martes, 12 de mayo de 2020

Russiagate, Obamagate, “DeepStateGate”: la conspiración del orden único globalista


Amigos visitantes y seguidores de este apartado rincón del espacio-tiempo cibernético, donde el objetivo principal no es informar, sino poner a pensar para evitar la atrofia de facultades mentales básicas para la supervivencia.

En estos días estamos presenciando la eclosión definitiva del caso “Russiagate” en los Estados Unidos, un caso que podría ser explosivo, pues se trata nada más y nada menos, del caso que podría dejar al descubierto una conspiración de Estado contra Donald Trump, para sabotear su presidencia y eventualmente desalojarlo del poder, se trata desde luego de una conspiración de Deep State.

Pero antes de empezar, me voy con un pequeño paréntesis, sobre todo para los que no siguen mis videos desde el principio: cuando me refiero a las agendas globalistas de dominación me refiero a la agenda globalista propiamente dicha, cuyo eje esta en ciertos sistemas de poder de los Estados Unidos y Europa, y a la agenda del “Comunismo Versátil”, cuyo eje fundamental es China, y que actúa sobre todo en los países del sur del mundo, y estas dos agendas son aliadas, se complementan, el que quiera entender esto debería seguirme desde el principio, y andar pendiente de futuros videos, y todo esto lo encontrarán en una playlist que se llama “Poder y Superpoder: las Agendas Globales”, cuyo enlace lo encontrarán en el texto descriptivo que acompaña a este video.

 Ahora sí, vayamos al grano: la llegada de Donald Trump al poder en 2016 es un evento catastrófico continuo para el Deep State de los Estados Unidos, por varias razones.

Lo primero: Donald Trump no es político, no es un político de carrera, nunca ha sido funcionario, nunca ha sido empleado de nadie, por lo tanto no cumple con los requisitos indispensables para que alguien pueda ser promovido por el Deep State: no  le debe nada al sistema, o por lo menos no le debe todo lo que es, a nadie, posee fortuna propia, y lo más importante, lo crucial: no es extorsionable, no es chantajeable, por lo tanto y por todas estas razones, es incontrolable, y nunca será un sumiso.

Donald Trump además desea acabar con el intervencionismo militar de los Estados Unidos en el mundo, no es un aislacionista pero tampoco quiere ser policía del mundo, y quiere acabar con el gasto desmesurado que todo esto implica, gasto público en operaciones militares que alimenta directamente al complejo industrial militar, que es uno de los poderes fácticos más importantes en los EE.UU., aquí es importante apuntar que el gasto en equipamiento de las fuerzas armadas y en desarrollo de nuevos armamentos no ha sido recortado por Donald Trump, lo que ha hecho, es frenar en la medida de lo posible las intervenciones militares, y digo frenar porque contrario a lo que muchos piensan, ningún presidente de los Estados Unidos dispone de un poder decisorio absoluto en estas cuestiones, eso ya lo vimos con sus vaivenes en Siria, y como le han saboteado desde adentro su iniciativa de negociar con los talibanes de Afganistán ¿recuerdan a John Bolton?

Lo que pasa es que la cuestión Siria, así como la de Afganistán son una herencia de administraciones anteriores, sobre las cuales puede influir en forma limitada porque estas operaciones con el tiempo han desarrollado una ramificación, y hasta una radicación, lo cual a su vez ha generado problemas de difícil, o lenta resolución.

Eso sí, donde Donald Trump si puede influir, es sobre la activación de nuevas operaciones de policía mundial, es allí donde puede imponer su determinación, y el ejemplo más notorio, es la de la posible intervención militar en Venezuela, esto lo he explicado una y otra vez en una larga serie de artículos que encontrarán en mi blog, en el texto descriptivo que encontrarán debajo de este video, coloqué los enlaces, si desean profundizar en este asunto.

Ahora, volviendo al tema interno de los EE.UU., hay un negocio que Trump ha estado estropeando desde que llegó a la presidencia, y es el negocio de la guerra fría sin fin, negocio del cual no solo depende el complejo industrial militar sino las agendas globalistas de dominación, esta es una historia larga y esta relacionada con Rusia y su papel de polo importante, en un orden mundial que las agendas de dominación no desean tanto que sea multipolar, ni siquiera bipolar, porque a lo que apuntan realmente, es a un gobierno único mundial, y en esto, Rusia nunca va a encajar, esto lo explicaré más adelante, con calma porque tiene su complicación, sobre todo en la relación de Rusia con la agenda del comunismo versátil, que es una herencia directa de la guerra fría, “capítulo tercer mundo”.

Bueno, conectemos de nuevo justamente con el tema de la guerra fría sin fin, que es un jugoso negocio global, un negocio estructural que ya se los explicaré en otro video, y en donde lo importante es que Rusia siga siendo vista, como una amenaza para la paz y la seguridad, y a este juego Donald Trump ha dado muestras, repetidas y convincentes muestras, de que no se va a prestar, Trump durante su campaña de 2016, ya lo anunció, y lo hizo siguiendo su estilo tajante, incluso se expresó de Vladimir Putin con cierta admiración y respeto, eso terminó de encender la alarma roja en las cúpulas y logias de la agenda globalista, desde China hasta los EE.UU., pero sobre todo en los EE.UU., y cabezas visibles de esa cúpula son Barack Obama y Hillary Clinton.

A partir de ese momento, las sospechas que ya tenían los globalistas, se transformaron en certeza, y comenzaron a actuar, a nivel local y global, y una de estas acciones consistió en crear una trama diabólica donde a Donald Trump y a Vladimir Putin se les presenta como aliados secretos, incluso a Trump como un subalterno de Putin, una trama que consiste en querer demostrar como sea que el triunfo de Trump fue una operación rusa de abierta injerencia política y electoral en los EE.UU., es allí donde comienza lo que hoy en día se denomina el caso “Russiagate” y que podría terminar volteado en dirección contraria, convirtiéndose en “Obamagate”.

¿Por qué? porque la situación en estos 4 años se le ha ido volteando a los globalistas estadounidenses, y podría tocar, tocar muy de cerca a Obama, pero en esto están metidos también egregios globalistas de otros países, como el Reino Unido e Italia, incluso Ucrania y hasta Australia, se trata de un asunto muy enmarañado, que difícilmente se puede explicar en forma resumida, aunque es posible que me anime a hacerlo más adelante, y digo más adelante porque esto todavía se encuentra en sus comienzos.

En los próximos meses veremos a Trump pasando a la ofensiva, no será fácil porque se tratará de un enfrentamiento no solo contra el Deep State de los Estados Unidos, sino contra Deep States de otros países, en otras palabras, los círculos de poder que sustentan a la agenda globalista de dominación, y en esta ofensiva podrían quedar al descubierto otras subtramas, relacionadas con elites no solo políticas y económicas, sino mediáticas y hasta culturales de los Estados Unidos, y muy importante, para mi lo más importante, podrían quedar al descubierto realidades realmente siniestras, y una de estas realidades siniestras, es que también los EE.UU. son un país laboratorio, y en algunos casos un país laboratorio cuyos experimentos marcan la pauta, por ejemplo, en el dominio creciente del poder científico, la cienciocracia, tema que precisamente ha adquirido enorme preponderancia a raíz de la pandemia del virus chino, y su eventual continuación en el tiempo, como normalización irreversible de un nuevo modo de vida global.

Señores todo esto que estamos viviendo, y sufriendo, esta transición hacia “el nuevo mundo feliz” y hacia la “Matrix”, habría recibido un empujón definitivo con la llegada al poder de Hillary Clinton, y este acelerón igual podría ocurrir con la llegada al poder de cualquier candidato presidencial del partido demócrata de los Estados Unidos, un partido que ya no es un partido político, sino un partido “políticamente correcto”, o sea un partido intermediario de poderes hegemónicos, perfectamente alineado en sus dos vertientes, la socialista y la globalista, con la implantación de una “tiranía de emperador invisible” en todo el mundo.
 
Bien, es todo por hoy, seguiré desarrollando este tema así que no se me pierdan, muchas gracias por la atención, cuídense, de los que no desean que salgamos del laberinto, y nos veremos pronto, muy pronto, hasta luego.

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