lunes, 14 de diciembre de 2020

Complejos industriales en los Estados Privados de América

A Joaquín Ortega

(Comentario a su artículo “El complejo político industrial, un nuevo entramado sistémico que se gesta en EEUU”)

Estimado Joaquín, lo que pasa es que todo se vuelto guerra, eso que insisto en llamar “guerra irrestricta”, es la guerra como la concibe el totalitarismo cultural (fase superior del marxismo cultural, de la hegemonía cultural, y de cualquier otro “cultural”).

Ya me meteré con ese tema, el totalitarismo cultural es el triunfo resplandeciente del progreso sobre la humanidad, pero antes debo despachar la cuestión de la izquierda asocial y del neoliberalismo progresista, el conjunto que constituye la intelectualidad orgánica y la clase dirigente única del globalismo.

Volviendo al tema, todas las formas de guerra es lo que estamos viviendo, estamos sumergidos en una guerra contra “lo que somos”, y esta matrix en instalación acelerada, necesitada ahora de un “reset” para completar el proceso, debe ridiculizar cualquier trinchera de combate que hayamos escogido nosotros, los humanos.

(Porque de eso se trata, de ridiculizarnos en forma constante, no somos “deplorables”, somos “ridículos”) 

El totalitarismo iluminado, como cualquier totalitarismo, no es otra cosa que estado de guerra permanente, por lo tanto, cualquier “complejo”, incluyendo el “político industrial” es bélico, en este sentido el complejo industrial-militar se podría ver como una etapa de transición, que comenzó cuando se pasó del país del welfare embrionario al warfare state, que ocurrió justamente en oposición al intento de welfare de los años de FDR.

FDR es combatido tal cual como si se tratase de fascismo americano, (“FDR admiraba a Mussolini” afirman los “libertarios”), por lo tanto, el globalismo no es de segunda posguerra sino de primera posguerra (“¿desea pleno empleo para el pueblo, Señor Roosevelt? Pues lo lograremos fabricando armas”).

Pero el objetivo último de los “complejos americanos” es la privatización del Estado, solo posible mediante su transformación en una empresa que responde a intereses particulares y no a la “voluntad popular”, si hay algún país en donde este paso puede ser corto, son los Estados Unidos, de hecho, se ha logrado en gran parte con eso que llaman el “Deep State”, que transforma la democracia en una tiranía de emperador invisible.

Aquí lo que cabría discutir es: ¿Qué es “lo industrial” en los Estados Unidos? en el país donde el gasto público es el generador de “innovación”, pues sin gasto en defensa no hay industria militar, sin industria militar no hay industria informática (no hay “big tech”), y a partir del 2008 nos encontramos con un país que auxilia generosamente, mejor dicho, en forma ilimitada, a los “too big to fail”, privando a las clases medias y trabajadoras de otra porción del “American Way Of Life”: my home.

Esto ya no es capitalismo para los amigos, esto es socialismo para los ricos. Los magnates de las grandes tecnológicas no se hicieron a sí mismos (no son los self made man del American Dream), lo cierto, es que no existirían sin una masiva transferencia de riqueza del pueblo (contribuyentes) hacía un Estado privado (corporación de corporaciones que hasta se podría decir que funciona como un banco, lo cual no sería ni tan malo, si cumpliese una función social).

Por lo tanto ¿no será más bien que lo que tenemos es un “complejo plutócrata industrial”?

Lenin dijo que “los capitalistas nos venderán la soga con la cual los ahorcaremos”, pues bien, en los Estados Privados de América, el pueblo le pasa dinero a las big tech que lo volverán un esclavo.

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