martes, 6 de agosto de 2019

La farsa se repite como historia: el bloqueo (La Farsa, episodio 6)



Este capítulo de la farsa realmente lo empecé a escribir hace 6 meses, cuando publiqué un artículo que se llama: “¡Cuidado con una repetición del bloqueo!”. 

Ayer, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que “bloquea todas las propiedades e intereses del Gobierno de Venezuela que están dentro de la jurisdicción de los Estados Unidos […] autoriza al Secretario de Hacienda, en consulta con el Secretario de Estado, a imponer sanciones a las personas que brindan apoyo a Nicolás Maduro y su régimen ilegítimo. Además, esta acción restringirá la entrada a los Estados Unidos de personas sancionadas. Esta Orden Ejecutiva está dirigida directamente a quienes menoscaban a la Asamblea Nacional de Venezuela elegida democráticamente o al Presidente Interino Juan Guaidó”. [1]

La amplitud de la orden ejecutiva, unida a declaraciones “explícitas” del presidente Trump a la prensa donde reafirma la intención de extender sus efectos, permiten afirmar con pocas dudas, que nos encontramos ante un “bloqueo” en términos no muy disímiles del aplicado por los EE.UU. a Cuba desde 1960. 

Objetivo de este artículo no será exponer semejanzas, diferencias o paralelismos, el hecho es que el bloqueo ha comenzado, en términos concretos, y podría extenderse. Ahora en cuanto a sus efectos políticos, nadie puede dudar que la retórica asociada a esta acción ascenderá hasta dominar “el discurso y el relato”, aunque no necesariamente el curso de los acontecimientos, en otras palabras, la verdadera “hoja de ruta” trazada desde el comienzo de esta farsa, el 23 de enero pasado. [2]

En el artículo citado al principio, hacía la advertencia de que el bloqueo lograría la igualación de la épica castrista con la chavista, y que al régimen chavista le estarían sirviendo en bandeja dos platillos suculentos: una medida en la cual los cubanos son maestros consumados, y la justificación perfecta para pedir ayuda humanitaria a los “países hermanos y amigos”.

El “chavismo universal”, castrista, castrense, “democrático” e intercontinental, se debe estar frotando las manos.

¿El bloqueo afectará a las negociaciones? ¿a las elecciones? Afectará sin duda al sector de oposición instalado en Washington, a la oposición “bonista”, a sectores de la “boliburguesía” fácilmente desechables, y si no creen que son desechables, pregúntenle a Rafael Ramírez, el otrora “omnipotente” jefe de PDVSA.

Esta acción aísla definitivamente a los EE.UU. del contexto dialogante internacional, de hecho, ya se había “constituido en parte” al liderar el reconocimiento “mundial” a Guaidó y sostener toda la operación, de hecho la “liberación de Venezuela” se ha terminado de convertir en una confrontación directa “USA vs Venezuela”, ahora bien, ¿Europa acompañará a los EE.UU. en esta escalada?

El bloqueo “purifica” y favorece al chavismo "universal", y esto ocurre con cero efecto sorpresa. Se trata de algo que no era nada difícil de prever, por lo tanto, un enemigo especializado en este tipo de crisis como lo es el castrismo, ya lo tenía ampliamente “encajado” en sus planes, en su “hoja de ruta”.

El bloqueo no afectará a las elecciones, ni a la campaña electoral permanente, mucho menos a "líderes" que son candidatos eternos, salvo los que se encuentren del “lado equivocado de la dignidad latinoamericana”. La micropolítica electoralista de esta supuesta oposición está determinada por correlaciones de fuerza históricas, no alterables por “medidas” dictadas por Washington. En este contexto, un candidato presidencial de permanente discurso “anti-injerencista” como Henri Falcón, podría salir favorecido ¿Cuántos más se montarán en ese carro?

Lamentablemente el bloqueo de llegar a darse en toda su magnitud podría aumentar las penurias en la población, y ambas partes de esta confrontación así lo desean. Es la parte siniestra de todo esto. Esta “dialéctica” debe tener una base “catastrófica”.

Por cierto, con lo del bloqueo estoy pensando en contrabandistas y traficantes colombianos, el concepto de “porosidad” de la frontera se quedaría corto.

Las FARC celebrarían, el ELN también, a Iván Duque lo meterían en un lío de órdago ¿se imaginan los niveles de descontrol catastrófico en los cuales podría caer Colombia, en su papel de “garante terrestre” del bloqueo? Bloquear un país con fronteras terrestres extensas, no es lo mismo que hacerlo con una isla.

"O dialogamos o nos matamos. Esa es la alternativa y hay que decirlo con todas sus letras”, esto afirmaba el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba, en 2016.

El mismo personaje reapareció milagrosamente en estos días, al frente de un movimiento que se llama “Tamos Unidos”, el cual declara que “El régimen de Maduro es claramente inviable hasta para los chavistas, y es urgente un cambio que le permita a Venezuela progresar. Pero, el precio de ese cambio no puede ser destruir lo que queda de Venezuela”.

"O dialogamos o nos matamos", Chúo Parte I.

"O dialogamos o nos morimos (de hambre)", Chúo Parte II (Tamos Unidos).

¿No les llama la atención este "timing"?

Al luchar contra una tiranía, el peor error que podemos cometer es ser predecibles.



[2] Invito a repasarla desde el episodio 1: “ 23 de enero, la historia se repite como farsa”: http://federicoboccanera.blogspot.com/2019/01/23-de-enero-la-historia-se-repite-como.html

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