplir la ruta impopular, en otras palabras,
debe cumplir con una planificación, la del Proyecto Nacional Simón Bolívar que
de todos modos tiene una fecha límite: 2021.
Entre los chavistas impacientes están sobre todo civiles,
están todos los del “chavismo originario”, del “chavismo crítico” y del
“chavismo democrático”, está la fiscal Luisa Ortega, está Rafael Ramírez, está
José Vicente Rangel (que no quiere morir sin ver el final) y hasta Elías Jaua
no anda tranquilo, y a este grupo de hienas deben sumarse todos los chacales del
chavismo de oposición MUD-FA (Mesa de la Unidad Democrática y Frente Amplio),
cuya definición final solo espera por el anuncio de megaelecciones convocadas
por la Asamblea Nacional Constituyente, por la Asamblea Nacional, o por ambas
(quien lo haga no importa, los militares al apoyar a quien sea marcarán el
rumbo), elecciones donde en forma variopinta, todos se alinearán a la promesa
de "la vuelta del legado" para captar a la masa, así culminará la
peronización de la micropolítica venezolana, la verdadera UNIDAD.
Entre los chavistas de Estado (del Estado Venecubano) que
insisten en no precipitar los tiempos, deben estar chavistas castrenses y
chavistas castristas, pero sobre todo los realmente subordinados a La Habana,
encabezados por el verdadero segundo de a bordo, prevenido al bate para
cualquier eventualidad: Tareck el Aissami.
No hay dualidad de poderes, no hay guerra de posiciones,
podría ocurrir una simulación de crisis orgánica, pero no hay poder alterno, ni
situación pre-revolucionaria, porque toda la fuerza está de un solo lado, en la
Fuerza Armada. Es la diferencia con 2002, un cambio que se desarrolló a partir
de las lecciones que aprende Hugo Chávez del 11 de abril: generales en
encerrona privada, en casa (como debe ser) contando con muchísimo cuidado los
cañones conforme la discusión avanza, y los civiles mientras tanto, en su
"bochinche", en su incapacidad permanente de servir de algo.
Resumiendo
¿Un golpe militar contra un régimen militar? La Fuerza
Armada podría sufrir fisuras, por parte de versiones militares del chavista
impaciente, especialmente si hay caos, pero no “se van a caer a tiros entre
ellos” a lo sumo pedirán una hoja de ruta más “rápida”.
La Fuerza Armada es el verdadero poder, inamovible e
indisputable (soberano) y sus órdenes políticas en el ámbito civil deberían
ejecutarse por medio del “suprapoder originario”, el regalito imperecedero de
los constitucionalistas venezolanos civiles: la Asamblea Nacional
Constituyente.
“Este es un problema que lo van a resolver los políticos.
No es por la vía militar que se va a resolver […] los políticos venezolanos
deben reconocerse, respetarse, dialogar y negociar para llegar a un acuerdo de
convivencia”.
Vladimir Padrino López, 28 de mayo de 2017
Mientras tanto, por un lado tenemos a "la
política" encerrada en su esfera cloacal.
Por el otro, "lo político", el conflicto en la
sociedad, abandonado a su suerte.
Algo es seguro: el orden interno está atado, bien atado.
Y el orden público quedó listo para ser instrumentado por
quienes tienen la fuerza, ya saben cómo promover “sacudones” o
"caracazos" útiles a la causa. Hoy podría salir la Fuerza Armada
contra los “violentos, frustrados, arrebatados” (Guaidó). Hoy podría salir la
fuerza armada del hamponato (esos sí podrían caerse a tiros entre ellos) y por
lo tanto, además de caer “radicales” podrían caer chavistas. Hoy podría haber
caos, tanto inducido como espontáneo.
Ante esto se supone que la “madurez política” podría repetir
“el grito de Chúo” [3]:
“o dialogamos o nos matamos”
La historia del 23 de enero, repetida como farsa.
En el transcurso del año desarrollaré muchos de los temas
planteados en este artículo. Solo queda recordar algo muy importante:
La guerra que nos hicieron ya la perdimos.
Toca hacer una nueva, no repetir la que ellos ganaron.
"Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la
voluntad" Romain Rolland.
Nota: ¿Vieron que no me detuve en la eventualidad de Juan
Guaidó como “presidente legítimo”? Lo hice porque quise concentrarme en lo
importante, no en la escenificación teatral.
[1]: Al respecto consultar mi
artículo de 2015 “Las Visitas del Delirio”
[2]: Al respecto consultar mi artículo de 2017 “La Resistencia Suicida”
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