miércoles, 18 de noviembre de 2020

La historia y sus ciclos, ante “el final de los tiempos”

Bueno, hoy les voy a explicar algo que he estado insinuando desde hace tiempo, en mis videos y también en algunas entrevistas, y es acerca de una concepción de la historia que es la historia cíclica, en donde se puede percibir que al tiempo, al tiempo de los humanos lo rigen unos ciclos que son tan inevitables como los ciclos naturales, de hecho, son inevitables porque precisamente son naturales, al estar regidos por la alternancia de las generaciones humanas.

A lo largo de la historia, la humanidad ha desarrollado 3 concepciones con respecto al tiempo: caótica, cíclica y lineal, la concepción caótica era propia del hombre primitivo, aunque a partir del crecimiento de las poblaciones humanas, sobre todo a partir del surgimiento de la agricultura y a partir del neolítico, comenzará a consolidarse la concepción cíclica del tiempo, la cual de paso no apareció repentinamente, y esta concepción cíclica del tiempo es la que dará origen a la concepción cíclica de la historia, típica de las civilizaciones antiguas y las culturas tradicionales, y esta a su vez comenzará a ser desplazada por la concepción lineal, en la medida de que eso que llamamos “la modernidad”, comenzó a irrumpir en la historia a partir del renacimiento, en un proceso también gradual, que luego pasó por el iluminismo, la revolución industrial, y todo el siglo XX hasta llegar a nuestros días.

La concepción caótica es la de los pueblos primitivos, y obedece a hechos, a eventos naturales, sobre todo climáticos, sobre todo eventos a vasta escala como las glaciaciones, pero de esta concepción no pienso ocuparme, porque deseo concentrarme en las dos concepciones que se encuentran en oposición cosmológica y que están a punto de chocar en un enfrentamiento donde se va a decidir la civilización. De todas maneras en un hilo de tuits cuyo link encontrarán abajo en la descripción, me ocupé un poco de la historia caótica, de la historia “diluviana”, por si acaso les interesa.

La concepción cíclica de la historia se estableció en muchas civilizaciones y culturas de la antigüedad cuando se logró la conexión cósmica de los ciclos naturales, diarios y estacionales, con los ciclos de actividad humana. Cuando el cazador, el agricultor y el padre comenzaron a entender la importancia de ejecutar la acción correcta en el momento correcto, la repetición exitosa de estas acciones terminó por configurar un círculo perpetuo terrenal, que es análogo al círculo perpetuo de lo que ocurre en la naturaleza, y de lo que ocurre en los cielos, y el cual se supone que emula la acción divina de los dioses, en los momentos de la creación.

De esta forma, quedó establecido un tiempo cósmico, que finalmente armoniza cielo y tierra, y esta concepción del tiempo, y luego de la historia, le proporcionó a las sociedades que la practicaban, una dimensión moral y un modelo de comportamiento individual y colectivo que permitía la comparación entre presente y pasado, y por lo tanto, al tratarse de un círculo, con el futuro, esto proporcionó la conciencia, la seguridad, la convicción espiritual, la fortaleza anímica, la identificación con un destino determinado desde el origen divino, que hicieron posibles el desarrollo exitoso de las comunidades humanas, desde la tribu y la aldea hasta culminar en civilizaciones fecundas en permanente expansión.

La concepción lineal en cambio nos habla de una historia única, esta concepción del tiempo, como las demás, no apareció en forma repentina, ya en la antigüedad, ciertos griegos, a veces albergaron “la esperanza prometeica” de que la razón pudiese liberar a la humanidad de ciertos males que parecían perpetuos por determinación de los dioses, también los romanos en algún momento concibieron que su imperio podría llevar a la gloria a todas las naciones del mundo, luego, unos siglos después el auge de los grandes monoteísmos, inculcó la esperanza de que la humanidad podía zafarse de una rueda de la fortuna que parecía implacable, y es así como surge el concepto del tiempo unidireccional, que solo puede ir en una dirección, el cual comienza con una caída en desgracia, y transitando una secuencia intermedia de triunfos, fracasos, nuevas pruebas, nuevos retos, y siempre con la ayuda de revelaciones e intervenciones divinas, al fin logra la redención y el retorno del reino de Dios, y esta concepción lineal cristiana, este “linealismo cristiano” recibiría su mayor impulso, al volverse popular con la aparición de la biblia impresa, de la biblia impresa en idioma popular, proceso de masificación que ocurrió gracias a La Reforma Protestante, de hecho es La Reforma la que realmente terminará de imponer esta concepción lineal, en los pueblos donde logró consolidarse.

Estos son los antecedentes, pero para la concepción lineal, la alineación realmente estelar para imponerse en forma triunfal, comenzó a presentarse en el siglo XVIII cuando el linealismo cristiano se seculariza, se vuelve una fe laica, y esto ocurrió con la ilustración, la cual transforma la concepción lineal, en la creencia inconmovible de que la razón, la ciencia, la técnica, siempre nos van a garantizar un futuro luminoso, de ascenso y progreso indetenible, es el dogma positivista de que el progreso siempre trae cosas buenas, una mejoría, y es así como esta concepción se vuelve dominante sobre todo en occidente, y si hay algún país en donde este credo se asienta con particular fuerza es en los Estados Unidos, porque es en ese país donde ocurre la verdadera fusión entre el linealismo cristiano protestante puritano, con su promesa de redención, y el linealismo ilustrado, con su promesa de progreso siempre positivo, siempre ascendente.

Ahora bien, la adopción total de la concepción cíclica en occidente, mejor dicho, de la concepción lineal convertida en credo, en dogma, apuntalada en forma binaria, no analógica, por la fe de un lado y por la razón del otro, juntas pero no revueltas, esto trajo sus consecuencias, tuvo sus efectos,

El primer efecto es que cuando reinaba el tiempo cíclico, las personas valoraban ciertas virtudes como la paciencia, la templanza, la sobriedad, el decoro, valoraban el ritual, tenían una visión integral, cósmica de las partes con el todo, y sobre todo tenían una relación no antagónica con el tiempo, en cambio hoy en día, valoramos la prisa, la intemperancia, la agresividad, la exhibición, la impudicia, despreciamos toda ritualidad, hay desintegración por donde se mire y hemos desarrollado una relación altamente angustiosa, agobiante con el tiempo.

El Segundo efecto, es que la concepción lineal siempre ascendente, siempre progresista le proporcionó a la humanidad una convicción inquebrantable acerca de la superación personal y colectiva, que nos hace creer que podemos alcanzar todos nuestros objetivos, solo si somos auténticamente creativos, originales, innovadores. Si ocurre un fracaso, se debe cambiar de estrategia o de táctica, se debe intentar algo “nuevo”, nos hemos vuelto adictos a lo “nuevo”, solo lo nuevo puede servir ¿qué sentido tiene por ejemplo, leer algo que fue escrito hace 2.400 años? por ejemplo, algo de Platón o Aristóteles? creemos que solo libros actuales donde los triunfadores del presente nos prescriben sus píldoras o sus tips para el éxito, nos pueden servir, perdimos el sentido de las enseñanzas eternas, contenidas en la acumulación histórica, creemos que la internet lo cambió todo, y esto nos va a llevar a un mundo nuevo, mejor, insuperable.

Efecto 3:

El tercer efecto de la concepción lineal es la soledad existencial, necesitamos acción, movimiento, ruido, distracción para evitar que la soledad nos atrape, y nos lleve a ese vacío interior donde nos asfixiamos, al respecto, les voy a leer un extracto del libro “El Cuarto Giro” de William Strauss y Neil Howe:

Sin embargo, la gran falla del tiempo lineal es que elimina la recurrencia del tiempo y, por lo tanto, separa a las personas de lo eterno, ya sea en la naturaleza, en los demás o en nosotros mismos. Cuando consideramos que nuestro destino social es enteramente autodirigido y nuestra vida personal algo solo hecho por nosotros mismos, perdemos cualquier sentido de participación en un mito colectivo más grande que nosotros mismos.

No podemos unirnos ritualmente con aquellos que vienen antes o después de nosotros. Al situarnos en algún momento intermedio a millones de años de distancia tanto del comienzo como del final de la historia, el tiempo lineal nos deja solos, inquietos, temerosos de quedarnos quietos, para no descubrir algo horrible sobre nosotros mismos.

Efecto 4:

El rechazo académico, intelectual, cultural hacia la historia cíclica, ha traído como consecuencia que los pronósticos de mayor consenso, de mayor consenso académico, sobre el rumbo que iba a tomar el progreso, todos han sido un fracaso, esto es algo sobre lo cual volveré más adelante, lo que pasa es que los promotores y creyentes de la historia lineal, carente de ciclos, creen que el futuro no es otra cosa que una extrapolación del pasado reciente, la cual a menudo tiene como corolario el anuncio de la inminente llegada del “último acto de la historia”.

Con la caída del bloque soviético se nos habló del “fin de la historia”, se nos habló después del fin de las naciones, del mundo sin fronteras, y ahora con el caos reinante desde la caída del bloque financiero en 2008, amplificada por una pandemia transformada en el gran miedo, con ese gran miedo nos quieren llevar al “gran reset”, otro fin de la historia, es que no escarmientan…

Y este fracaso predictivo nos lleva directamente al quinto efecto, que trae consecuencias importantes, y es que este fracaso de la concepción lineal-ascendente de la modernidad como una inspiración progresista que debía ser in sécula seculorum, por los siglos de los siglos, nos ha llevado directamente al vacío de la posmodernidad, al triunfo relativista del “todo vale, porque nada vale”, donde no deben existir verdades ni principios absolutos, eternos, siempre válidos, y eso nos lleva inevitablemente a la pérdida de valores, más bien de todos los sistemas de valores, en donde pagan justos por pecadores, y por lo tanto la decepción no es solo contra las promesas luminosas de la ilustración y sus progresismos, sino que carga, arremete también, contra toda tradición, y es así como quedó abonado el terreno para la devastación social, cultural, y finalmente de la civilización.

Sexto efecto, y se trata del efecto más importante a mi modo de ver, el ciclo histórico con sus cuatro giros, algo que ya les voy a explicar, pues bien el ciclo histórico con sus cuatro giros y  al igual que el ciclo natural de las cuatro estaciones, contemplan siempre una etapa de descomposición y una de destrucción, en la naturaleza está el otoño y el invierno, en la humanidad se presenta una etapa de disolución y decadencia, seguida por una de caos y crisis, y estas etapas, siempre y cuando no haya debilidad, son las que energizan un ciclo de renacimiento y renovación que siempre vencerá a la degeneración y la muerte.

Eso sí, siempre y cuando la lucha que esto implica no sea evadida y se entienda además de que se trata de una lucha permanente y eterna, solo así la naturaleza se mantiene fuerte y florece después de cada incendio, de cada inundación, de cada catástrofe, y lo mismo debería ocurrir con la humanidad, porque el mal consiste no en el incendio que devora al bosque, sino en impedir que la fuerza vital regenere al bosque, cuando se impide que nuestras mentes y nuestros músculos se ejerciten y se fortalezcan, estamos impidiendo la fuerza vital, las facultades básicas para nuestra supervivencia, y en eso consiste el mal, que no está en la fuerza destructiva, el mal está en todo lo que nos debilita, en todo lo que nos fragiliza.

Ahora bien vamos a adentrarnos en el tema de la historia cíclica, debo aclarar que en este video no me voy a referir a ninguna concepción cíclica tradicional, o ancestral, del tiempo o la historia, sino a la versión propuesta en los últimos años por William Strauss y Neil Howe en su obra “The Fourth Turning”, “El Cuarto Giro”, de 1997, la cual dio origen a lo que se conoce como “Teoría Generacional de Strauss–Howe”, la cual subdivide al tiempo, en ciclos históricos que pueden durar de 80 a 100 años, algo que antiguamente se conocía como saecula,  y cada uno de estos ciclos históricos a su vez consta de cuatro giros, que duran entre 20 y 25 años, y dentro de cada uno de los 4 giros que componen un ciclo, hay una fase de clímax, que puede presentarse en cualquier momento, no necesariamente en el medio o al final del giro.

De todos modos, en la concepción tradicional, ancestral, hay una escala de tiempo mayor, mucho mayor, que sería algo así como un “gran ciclo”, o “ciclo largo”, que puede ser milenario, multi-milenario, o sea abarcar varios saecula, del cual no me voy a encargar hoy, porque deseo centrarme en la capacidad predictiva, en la potente capacidad predictiva que proporciona el análisis generacional de los giros de 20-25 años, y de como estos, después de presentarse siguiendo una secuencia de 4 giros, completan un ciclo histórico de 80-100 años.

Ahora bien, esta subdivisión tiene una base natural, las generaciones humanas, que es natural porque siempre y en cada momento tenemos 4 generaciones viviendo juntas, es natural también porque las etapas de la vida generalmente son cuatro, y es natural que a lo largo de estas etapas nuestro modo de pensar cambie, así como también es natural que las generaciones experimenten una rotación en los puestos y roles que asumen dentro de la sociedad.

Bien, voy a hacer una descripción breve de estos giros de 20-25 años, que equivalen a los ritmos estacionales de crecimiento (primavera), maduración (verano), descomposición (otoño) y destrucción (el invierno).

•      El Primer Giro es una “Cumbre”, un “Apogeo”, una época de claridad, convicción y fe, es un período optimista y de crecimiento, de fortalecimiento de las instituciones y debilitamiento del individualismo, es primavera, y un nuevo orden regenera los valores, y suplanta los de un orden anterior que fue totalmente derrotado.

En el ciclo histórico actual, que supuestamente debería abarcar desde el final de la segunda guerra mundial hasta más o menos el año 2030, este primer giro coincidió en el ámbito de los EE.UU. con las presidencias de Truman, Eisenhower y Kennedy hasta 1963-1964.

•      El Segundo Giro es un “Despertar”, es una primavera llena de flores, una era apasionante de revuelta espiritual, de revolución interior y de revolución cultural, donde el orden en la sociedad, comienza a ser cuestionado y atacado por un nuevo conjunto de valores, más bien, por una nueva visión de la sociedad, y esta revuelta tiene como protagonistas a los jóvenes.

Este Giro fue el de “La Revolución de la Conciencia”, el de la contracultura, el de los pacifistas, los hippies, la revolución sexual, la sicodelia, las revueltas sociales y raciales, el rock en su apogeo, es el giro del año 68. Este giro como en general todos los giros, tomó de sorpresa a la sociedad, en 1963 y sobre todo a raíz del asesinato de Kennedy nadie se hubiese imaginado lo que estaba por desatarse, es un giro que se extiende más o menos desde 1963-1964 hasta 1984, y tiene su momento de clímax, al principio, hay que recordar que fue también el giro del “Nixon Shock” de 1971 con el abandono del patrón oro, del giro de la revuelta del tercer mundo cuya máxima expresión fue el embargo petrolero, el shock petrolero de 1973, es un giro donde ocurren los magnicidios de los Kennedy y Martin Luther King, la primavera de Praga, el impeachment de Nixon, y donde comienza la operación globalista de acercamiento a China, concebida por Kissinger, y al final del ciclo, comienza el vuelco que marcará el próximo giro con la llegada de Juan Pablo II, Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

•      El Tercer Giro es de “descomposición”, de disolución, de entropía, entramos al otoño, es una era desconsolada, de desconfianza creciente, donde más que duda, duda genuina, hay desconfianza, hay pérdida de fe, sobre todo de fe a nivel colectivo, la sociedad comienza a fragmentarse, pero esos fragmentos carecer de gravitación, no agregan, se trata de fragmentación por descomposición, es una época de fortalecimiento del individualismo, del egoísmo y debilitamiento de las instituciones, donde el orden cívico decae, en los EE.UU. y en medio del glamour ochentoso de los primeros años de Reagan, nadie predijo que esa nación estaba entrando en una era de deriva nacional y decadencia institucional, donde comienzan a desatarse verdaderas “guerras culturales”, en la medida que esa fragmentación comienza a ser polarizada por la política.

Es justamente durante este tercer giro de descomposición y fragmentación, donde ocurre el fenómeno del desmoronamiento del bloque soviético y la caída del muro de Berlín, y donde se pretende imponer ese “fin de la historia” que no es otra cosa que el primer intento globalista por detener los ciclos naturales de la humanidad, de hecho, se le hace creer a la humanidad que el destino correcto, políticamente correcto, es el de un nuevo orden para las naciones como el de la Unión Europea, el mundo sin fronteras.

Un intento, de la concepción lineal de la historia de recomposición en la descomposición destinado al fracaso, tanto es así que el comunismo a partir de ese momento, lejos de haber muerto es que comienza a vivir su época de gloria y apogeo global con China, recuerden que este giro se extiende desde 1984 hasta el 2008, donde el acontecimiento histórico más importante después de la disolución soviética, es el ascenso de China, de la China del comunismo versátil, donde hay un país pero dos sistemas, y a nadie se le pasa por la cabeza que esos “dos sistemas”, es un aprovechamiento estratégico de la descomposición típica de un tercer giro.

¿Y quienes están mejor preparados para aprovecharse de cualquier cosa parecida a descomposición? ¡los comunistas! especialmente los comunistas chinos con su conocimiento milenario de la historia y sus ciclos, y esa paciencia y ese timing nunca apresurado que aplican a todos sus planes se debe a eso ¿por qué se recalca siempre que los planes chinos siempre son a plazos largos? A 20, 30, 50 años? porque los chinos no han abandonado su sabiduría ancestral, y conocen la historia cíclica.

¿Por qué Xi Jinping anda embarcado en esta especie de locura sin justificación, de abandonar el modo chino de conquista del mundo en forma pacífica, porque terminó por adoptar esta actitud armamentista, beligerante, belicista, agresiva hacia sus vecinos? ¿No será que al saber que estamos entrando en la fase crítica, conflictiva y terminal de un ciclo histórico, los conflictos a cierta escala son inevitables? ¿Sabiduría China ancestral? ¿conocimiento profundo de la historia cíclica?

•      Bien, vamos al giro que nos toca, el cuarto giro, el cuarto giro es una “Crisis”, una época decisiva de agitación y conflicto, donde el caos es creciente, indetenible, donde la descomposición y sus derivados se polariza, se radicaliza y se congela en posiciones irreductibles porque ha llegado el invierno, “donde lo viejo no termina de morir ni lo nuevo termina de nacer, y en el medio comienzan a surgir los fenómenos más morbosos”, comienzan a surgir monstruos, comienza a manifestarse el mundo al revés, que es el mundo demoníaco, porque el choque es cósmico, de luz contra oscuridad, del bien contra el mal, de lo natural contra lo artificial, de lo derecho contra lo invertido.

La última vez que la humanidad entró en un cuarto giro fue en 1929, que fue el giro del crack financiero mundial, de la gran depresión, del auge de los fascismos, del auge de las teorías raciales, y desde luego fue el giro donde ocurrió la segunda guerra mundial.

Y casi nadie en 1938, se imaginaba lo que estaba por ocurrir, a casi nadie se le pasaba por la cabeza que al año siguiente se entraría en la guerra más destructiva de la historia, en una guerra que terminará siendo nuclear, casi nadie salvo personajes como Winston Churchill que conocía la historia cíclica, y líderes totalitarios, como Mussolini, Hitler y Stalin que ansiaban cambiar no solo a la sociedad sino al hombre, para terminar de matar a Dios y así poder acabar con la historia cíclica, la historia indetenible.

Bien, estos giros ya sabemos que ocurren porque las generaciones se van rotando y al mismo tiempo cada una de ellas no estática en sí misma, pues cada generación a su vez va cambiando con el tiempo, cambian sus visiones.

Y este proceso natural, es otro de los tantos procesos naturales que la modernidad ha pretendido alterar, y este intento no ha cesado, más bien se ha intensificado, porque el proceso de degeneración cultural aplicado por los totalitarismos culturales actualmente en auge gracias al globalismo, intentan prolongar lo más posible la niñez, la adolescencia, la inmadurez, hasta casi eliminar el período de madurez como tal, para pasar de una vez a una vejez que debe ser desechada, una vejez desechable, un estorbo improductivo, carente de competitividad y eficiencia al cual se le quiere eliminar con pensiones insuficientes, pandemias, geriátricos, ancianatos y suicido asistido.

¿Y esto por qué, y cuál es la clave aquí? que al alterar el desarrollo natural de la vida, al alterar niñez, juventud, madurez y vejez, se alteran las generaciones naturales, que son la base natural de la historia cíclica ¿y cuál es el crimen de la historia cíclica? Pues que es indetenible, al ser natural es indetenible, aunque afortunadamente y por los momentos, los enemigos de lo natural, los enemigos de la creación, aun no lo han logrado, aunque disponen desde ya de todas las herramientas tecnológicas de ingeniería social e individual, y de la inteligencia artificial indispensable para lograrlo, solo hace falta un poco más de Ventana de Overton y de aniquilación familiar, educativa y cultural para lograrlo.

Por cierto, sobre todo no lo han logrado con la generación “Millenial”, la de los nacidos entre 1982 y 2004, la cual dará sorpresas, no por nada Strauss y Howe la clasifican como “generación heroica” ¿y cuál fue la generación heroica del ciclo histórico anterior? Fue la “Generación G.I.”, la de los nacidos entre 1901 y 1924, la generación que combatió en la segunda guerra mundial.

Es por eso que el globalismo ha insistido tanto en desprestigiar a la generación Millenial, porque saben que deben anularla, que la deben descorazonar, la deben aniquilar mentalmente.

Ahora bien, volvamos a la esencia de lo generacional, como la energía básica que le da su impulso natural a la historia cíclica, que pasa aquí, pasa, que a medida que pasa el tiempo la distribución de estas generaciones conforme a los roles que les toca desempeñar en la sociedad, cambia, y esto lleva a diferentes combinaciones que son las que configuran los giros de 20-25 años, y siempre hay cuatro generaciones conviviendo al mismo tiempo en cada sociedad, y estas generaciones son la generación profeta (que es idealista), la generación nómada (que es reactiva), la generación heroica (que es cívica) y la generación artística (que es flexible).  

El estudio de estas generaciones es lo que lleva a la detección por parte de Strauss y Howe de estos giros que duran entre 20 y 25 años, que es lo que corresponde a cada generación humana y también a cada fase de la vida humana, lo cual a su vez los lleva a la revelación, una revelación que también es antigua, ancestral, de que estos cambios en la configuración generacional, cumplen un ciclo que se completa y vuelve a empezar cada 80-100 años, ciclo que antiguamente se llamaba saeculum, en plural saecula, y que este servidor denomina “ciclos históricos”, y que no se debe confundir con eso que conocemos como siglo o centuria, porque estos son períodos de tiempo preciso, que siempre son de 100 años exactos.

Muy bien, esta concepción ha sido estudiada por diversos historiadores desde hace un buen tiempo, y se podría hablar de que ha ocurrido un redescubrimiento de esta concepción, porque desde hace más o menos unos 20 años, ha vuelto a tomar cierto auge.

Y ahora les voy a exponer en forma bastante resumida quienes son los historiadores que se han dedicado a desentrañar los ciclos de la historia, muchos de ellos son muy importantes, tomen en cuenta que esta concepción ha sido atacada por la academia, que en un 99% es defensora de la concepción lineal de la historia.

Cada uno de estos estudiosos logró detectar ciclos históricos, con mayor o menor precisión, sobre todo estudiando las guerras, las guerras a cualquier escala que se han sucedido, especialmente en los últimos 5 siglos.

Está por ejemplo Quincy Wright, politólogo estadounidense, con su “Estudio Sobre La Guerra” de 1942.

Esta Arnold Toynbee, importantísimo historiador inglés, con su obra legendaria “Estudio de la Historia”, obra de doce volúmenes que se llevó 27 años para ser publicada en su totalidad, por cierto, este autor por estar adscrito a la corriente del historicismo, ha sido muy criticado, recuerden que el historicismo es uno de los blancos preferidos de la artillería intelectual globalista…

Solo para ponerles un ejemplo, Karl Popper que es el autor que inspira a George Soros con su concepto de “sociedad abierta”, fue un gran crítico del historicismo, es más, escribió un libro que se titula “Miseria del Historicismo”.

Seguimos, está Richard Rosecrance, otro politólogo estadounidense, con su obra de 1973 “Relaciones internacionales: ¿Paz o Guerra?”

Está Lancelot Farrar Jr., historiador estadounidense, notable estudioso de la guerra y las relaciones internacionales de poder.

Tenemos a Immanuel Wallerstein, sociólogo, historiador y economista, uno de los principales analistas del “Sistema-Mundo”, con su obra: “Análisis de los Sistemas Mundiales: Teoría y Metodología”, un libro de 1982 cuyo coautor es Terence Hopkins, otro importante sociólogo.

Y tenemos también a George Modelski, politólogo polaco, el cual desarrolló una teoría de los ciclos políticos mundiales, donde asume que los ciclos políticos globales de su modelo, son un fenómeno de la modernidad, y aparecieron por primera vez hacia finales del siglo XV. Desde entonces, el sistema internacional ha pasado por un ciclo repetitivo de más o menos 120 años de duración.

Y los más actualizados son William Strauss y Neil Howe con su obra “The Fourth Turning”, “El Cuarto Giro”, de 1997, la cual dio origen a la Teoría Generacional de Strauss–Howe, de gran influencia sobre Steve Bannon, uno de los principales ideólogos y estrategas de Donald Trump, y en este video, la mayoría de los conceptos que estoy expresando derivan de esta teoría generacional.

Desde luego, y faltaría más, esta concepción ha sido criticada y atacada por la intelectualidad globalizada, los “historiaplanistas” y de una vez les digo el porqué, porque contiene la clave para entender muchos acontecimientos que se están desarrollando en este momento, de hecho, sin esta clave es como andar sin mapa y sin brújula, además, esta clave de interpretación cíclica de la historia, nos muestra, nos desnuda, como todos los pronósticos que se han hecho sobre la evolución de las sociedades de acuerdo a la concepción lineal ascendente, han fracasado estruendosamente, aunque es posible que esa fuese la intención, y aquí les voy a recordar algo, las elites desean despistar, desean que nos perdamos, no desean que sepamos que hay una verdad, que existe la verdad, una verdad absoluta y eterna, y en su operación de dominación cultural, no les importa en lo más mínimo contradecirse entre ellos, eso forma parte de la nueva torre de babel moderna de anulación del conocimiento por saturación informativa, cuyo único objetivo es sembrar confusión incertidumbre, y soledad.

Señores el objetivo cultural del globalismo, no es tanto engañar, el objetivo es el cese del pensamiento, hasta el punto de que "ellos" puedan decir y desdecirse, afirmar todo y lo contrario de todo, hasta que todo esto no provoque la menor reacción.

Bien, antes de finalizar, quisiera recordarles porque eso ya lo dije en el video anterior con Aura Palermo, cuáles son las características que distinguen a la fase conflictiva, terminal, de clímax de un cuarto giro, de un giro de crisis, fase en la cual estamos a punto de entrar.

Son 3:

1. El caos en esta etapa, es natural, indetenible y no puede ser controlado por ningún poder humano, ni siquiera por esos maestros globalistas del caos, que pretenden imponernos su caos pandémico y post pandémico, para llevarnos a otro fin de la historia con el gran reset.

2. La crisis en esta etapa es real, no va a ser la crisis artificial creada por el superpoder financiero, el Foro de Davos, la agenda del comunismo versátil o la agenda globalista, y por lo tanto esta crisis real va a llevarnos a conflictos reales, en todas las escalas, social, nacional e internacional, olvídense de soluciones pacíficas, institucionales, de elecciones, y grandes cumbres de la ONU, en algún momento se formarán los verdaderos bloques cosmológicos, y habrá sorpresas, sobre todo para los que aún no hayan comprendido quienes son las naciones verdaderamente defensoras de la civilización, y totalmente opuestas al globalismo.

3. Estos conflictos van a ser cósmicos, cosmológicos, no se va a tratar de conflictos meramente sociales, económicos, políticos, geopolíticos, no, el conflicto va a ser entre la civilización y la barbarie tecnológica materialista, va a ser un conflicto cultural, espiritual, religioso, es un choque entre visiones cósmicas, de las sociedades, del mundo, que va más allá de lo ideológico, en donde los liderazgos van a ser más que políticos y los guerreros van a ser más que soldados. Va a ser un conflicto como el de la segunda guerra mundial, pero esta vez sin aliados de conveniencia, sin alianzas contranatura como la que tuvimos que hacer con la Unión Soviética.

Y esto posiblemente se debe a que va a ser un cierre que va más allá del cierre de un ciclo histórico de 80-100 años, sino que se va a tratar del cierre de un gran ciclo, quizás milenario, o que se desarrolló en muchos siglos, desde luego, no es mi intención tratar sobre esto en este momento, ni creo que sea posible adelantar algún análisis en caliente, eso solo se podrá hacer con el tiempo, es posible que solo las generaciones futuras, a la debida distancia, puedan hacerlo…

Finalmente y para concluir ¿qué podemos hacer?

“Cuanto más hacia atrás seas capaz de mirar, más lejos podrás mirar hacia adelante” dijo una vez Winston Churchill.

Así que el primer desafío es cambiar nuestra perspectiva interior con respecto al pasado y el presente, y mirar hacia el futuro no en línea recta, sino con todas sus curvas, sus bajadas y subidas ¡que diferente suena esta visión de la visión progresista-liberal del nunca mires atrás! porque en la visión lineal lo pasado ya pasó, y nada podemos hacer… y tampoco es cierto eso que afirman ciertos historiadores progresistas, posmodernos, de que la historia no se repite, ni sirve para evitar errores, ni tampoco sirve para predecir nada…

Y al hacerlo se darán cuenta de que no hay soledad, no puede haber lugar para esa soledad creada por poderes, que vanidosamente aspiran a retar a Dios, recuerden que no estamos solos, no somos pocos, no somos mochos…

Ellos están perdidos, solo falta que nosotros nos enteremos de eso, y actuemos en consecuencia.

Bueno amigos y seguidores, es todo por hoy, cuídense y hagamos que la vida sea grande de nuevo ¡Make Life Great Again! reconectándonos con lo eterno, con lo natural, con el cosmos, con Dios…

@FBoccanera

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